lunes, 13 de mayo de 2019

Sobre Susana Villarán


Hace algún tiempo escribí unos textos con Paolo Sosa, que podrían ser lecturas relevantes en el contexto actual. Uno es:

“¿Por qué, Susana, por qué?”. En: Revista Argumentos, n° 5, año 8, noviembre 2014.

Y el otro es:

“La política de otro mundo: la fallida reelección de Susana Villarán” (coautor con Paolo Sosa). En: Fernando Tuesta, ed., Partidos políticos y elecciones. Representación política en América Latina. Lima, JNE, 2016, p. 419-435. A continuación la versión preliminar de ese trabajo.

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sábado, 11 de mayo de 2019

Liberales y conservadores en El Comercio



Artículo publicado en El Comercio, sábado 11 de mayo de 2019

Hace una semana este diario cumplió su aniversario 180. Buena ocasión para reflexionar sobre esta empresa, que se ha ganado por su longevidad e importancia la consideración de ser prácticamente una institución republicana.

Una importante publicación reciente nos ayuda a reflexionar sobre el diario, se trata de El Comercio y la política peruana del siglo XXI. Pugnas entre liberales y conservadores detrás de las portadas (Lima, IEP, 2019), de José Alejandro Godoy. El autor hace una revisión de la evolución política del diario y ubica una etapa liberal, asociada al civilismo durante la segunda mitad del siglo XIX y las primeras décadas del siglo XX; luego, una más conservadora, entre las décadas de los años treinta y cincuenta, marcadas por la lógica de enfrentamiento con el APRA, al que se le atribuyó el asesinato del director del diario, Antonio Miró Quesada, y de su esposa, María Enriqueta Laos, en 1935. Es la etapa del “diario de la oligarquía”. Los sesentas serían más desarrollistas y nacionalistas, donde destaca la figura del director Francisco Miró Quesada Cantuarias, y los ochentas, recuperado el diario después de la expropiación del gobierno militar (1974-1980), nuevamente más conservadores.

En los ochentas, cuando empecé a leer el diario con más regularidad y consciencia, debo confesar que mis preferencias políticas estaban más cerca de El Observador, La República o El diario de Marka (hasta la dirección de Sinesio López), que de El Comercio. Sin embargo, en sus páginas culturales y científicas era posible leer a Oscar Miró Quesada de la Guerra (RACSO), a Tomás Unger, a Ricardo González Vigil, y con alguna frecuencia textos de Carlos Germán Belli, Jorge Eduardo Eielson, Javier Sologuren, y muchos otros, un lujo que era impensable en otros diarios. El único suplemento cultural equiparable en calidad fue El Caballo Rojo de Antonio Cisneros en El diario de Marka, pero esa es otra historia.

Los noventas fueron años de una suerte de transición, y el libro de Godoy se concentra en el nuevo siglo. Nuevamente tenemos una etapa más liberal entre 1999 y 2008, bajo la dirección de Alejandro Miró Quesada Cisneros, muy marcada por la crítica a la etapa final del fujimorismo y el apoyo al proceso de transición. Recuerdo alguna de las marchas en contra de la segunda reelección de Fujimori, al pasar por la esquina de Lampa y Miró Quesada, haber oído la consigna “Comercio combativo, el pueblo está contigo”, inimaginable para quien se formó con la idea de que se trataba de un diario conservador. Godoy registra un nuevo giro conservador entre 2008 y 20014, bajo las direcciones de Francisco Miró Quesada Rada y Fritz Du Bois. Sin embargo, éste último marca el inicio de la búsqueda de una gestión más profesional y menos de empresa familiar, lógica que se consolida bajo la dirección de Fernando Berckemeyer (2014-2018), y con una orientación, nuevamente, más liberal en lo político.

Godoy se propone explicar las razones de los virajes del diario a lo largo de su trayectoria reciente. Para el autor, el papel del Director es la clave para la determinación de la línea del diario, que ha ido ganando autonomía y espacio más allá del papel de los propietarios, “conglomerado con decenas de accionistas, cinco ramas familiares y tendencias que han sido contrapuestas”. Esa dispersión fortalece al director y a los editores, lo que abona a favor de una línea más profesional y periodística que intenta consolidarse.

Así, El Comercio parece enfrentar con relativo buen pie los muchos desafíos del futuro. Es una gran satisfacción ser un colaborador más en sus páginas.

¿Crispación otra vez?



