domingo, 18 de marzo de 2007

La ética del observador frente a la desgracia de los otros


Leo en El País de hoy domingo una historia estremecedora, la del fotógrafo sudafricano Kevin Carter, ganador del premio Pulitzer de fotoperiodismo en 1994 por la foto de la niña moribunda en Sudán, acosada por un buitre, que espera su muerte. Carter fue duramente criticado por haber privilegiado tomar la foto antes que ayudar a la niña, cuyo destino final es desconocido. Carter ganó el Pulitzer, pero, agobiado por la culpa, se suicidó poco después. El tema vuelve a la discusión por el estreno en España del documental sobre Carter, The Death of Kevin Carter (2004).

Más información sobre el documental, y el artículo de El País, en el que se nos da información que permite entender el atribulado lado humano de Carter, en estos links:

Ver: http://kevincarterfilm.com/

http://www.elpais.com/articulo/paginas/fotografia/pesadilla/elppor/20070318elpepspag_10/Tes

Este artículo me ha hecho recordar una historia personal que pensé que contaría algún día en que escribiera mis memorias, pero como ese día tal vez nunca llegue, y tener un blog es un poco como escribir el borrador de tus memorias, les cuento.

Debe haber sido septiembre de 1985. El APRA con Alan García acababa de llegar al poder por primera vez. Yo estaba terminando de llevar cursos en Estudios Generales Letras en la PUCP y probablemente adelantaba algunos cursos en sociología, andaba por los 20, 21 años. Tal vez la memoria me falle, pero los detalles no son importantes. En una conocida ONG, estaban buscando practicantes, así que me apunté, y coincidí allí con dos amigos de la PUCP, testigos de lo que voy a contar. Allí conocí a un respetado científico social, en ese entonces también parte de la Comisión Política de un conocido partido de izquierda.

Tuvimos algunas reuniones los cuatro, preparándonos para trabajar en un proyecto que al final no salió. La cosa es que el día de una de nuestras reuniones, este científico social se apareció, exaltado, diciendo: "muchachos, ¿han visto La República de hoy? ¿Ya vieron?". No sabíamos nada, así que nos mostró su ejemplar: la noticia del día era el hallazgo de una fosa común con decenas de cuerpos, aparentemente todo un pueblo había sido masacrado por una patrulla militar. Si no estoy mal, se trataba del caso Accomarca. Sobre el caso ver el informe de la CVR, y el informe de APRODEH:



http://www.cverdad.org.pe/ifinal/pdf/TOMO%20VII/Casos%20Ilustrativos-UIE/2.15.%20ACCOMARCA.pdf

http://www.aprodeh.org.pe/sem_verdad/casos/accomarca.htm

La cosa es que allí estábamos estos tres chibolos, con cara de desconcierto ante la noticia que nos daba este científico social. El asunto es que inmediatamente después nos soltó a boca de jarro: "ojalá que sea cierto". Pusimos cara de ¿? Y añadió: "claro, si es cierto, preparamos un proyectito, vamos para allá, tomamos unas fotitos, y sacamos un librito". Allí no quedó una cosa: terminó diciendo "...ahhhh, si todo sale bien, con la plata que cobre por ese proyecto, por fin podré terminar mi casa en la playa... aaahhhh, ya me veo en mi casita tomando un daikiri". Acompañó esta frase con un movimiento con el que se acomodó en la silla y reclinó su cabeza, con las manos detrás, como tomando sol en una silla playera. Sólo uno de nosotros (no yo) atinó a decirle: "oye, o sea que gente muere y tú te haces una casa de playa". El pata nos respondió, con displicencia, "muchachos... de algo hay que vivir".

No voy a mencionar los nombres de los protagonistas de esta historia, porque no se trata de juzgar a las personas. Tal vez este pata no sea el tipo de persona que esta historia sugiere, tal vez estuvo en un penoso cuarto de hora. No sé. Al final, el proyecto de "las fotitos", tampoco salió, hasta donde sé. Sí sé que hoy el personaje, efectivamente, tiene casa en la playa.

He conocido gente magnífica, de primera, trabajando en ONGs o en la militancia de izquierda, con las que he tenido contacto. Ejemplos de compromiso, consecuencia, con las causas por las que trabaja, de gran calidad humana. También he conocido gente como la que les cuento, que prefiero no calificar.

