Artículo publicado en Peru21, martes 8 de julio de 2008
Se ha comentado mucho sobre la declaración de Vladimiro Montesinos como testigo en el juicio a Alberto Fujimori, pero considero que no hay claridad sobre qué pasó y cómo entenderlo.
La mayoría de opiniones ha resaltado la complicidad entre ambos; Montesinos habría ido a declarar para ayudar a Fujimori, a cambio de alguna ayuda del fujimorismo en el futuro, asumiendo que este será un actor importante capaz de influir en decisiones judiciales. Sin embargo, hay demasiadas cosas importantes que no cuadran con este diagnóstico. Primero, Montesinos no hizo una declaración completa, por lo que no tuvo valor legal y fue anulada. Algunos dicen que la ayuda fue "mediática" y no judicial: tampoco ha sido así, porque el trato amistoso entre ambos desbarató la estrategia de presentar a Fujimori como el bueno y a Montesinos como el malo. Frente a esto, algunos señalan que Montesinos sí quiso ayudar a Fujimori, solo que fue un plan mal ejecutado y generó efectos no deseados. ¿Será así?
Creo que para entender lo sucedido debemos partir por establecer los intereses de cada quien. Para Fujimori, lo mejor era que Montesinos lo exculpara mediante una declaración judicial válida en los casos de Barrios Altos y La Cantuta y que, al mismo tiempo, él se mantuviera distante del asesor que supuestamente traicionó su confianza. ¿Cuál es el juego de Montesinos? Creo que él no iba a dejar pasar la oportunidad de hablar ante una gran audiencia nacional para limpiarse un poco. Su estrategia consiste en decir, en general, que él era subordinado de Fujimori, que solamente cumplía órdenes; para los casos específicos de La Cantuta y Barrios Altos, la defensa es que ninguno de los dos sabía del asunto. Además quiere presentarse como un profesional de Inteligencia de alto nivel y, de paso, fregar a algunos de sus enemigos.
¿Qué hizo Montesinos? Cumplió con sus objetivos mínimos, luego se quedó callado y se fue. Podría haberse quedado hasta el final si hubiera querido ayudar a Fujimori, dado que en La Cantuta y Barrios Altos la defensa de ambos no es contradictoria: Fujimori dice que no sabía nada, Montesinos dice que esos sucesos fueron responsabilidad del SIE (ejército), no del SIN. Quien debió quedarse preocupado es más bien Nicolás Hermoza Ríos, también defendido por Nakazaki. Precisamente, en su declaración de ayer, Hermoza insistió en que tanto la DINTE como el SIE dependen del SIN, no de la Comandancia General. Aparentemente, Nakazaki en estas defensas conjuntas tenderá a descargar la responsabilidad sobre Montesinos.
Así, Montesinos hizo lo suyo y Fujimori quedó como muy tonto al mostrarse amistoso a cambio de nada. Como que lo traicionó el corazón: pesaron más los años de convivencia y complicidad que las peleas de los últimos meses de su gobierno.
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