Artículo publicado en El Comercio, sábado 4 de mayo de 2019 

Viendo las noticias en los últimos días, un observador despistado podría haber imaginado que nuestro país estaba nuevamente al borde de una gran conmoción política. ¡Cierre del Congreso! ¡Moción de vacancia! ¡Interpelaciones ministeriales! ¡Mociones de censura! En realidad, pareciera que algunos se mueven con los antiguos reflejos, cuando el contexto es totalmente otro. El Congreso no puede amenazar como antes con la vacancia o con censuras ministeriales no solo porque no hay ninguna razón que las justifique, sino porque la fragmentación del mismo las hace poco creíbles. Una cosa es un Congreso con seis bancadas y con Fuerza Popular con 73 votos, y otra uno con diez bancadas, FP con 55 votos, pero muy dividido a su interior. De otro lado, el ejecutivo no puede amenazar con presentar una moción de confianza porque no se puede identificar ninguna iniciativa con la que esté profundamente comprometido y que sea obstaculizada por el Congreso; y con una popularidad en caída, nada asegura que las cosas fueran a ir mejor en las hipotéticas nuevas elecciones parlamentarias. La desaprobación a la gestión del Presidente sigue aumentando y también la del Congreso. Contrariamente, en estos días dominados por revelaciones y decisiones en el ámbito judicial contra connotados líderes políticos, lo que aumenta es la aprobación del desempeño del Poder Judicial y de la Fiscalía de la Nación, según la última encuesta del Instituto de Estudios Peruanos.

No hay motivos entonces para la aparente crispación, que debería disiparse en los próximos días, a pesar de algunos anuncios de grandes confrontaciones y catástrofes. Pero conviene reflexionar un poco sobre el por qué de estas tormentas cuando el suelo está parejo. De un lado, si bien el fujimorismo ha dejado de verse tan atemorizante como antes, se siente ahora amenazado y a la defensiva, con lo que no sabe si apostar por un perfil más dialogante, o si defenderse atacando. Atención que el frente judicial, tan complicado para otros, no luce ahora tan así para Keiko Fujimori, con lo que podría darse un cambio de escenario.

De otro lado, el trágico fallecimiento del expresidente García obviamente ha puesto las emociones a flor de piel entre sus defensores y detractores. Las investigaciones deben profundizarse y las afirmaciones corroborarse, pero el argumento de que las iniciativas de la Fiscalía carecían de sustento claramente han perdido sustento. En el corto plazo eso exacerba las posiciones, pero es cuestión de tiempo para que las evidencias se abran paso y obliguen a los actores a aceptar la realidad. Llama la atención la cerrada defensa de García por parte de comentaristas en la orilla de la derecha, más papistas que el APRA. La conversión pro empresarial de García ganó desconcertantes lealtades entre quienes lo denostaban por su desempeño en su primer gobierno.

Finalmente, algunos fujimoristas, alanistas y comentaristas de derecha se desgañitan reclamando “igualdad de trato” reclamando prisión preventiva para Susana Villarán. Se olvidan de que una injusticia no se soluciona con otra injusticia más. En todo caso, nuevamente, parece solo cuestión de tiempo para que quede claro que la lógica de la Fiscalía no tiene el sesgo político que algunos le atribuyen en este caso, y que ha tenido el valor de rectificar errores, como el cometido como el pedido de prisión preventiva para el expresidente Kuczynski y sus colaboradores.

En suma, no hay en realidad motivos para una renovada crispación. Si los actores fueran más perspicaces, verían oportunidades para una colaboración en la que podrían ganar todos.

De la indignación a la acción



Artículo publicado en El Comercio, sábado 27 de abril de 2019 

En los últimos días nuestra capacidad de asombro e indignación está sido puesta a prueba. Andamos desconcertados por la cantidad de acontecimientos y revelaciones, y paralizados por las preguntas y dudas que genera el huaico de información que recibimos (que literalmente trae barro, piedras, y demás), y la incertidumbre frente al futuro. Una reacción es concentrarse en la necesidad de que la acción de la justicia no se detenga y que sea implacable. Ciertamente hay mucho que mejorar, corregir, pero continuando con el ímpetu de la lucha contra la corrupción.

Con todo, este ímpetu no debe hacernos perder de vista que de lo que se trata no solo es de castigar a los culpables, sino de evitar que estos sucesos se repitan. Porque si bien la lógica penal pone el énfasis en las responsabilidades y acciones individuales, pensando en la sociedad y el Estado, debemos por el contrario entender que la magnitud y extensión de las prácticas corruptas, que involucran al conjunto de la elite política, cruzando partidos, ideologías, trayectorias, no responden a pulsiones individuales. Estamos ante un sistema político, una institucionalidad política, no solo altamente vulnerable a prácticas corruptas, sino que tiene una lógica de funcionamiento que en cierto modo incentiva estas prácticas. Si no queremos seguir asistiendo al lamentable espectáculo de estos días, la moraleja es que debemos emprender una profunda reforma institucional.