Vistas las cosas retrospectivamente, ese día descubrí que la izquierda no tiene el monopolio de la moralidad, de las buenas intenciones, de la conducta ética. Desde entonces, he conocido gente deplorable en todas las tiendas y posiciones políticas; también gente de primera en todas las tiendas y posiciones políticas. Para mí, ahora, eso es lo que verdaderamente cuenta.

26 comentarios:

Anónimo dijo...

Tanaka,

He enlazado este post en mi blog. Muy bueno. Y bueno, no me sorprende, pero si repugna... Ya hare luego mas comentarios.

Susana

Maricarmen dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Daniel Salas dijo...

Querido Martín:

La anécdota que cuentas me ha dejado helado. La única manera de entenderla es que el científico social que mencionas haya estado hablando irónicamente. Como los detectives, como los médicos, como los abogados, muchos científicos sociales trabajan con el sufrimiento. Yo mismo me quedaría sin tema de tesis si no fuera por el racismo colonial.

Aquí hay un dilema moral que es necesario hacer notar. Hay maneras de mostrar solidaridad con aquellas personas cuyo sufrimiento es el asunto de nuestra profesión. Y creo que la principal es realizar el trabajo con el mayor rigor posible y con la mirada centrada en los intereses del otro, no de uno mismo. Esto lo discutía hace poco con un amigo, con quien sostuve una ardua polémica sobre la frivolidad ensayística de algunos críticos canónicos, que reflexionan sobre el pasado colonial desde los intereses del presente y que, por tanto, soslayan el examen de fuentes, el estudio del contexto histórico y las condiciones materiales de la producción simbólica. No podemos dejar de lado el conocimiento del otro en favor de los intereses propios. Cuando hacemos eso, no solamente estamos ganando dinero con la desgracia ajena, estamos haciendo algo peor: traicionando a nuestro objeto de estudio, usándolo para crear lecturas que nada tienen o tuvieron que ver con sus preocupaciones y necesidades. El gran pecado aquí no es vivir de una profesión; el gran pecado es la frivolidad, es traicionar el sentido del dolor. Y esto se ve en las ciencias sociales, en las humanidades, en las artes. Hay artistas conceptuales sin conceptos y que son tenidos por genios, hay críticos literarios que mitigan o encomian la violencia, hay científicos sociales que especulan, profetizan y no investigan. Creo que hay mucho que reflexionar al respecto. Saludos.

Jose Alejandro Godoy dijo...

Martin:

Creo que el punto que expones debe llamar a la reflexion a todos quienes trabajan en ONG's o en instituciones académicas. Si bien el dinero es un "mal necesario" para vivir, es claro que la lógica del lujo y la pretensión economica no es la equiparable para personas que tratamos con temas sociales o políticos.

El caso que cuentas es indignante y tu conclusión acertada: más allá de cuestiones ideológicas, es la decencia y los principios los que deben primar.

Anónimo dijo...

Daniel,

Claro que puede creerse. No es necesario que intentes justificar el comentario apelando a la ironia, esas cosas existen. He visto muchas personas para las que la ética simplemente no forma parte de sus vidas. Un ejemplo mas: Hace unos años polemicé con un narrador bastante conocido, en un curso de ética precisamente, quien decia muy suelto de huesos que en aras de escribir su novela (o su obra poetica, o lo que fuera), todo estaba justificado, que estaba justificado ver sufrir inmisericordemente al otro, si con eso tenias un tema para escribir... para este tipo parecia que ser narrador estaba antes que ser persona. Que espantada.

pepitas.com dijo...

Yo destaco las conclusiones finales de Martin. Eso nos ayuda a avanzar. De lo contrario, corremos el riesgo de embarcarnos en una discusión interminable. Es cierto, la izquierda no tiene el monopolio de la moralidad ni la derecha el de la verdad. He trabajado con gente de primera tanto de posiciones de izquierda y también de derecha. Gente que ha evolucionado y sabe que las posiciones extremas sólo agreden, dividen y no construyen nada. Ratifico lo que he dicho siempre -y no se lea como patería ni nada por el estilo- Martín Tanaka es el pensador peruano más respetable de los últimos tiempos. Este post así lo confirma.

Daniel Salas dijo...

Lo que cuenta Susana me ha dejado más confundido todavía. El escritor y el artista en general también se alimentan del dolor pero eso no quiere decir que se complazcan con él. Eso del "arte por el arte" es una pura pose sin sustento. No solamente es falso que todo esté justificado, sino que es imposible separar la validez estética de la validez ética. No son dos experiencias separadas y eso lo han sabido bien los grandes artistas.

Anónimo dijo...

La historia que cuentas es el resultado que para muchos de los cientificos sociales la gente, el pueblo es solamente un "objeto de estudio", no se identifican con el, mas aun en una sociedad como la nuestra donde el racismo y la discriminacion estan tan enraizadas, los campesinos, los indigenas o los pobres son solo numeros mas o menos, abstracciones para escribir articulos.
Las universidades y las ONGs sobretodo, deben preocuparse por formar mejor a sus estudiantes antes de mandarlos al campo.
Amazilia

Martín Tanaka dijo...

Muchas gracias por todos los comentarios.

Estoy muy de acuerdo con lo que dice Daniel: el trabajo académico, intelectual, debe ser realizado con rigor, y al mismo tiempo considerando los intereses del otro, no los de uno mismo. Se trata de tener rigor académico, y una ética personal.

Respecto a José Alejandro, una precisión: el problema no está en ganar dinero, ni en tener una casa en la playa. Es más, considero que el trabajo artístico e intelectual debería ser bien remunerado. El problema está en perder los principios por el dinero, utilizar a las personas, aprovecharse de ellas, para el beneficio personal.

Respecto a Amazilia, cuidado con una cierta insinuación antiintelectual en su comentario. En las ciencias sociales la gente, efectivamente, es objeto de estudio. Sobre ellos, efectivamente, escribimos artículos y libros. El problema no está allí. Podemos caer en otro vicio: el compromiso que va en contra del rigor analítico. La cosa es escribir con rigor y honestidad sobre nuestro objeto de estudio. Esto debe estar acompañado por una ética personal, que creo no se enseña ni aprende en las aulas de las facultades de cc.ss., sino que está en cada uno como persona.

Anónimo dijo...

Y aqui la version peruana del dilema
http://www.peru21.com/Comunidad/Columnistas/Html/2005-12-24/Cueto0426832.html

Maricarmen dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

Esta historia de Tanaka me jode en forma, porque chambeo en ONGs de comunicación desde hace mucho tiempo. Cuando pasó lo de Accomarca no dejaba el colegio aún, pero cuando la CVR hizo lo que hizo, ya trabajaba en el tema y me tuve que soplar horas y horas de video sobre el conflicto armado, testimonios de deudos, restos de masacres, huesos y más huesos. Se supone que "gracias" a esta colección macabra, ganaba mi plata mensual y todo eso, pero nunca dejó de joderme que todo eso haya sucedido, que tanto llanto rodara por las mismas mejillas, en fin, perro mundo.

Lo que hay que reconocer es que en realidad las ONGs trabajamos sobre temas y espacios que el Estado desatiende, por lo general esos espacios son de miseria y esos temas son los menos alegres que uno pueda concebir, así, constantemente trabajamos auscultando el dolor ajeno, la rabia e impotencia acumulados, el abandono, la pobreza y algunas veces -si hay suerte- la esperanza. Es una chamba complicada que puede ser edificante y tener momentos agradables, pero por lo general terminas comprobando que todo anda hasta las huevas.

Y si un tío hace todo esto para construirse su casa de playa, estamos hasta el cien, esa casa tiene sangre en los cimientos y esqueletos en los roperos.

Leonor Pérez dijo...

En todas partes se cuecen habas, las instituciones no siempre son las putrefactas y caducas, si no más bien las personas que las integran. El ciéntifico social que se hizo la casita en la playa sobre los cuerpos de la tragedia de Accomarca, es en esencia un sicopata social, de esos que como el desafortunado fotografo Kevin Carter, anteponen sus propias ambiciones al dolor humano que les pasa por delante, esta gente no merece reconocimientos ni glorias. Soy periodista y mientras ejercí siempre tuve claro qe primero eran las personas, que el dolor ajeno no tiene que servir para alimentar el morbo de nadie y que el dinero sirve para hacer casitas en la playa con material de construcción no con vidas y penas ajenas.

Ernesto López dijo...