Las revelaciones de los últimos días son consecuencia de una actividad política en el que el alto costo de las campañas electorales hacen a los partidos altamente dependientes de aportes privados, y altamente vulnerables a la penetración de intereses ilegales o corruptores. Además, esto ocurre porque los partidos son altamente personalistas y oportunistas, en los cuales el manejo de las cuentas de campaña se realiza de manera prácticamente secreta por parte de un grupo reducido de leales a los líderes del partido. Al mismo tiempo, la capacidad de investigación, control y sanción de los organismos electorales es prácticamente nula. ¿Qué hacer? En la Comisión de Reforma Política (que tuve el honor de integrar) y en la propuesta de reforma política presentada recientemente por el poder ejecutivo existen propuestas específicas destinadas a enfrentar estos problemas: limitar la existencia de partidos cascarón, fortalecer a los partidos y la participación de sus afiliados mediante mecanismos democráticos, hacerlos responsables colectivamente del financiamiento de sus campañas, mejorar la asignación del financiamiento público directo, ampliar el indirecto durante los procesos electorales, otorgar a los organismos electorales capacidades efectivas de imponer sanciones administrativas y políticas, y establecer como delito el financiamiento ilícito de la actividad política, entre otros. Esperemos que el Congreso haga su parte para adecentar la política y evitar que estos escándalos se sigan repitiendo.

Otra dimensión en la que urge actuar concierne a las normas referentes a las decisiones de inversión pública, y a los procesos de contratación, licitación, adjudicación de obras públicas, y su posterior control. Adendas, arbitrajes, han sido también parte de esquemas de corrupción. ¿Cómo lograr eliminar la corrupción sin paralizar la obra pública? La Contraloría, y el Estado en general, los expertos en estos asuntos tienen mucho que aportar. Estamos también ante una gran oportunidad para que la nueva generación de líderes gremiales (CONFIEP, AFIN, Empresarios por la Integridad, entre otras), demuestren que pueden marcar una diferencia.

Alan García (1949 – 2019)



Artículo publicado en El Comercio, sábado 21 de abril de 2019

Más allá de las pasiones que el expresidente desata, no cabe duda de que la historia de nuestro país de los últimos cuarenta años ha estado marcada profundamente por su figura.

1980. Muerto Haya de la Torre, profundamente dividido el APRA, derrotado en las elecciones generales de ese año, percibido como un partido de octogenarios, su sobrevivencia estaba en duda. En este marco, el joven diputado Alan García lidera la sorprendente renovación del partido, siguiendo una orientación socialdemócrata; se le compara con Felipe González. Logró liderar la oposición al segundo belaundismo, y ganó las elecciones generales de 1985. Logró llevar al APRA al gobierno, objetivo que Haya nunca pudo alcanzar.

1985-1990. García pretende erigirse no solo como líder revolucionario nacional, también continental. Tuvo dos años de popularidad excepcional. Hacia 1987, la realidad imponía ajustes, prudencia, moderación; en vez de ello, redobló la apuesta, pretendiendo estatizar la banca. El plan fracasó; nuevamente, en vez de ajustar y abandonar sus pretensiones refundacionales, optó por un manejo político y electoral de la economía. Consecuencia, la hiperinflación, la peor crisis económica del siglo XX; también la capacidad de impedir el triunfo de Mario Vargas Llosa y de lograr para el APRA el 22.5% de los votos. Intentó un populismo radical cuando el mundo viraba hacia la economía de mercado, privilegió sus intereses políticos de corto plazo a lo que necesitaba el país.

1990s y el nuevo siglo. Graves acusaciones de corrupción y violaciones a los derechos humanos. Investigaciones interrumpidas por el golpe de Estado de abril de 1992. García pasa de inculpado a perseguido político. Logra exiliarse y reinventarse. El desgaste y desplome del fujimorismo lo reivindica a la luz de muchos. Increíblemente, estuvo muy cerca de ganar las elecciones de 2001. García se reinventa como candidato con un discurso contrario al neoliberalismo. Pasa a segunda vuelta en 2006 criticando a los ricos y reivindicando a los pobres, pero gana la presidencia invocando la responsabilidad.