Pregunto yo: y si sólo lo hubiera pensado? Si, por pudor o desconfianza, o por el simple temor de ser parte de una anécdota futura, se hubiera guardado para sí el comentario? Hubieran cambiado las cosas? En mi opinión sí, y mucho, porque efectivamente hay impudicia revelada en la situación.
Sin embargo, esto nos lleva a que muy probablemente la cantidad de personas que piensan parecido a esta en el mismo medio es bastante mayor, sólo que lo disimulan bastante bien.
Finalmente, ¿existen motivaciones "correctas" o "incorrectas" en la labor del científico social, o en cualquier otra profesión?

Enrico Huarag Guerrero dijo...

Impresionante historia. Sin embargo, quiero quitar dramatismo a la historia de Kevin Carter. Ni la foto es lo que se dice de manera tan alegre ni el suicidio del fotógrafo se debió a ello(ver los testimonios de los fotógrafos españoles José María Arenzana y Luis Davilla: http://www.elmundo.es/suplementos/cronica/2007/595/1174777207.html y http://blogs.periodistadigital.com/periodismo.php/2007/03/21/title_1729). Por cierto, el niño sobrevivió al buitre y a la hambruna (ver http://www.elmundo.es/elmundo/2011/02/18/comunicacion/1298054483.html)

litolobo dijo...

Hola Martín. Siempre te leo, pero nunca dejo comentarios.

Este post me ha removido el almuerzo y tengo algo que vomitar:

La verdad no creo que sea un tema de ONGs ni izquierda, trabajo social, etc. Es un tema de personas. Hay de todo en todos lados. Vas al mercado y encuentras a gente linda como a miserables que le roban el peso a la señora que apenas tiene para comprar tres yerbajos.

Ni qué decirte que hay miserables así en la Policía, entre los médicos, etc.

No es un tema de ONGs.

Un abrazo.

LITOLOBO

Anónimo dijo...

también me acuerdo de un onegeista que contrataba puro PUCP pero como ellos piteaban mucho por sus derechos se iban rápido. luego encontró la fórmula que me la dijo así: "yo pensé que la clave era contratar a gente puc, pero la ganancia está en coger gente de la villareal o de la san marcos; es un perfil más provinciano, que chambea calladito y sin quejarse por solo 500 mangos". así de triste.

Anónimo dijo...

Estimado Martin:

tu publicacion ha traido a mi memoria multiples situaciones que considero de similar escenario y las reflexiones que conllevaron en su momento, me sirven como ejemplo para expresar mi punto de vista. Vale la comparación (ya juzgaras tú)de un cirujano cardiovascular alegrandose por un aneurisma en aorta roto y necesitario de intervencion quirurgica de emergencia al llegar a su guardia diurna(cabe resaltar que dije:un aneurisma de aorta, no.. un señor padre de familia con aneurisma roto y al borde de la muerte)....
El politico izquierdista no planeo, participo ni mucho menos realizo la masacre mencionada, solo se alegro ante una situación beneficiosa para su persona, así como el cirujano. el personaje en juicio (en cualquiera de los casos) no se esta alegrando por el mal tramo o situacion de las victimas, sino del posible beneficio propio. podriamos juzgarlo solo si dichas acciones tuvieran un relacion directa, es decir si por lamentar, no cobrar o no editar un libro se pudiera evitar la enfermedad o devenir de las victimas... pero no es así.
El camino es otro, al hablar de la prudencia de los comentarios esperados en una persona, como fueron las expresiones ligeras del politico o el cirujano mostrando su alegria ante los familiares del paciente.

Alessandra Pinasco dijo...

Los artistas que me interesan no se alimentan del dolor; usan su percepción agudizada y su compromiso con ella para relatar nuestra extraña relación con este universo extraño.
El dinero no me parece un mal necesario. Me parece un bien. Pero así como hay mecánicos que te malogran el carro para que vuelvas, o farmacéuticas que dañan los cuerpos de generaciones para seguir en el negocio, quien trabaja en ayuda social beneficiándose de cada caso en lugar de contribuir a una mejora -tal vez sea demasiado ambicioso hablar de solución- es un vampiro.
Alessandra

Marco Antonio dijo...