2006-2011. García evoca la figura de Nicolás de Piérola: “gran presidente después de un primer gobierno desastroso”. Son los años del “giro a la izquierda” en América Latina. Pudiendo hacerlo, no encabezó un gobierno de centro-izquierda, ni tuvo una práctica republicana. Fue excesivamente conservador (recordar la retórica del “Perro del Hortelano”), y asumió un modelo de gobierno “obrista”, desdeñando la dimensión institucional (aunque algunos logros puede exhibir en este campo). Debilitó a su partido, y no pudo evitar que escándalos de corrupción salpicaran su gobierno. Con todo, se benefició del crecimiento económico regional y mantuvo la continuidad y estabilidad de las políticas económicas, logrando cifras de crecimiento y reducción de la pobreza muy estimables. Y logró evitar que diversas comisiones investigadoras hallaran responsabilidades en su contra.

2011 en adelante. García maltrecho, pero no podía descartarse una nueva reinvención política. Pero desde entonces las estrategias del pasado dejaron de funcionar. Pretendió capitalizar el desgaste del gobierno de Humala, pero terminó siendo perjudicado por el clima de confrontación en el que se vio envuelto: 5.8% en 2016. Después, las revelaciones asociadas al caso lava jato fueron destruyendo su credibilidad. Al respecto, dejemos que las investigaciones y los juicios avancen para poder opinar con fundamento. Solo entonces podremos entender el sentido de su decisión final. Mis condolencias a sus familiares y correligionarios.

Pinceladas de Julio Cotler (1932 – 2019)



Artículo publicado en El Comercio, sábado 14 de abril de 2019

Década de los años treinta y cuarenta. Peruano de primera generación, hijo de una familia de emigrados judíos de Moldavia, marcados por las noticias sobre la evolución de la segunda guerra mundial y la persecución judía.

Década de los cincuenta. Cotler, estudiante sanmarquino, se acerca al comunismo, como muchos en su generación. Se involucra en la lucha contra el odriísmo. Participa en la revolución de Arequipa en 1950. El activismo y la represión lo llevan a la cárcel, donde coincide con Guillermo Lobatón, el futuro guerrillero del MIR, y se hacen muy amigos. Cotler comparte el rechazo al autoritarismo y la causa de la justicia social, pero no siguió caminos insurreccionales.

50s – 60s. Estudiar en Europa, trabajar en Venezuela y en los Estados Unidos. Cotler descubre propiamente el mundo, la academia global, los latinoamericanistas extranjeros, los colegas latinoamericanos. De vuelta a Lima, se integra al novísimo Instituto de Estudios Peruanos. Su primer intento de entender el Perú es “La mecánica de la dominación interna y del cambio social” (1968). Tres ideas clave: la necesidad de dar cuenta de las relaciones de explotación, exclusión, discriminación; al mismo tiempo, las cosas están cambiando de manera acelerada; y tres, los explotados están muy segmentados y divididos entre ellos. En una pincelada, la injusticia y su perpetuación. La denuncia y la distancia frente al voluntarismo revolucionario.

1968. Una generación marcada por el mayo francés. Para Cotler, 1968 no es París ni mayo, es Praga, agosto, con los tanques soviéticos aplastando el proceso de liberalización. Va surgiendo el Cotler, digamos, liberal de izquierda.

Setentas. El velasquismo divide al país, y también al Instituto de Estudios Peruanos. Cotler critica al velasquismo por autoritario; se promueve la “participación plena”, pero en realidad dentro de moldes controlados por el gobierno. Las críticas al gobierno le valen a deportación. Termina en México, donde escribe Clases, Estado y nación en el Perú (1978). En un país como el nuestro, para entender el presente, es imperativo mirar hacia el pasado; la herencia colonial. Y es imperativo mirar la economía, la sociedad, la cultura, la política. Clásico instantáneo.

Ochentas. El Cotler de izquierda rechaza los límites de una democracia conservadora; al mismo tiempo, también desconfía del mesianismo de García. Entiende rápidamente el peligro que implica Sendero Luminoso. Termina de perfilar su apuesta por Afirmar la democracia. Noventas: Fujimori encarna mucho de aquello que a Julio le resulta repulsivo. Regresa al activismo político. Participa del Foro Democrático.

Del 2000 en adelante, Cotler asume un poco el rol de “conciencia moral”. Reparte palo por igual a la derecha y a la izquierda. Es la etapa que conocen los más jóvenes. El intelectual de sentencias apodícticas, de condenas morales, de críticas y predicciones.

Se dice que a las grandes figuras hay que homenajearlas en vida. Afortunadamente, tuve la suerte de pronunciar el discurso de orden el día en el que la Pontificia Universidad Católica le otorgó el grado de Doctor Honoris Causa, en 2010. También pude acompañarlo cuando recibió el Premio Nacional de Cultura en 2015, junto a Gonzalo Portocarrero, quien también, lamentablemente, nos dejó hace poco. Quedó pendiente una conversación para comentarle sobre la propuesta de la Comisión de Reforma Política. Me quedo con el apoyo que me dio, la amistad que me regaló, las lecciones aprendidas. La última: el valor y la entereza con los que asumió el deterioro de sus últimos días. Por todo ello, muchas gracias.

El nuevo Consejo de Ministros



Artículo publicado en El Comercio, sábado 7 de abril de 2019

El nuevo Consejo de Ministros recibió la confianza del Congreso, con 46 votos a favor, 27 en contra y 21 abstenciones. Difícil para el Congreso aparecer respaldando a un Presidente del Consejo de Ministros que cuenta con apenas el 28% de aprobación ciudadana en cuanto a su desempeño, según la encuesta de marzo del Instituto de Estudios Peruanos. A pesar del carisma de Del Solar, un 40% se muestra en contra de su designación, siendo especialmente desaprobado en las zonas centro y sur del país. La encuesta muestra también las razones de descontento respecto al desempeño del gobierno, expresadas por quienes votaron en contra en el parlamento: no se combate suficientemente la delincuencia, no está mejorando la economía, no se está trabajando para los más pobres, no se promueve el empleo o la inversión. Súmese a esto los problemas de la Reconstrucción con Cambios, Las Bambas, el incendio del bus en Fiori, y se entiende parcialmente que este haya sido el Consejo de Ministros que menos votos obtuvo en su pedido de confianza desde que contamos con un Congreso unicameral.

Aunque la verdadera explicación de esta baja votación es que estamos ante un gobierno con una representación parlamentaria mínima, de apenas 9 miembros. Si sumamos los votos de las bancadas de PPK, Alianza para el Progreso y Bancada Liberal, que podríamos gruesamente decir forman parte de una suerte de coalición de apoyo al gobierno, alcanzamos apenas 15 votos. Con todo, no deberíamos dejarnos llevar por la impresión de que el voto de confianza estuviera realmente en riesgo. Negarla hubiera habilitado al poder ejecutivo a cerrar el Congreso y convocar a nuevas elecciones, por lo que era imposible que ocurriera. Al punto que la mayoría de los votos a favor de Del Solar llegaron del fujimorismo: 17 de los 46 votos. Es interesante ver mapeadas las tendencias dentro de este grupo: 17 votos a favor, 11 en contra, 12 abstenciones. A favor votaron Carlos Tubino y Karla Schaefer; en contra Rosa Bartra, Luis Galarreta, Milagros Salazar, y Yeni Vilcatoma; se abstuvieron Luz Salgado, Alejandra Aramayo, Héctor Becerril, Ursula Letona, Miguel Torres. ¿Qué tendencia primará en el futuro? ¿Cuánto interviene Keiko Fujimori en las decisiones?

En cuanto a la composición del nuevo Consejo de Ministros, ya hemos señalado anteriormente que parece afortunada, dadas las restricciones de reclutamiento que enfrenta el gobierno. En cuanto al contenido del mensaje al Congreso, parece básicamente correcto, pero llaman la atención las omisiones o falta de énfasis en asuntos clave: las banderas levantadas por el propio gobierno en materias como la lucha contra la corrupción, la reforma de la justicia o la reforma política; y los asuntos de mayor interés ciudadano inmediato, como la reactivación económica, la seguridad ciudadana, el desarrollo en las regiones. Ante una situación adversa, se presente un dilema: o tienes una administración conservadora para evitar un mayor desgaste, y te limitas a responder ante los problemas que se presentan, o por el contrario asumes riesgos y planteas medidas ambiciosas que te permitan recuperar la iniciativa y marcar la agenda. Esto ya lo hizo antes el gobierno al proponer la reforma judicial y el referéndum, o cuando decidió intervenir en La Pampa, para enfrentar a la minería ilegal y sus secuelas. ¿No hay espacio para ser más ambiciosos en los más de dos años de gobierno que aún quedan?

Escribiendo estas líneas recibo la triste noticia del fallecimiento del maestro, de mi maestro, Julio Cotler. Ya encontraremos el tiempo para despedirnos propiamente.