Estimado Martin; cierto tu comentario final, respecto a que la decencia no es patrimonio de la izquierda, pero tampoco es su característica más común.
Tengo la idea o tesis, que la generalidad de la caviarada, no toda porque conozco gente excepcional dentro de las ONGs, tienen ese tipo de valores, viven del dolor ajeno, lucran con él, aún del que se oponen y despotrican, lo que sucede es que hay tontos útiles que sin estar dentro de la argolla caviar, con sus comentarios y defensas les hacen el favor y les sirven para consolidar su "cuasi neutralidad" en los temas, actitud con la que se saben vender muy bien. Felicitacíones por tan buena entrega, sigue asi de independiente y tendras techo siempre en tu carrera que está plagada, reitero no todos, de doble rasero, convenidos, inconsistentes, incongruentes e inmorales.
Marco Antonio

Anónimo dijo...

Quien trabaja en ayuda social , o es un donador o un vampiro, o ambas cosas, como en todo , hay calidades

Luchifer dijo...

Estimado Martin:
Recién puedo enterarme de este artículo que es la narración de una experiencia valiosa para entender la política y a los políticos de nuestro país. ¡Felicitaciones!

Anónimo dijo...

Martín:
¿Es cierto lo que dice hoy 27 de septiembre, el diario Correo, citando a Silvio Rendón, que la persona a la cual te refieres en este post, y que se alegraba por una masacre que le permitiría construir su casa de playa, es Eduardo Ballón?
Dejo el link con la versión de Rendón:
http://www.facebook.com/grancomboclub/posts/420221148038335?comment_id=4085540&offset=0&total_comments=6

Te corresponde aclarar esto.
Manuel Segura

Martín Tanaka dijo...

Veo con sorpresa que algo que escribí en marzo de 2007 concite ahora tanta atención. Respecto a la pregunta directa de Manuel Segura, solo tengo que reiterar lo que ya dije:

"No voy a mencionar los nombres de los protagonistas de esta historia, porque no se trata de juzgar a las personas. Tal vez este pata no sea el tipo de persona que esta historia sugiere, tal vez estuvo en un penoso cuarto de hora. No sé (...)

He conocido gente magnífica, de primera, trabajando en ONGs o en la militancia de izquierda, con las que he tenido contacto. Ejemplos de compromiso, consecuencia, con las causas por las que trabaja, de gran calidad humana. También he conocido gente como la que les cuento, que prefiero no calificar.

Vistas las cosas retrospectivamente, ese día descubrí que la izquierda no tiene el monopolio de la moralidad, de las buenas intenciones, de la conducta ética. Desde entonces, he conocido gente deplorable en todas las tiendas y posiciones políticas; también gente de primera en todas las tiendas y posiciones políticas. Para mí, ahora, eso es lo que verdaderamente".

Lamento mucho que ahora algunos se dejan llevar por la chismosería, por el morbo, por la búsqueda de figuración, perdiendo de vista los temas que verdaderamente interesan, y que al hacerlo no les importe pisotear honras, utilizar personas, manipular la información. No tengo más que añadir. Saludos.

Walter Salazar Pérez dijo...

Desde luego que es condenable la actitud de este "científico social", pero ahora resulta que la Caverna quiere aprovecharse de esta anécdota para generalizar tan alegremente, llegando a decir muy suelta de huesos que los "caviares" son así. Lo cual es una falacia, como se desprende del mismo texto de Tanaka. Qué pena que sirva como argumento para los militantes del fujimorismo y adláteres, incluyendo a la DBA, el diario de los Agois y su inexplicable director.

Anónimo dijo...

Martín, el hecho que hayas escrito este artículo en 2007 no significa que la opinión no sea vigente. Creo que los caviares sí son así, lo que no significa que todos los de izquierda lo sean; hay personas de ese sector de la política que son valiosísimas como profesionales y más como personas, en cambio los caviares pregonan que son la reserva moral del país pero no lo son: el ejemplo reciente más relevante es JDC y su ley de cambio de acciones, y más antes el caso del chofer asalariado del Congreso asignado al mismo JDC manejando en horas de oficina un camión de propiedad del congresista que le hacía servicio a una tercera empresa; y está el hecho que le sucedió en la Costa Verde en un vehículo de propiedad del empresario Mur. Y el cuajo que tiene siempre JDC de señalar a medio mundo con su dedo que no es nada santo. Espero que no borres este comentario .