Hola, hace días que quería comentar sobre el debate referido a la existencia o no de un pacto entre el gobierno de Alan García y el fujimorismo. Quiero enfocar esta discusión desde un ángulo estrictamente metodológico. Como verán, no creo para nada en la validez de la hipótesis de la alianza. Ya sé que esto me valdrá críticas tanto de detractores habituales como de amigos, pero en fin, así pienso, qué voy a hacer. Y entro en este debate porque me parece que permite hacer un discusión muy instructiva.
¿Hay o no hay alianza? El primer paso debe ser definir qué sería una alianza, y poder distinguirla de lo que no lo es. Hablar de alianza supone compromisos para hacer o dejar de hacer cosas que uno no haría naturalmente, a cambio de algo. Lo contrario a la existencia de la alianza sería la existencia de coincidencias, no en el sentido de que ocurran acuerdos aleatorios, sino de que cada uno defiende por propia convicción las mismas posturas, sin que haya na transacción de por medio. ¿En qué consistiría la transacción? De un lado, la bancada fujimorista apoyaría al gobierno de García a cambio de que el gobierno obstruya o impida la extradición de Fujimori. Esta sería la idea. García necesita los votos fujimoristas en el congreso, y neutralizar un adversario; los fujimoristas necesitan salvar a su líder. La noticia reciente de El Mercurio ilustraría muy bien esta lógica.
Muchos piensan que es así. Las pruebas: de un lado, el fujimorismo apoya al gobierno en muchos temas, tales como las agresiones a las ONGs, a la CIDH, a la causa de los derechos humanos en general, en la fobia a la CVR, etc. De otro lado, el gobierno muestra no mucho entusiasmo, por decir lo menos, en cuanto al tema de la extradición de Fujimori. Allí estaría la prueba del cumplimiento de los compromisos.
A mí me parece que este razonamiento hace agua por todos lados. No se sostiene por ninguna parte. Veamos. Pimero: los puntos coincidentes entre el APRA y el fujimorismo: ¿deberían llamarnos la atención? Para nada. Me parece de lo más normal y esperable que ambos consideren adversarios a las ONGs, a la CIDH, a la “izquierda caviar”, que desconfíen de la causa de los derechos humanos. Siempre ha sido así. ¿Qué tiene de raro? El argumento de la alianza sería verosímil si el fujimorismo apoyara al gobierno en algo que normalmente no haría.
Sobre esto, otra cosa: el gobierno retrocedió al final en temas como la pena de muerte y el retiro de la CIDH: ¿en qué quedó el pacto? ¿Qué clase de alianza es ésta donde una parte no cumple sus compromisos y no tiene ninguna sanción? De otro lado, ¿dónde están los que decían que la propuesta de la pena de muerte era una estrategia del gobierno para sacarnos de la CIDH, porque García tenía miedo por los fallos de la Corte respecto al juicio Cantoral? ¿Ahora ya no le preocupa? ¿Qué pasó?
Segundo. No me parece que el APRA necesite del fujimorismo para manejar el congreso; ¿para qué comprometerme a algo con alguien a quien no necesito? El artículo de El Mercurio dice “el APRA sólo logra mayoría parlamentaria al sumar los 13 escaños del fujimorismo”. Nada que ver. Recordemos la composición del congreso:
Escaños 120
UPP
45
APRA
36
UN
17
AF
13
FDC
5
PP
2
RN
2
Digamos que la división UPP-PNP los pone más o menos mita mita. Al APRA le hacen falta unos 25 congresistas para formar mayoría. Los tiene fácil con UN y la UPP. ¿Le hacen tanta falta los 13 votos fujimoristas? Si bien no le caen mal, tampoco es sean imprescindibles. La capacidad de chantaje del fujimorismo no es tan grande.
Tercero: ¿es convincente que el APRA pueda prometer creíblemente a los fujimoristas que puede hacer algo eficaz para evitar la extradición de Fujimori? Creo que no. ¿Es creíble que García puede mangonear a Bachelet para que ella su vez mangonee a los jueces chilenos? No es creíble. ¿El fujimorismo se va a comprometer a apoyar a García a cambio de algo que García no puede asegurar que vaya a funcionar? No me parecen tan tontos.
Cuarto: es cierto que al APRA no parece “entusiasmarle” la extradición de Fujimori. Ok, pero, ¿es eso raro? ¿En realidad pensamos que “naturalmente” le interesaría, pero que no hace gran cosa porque hizo una alianza con el fujimorismo? Razonamiento muy ingenuo. En realidad, al APRA no le entusiasma la idea, como tampoco le entusiasmó a Toledo; por eso el procurador Gamarra se fue cuando Toledo era presidente, no García, otro error de El Mercurio. Ni a Toledo ni a García les gusta la idea de Fujimori en Lima, concitando la atención y moviendo sus fichas. Por eso ninguno de los dos ha sido muy prolijo en este asunto; porque no les conviene, no porque hayan pactado con el fujimorismo.
En suma: no veo por ningún lado cómo poder fundamentar, con un mínimo de solidez, la existencia de una alianza. Lo que veo, simplemente, es cada quien está haciendo lo esperable, dados sus intereses.
¿Por qué una idea que no tiene como sostenerse es tan persuasiva? Me parece que es porque sirve bien en el discurso político: denunciar que el APRA y el fujimorismo están en lo mismo, expresar el rechazo a que el APRA esté siguiendo ese camino, definir bien un adversario para golpearlo. En este plano, la solidez metodológica de la tesis no interesa. Perfecto, que los políticos lo usen así, me parece muy bien; hablar de alianza es gráfico, eficaz. Pero los académicos, los analistas, no deberíamos hacer lo mismo. Otra razón está en el atractivo innato que tienen las explicaciones conspirativas.
Termino con esto: ¿tiene esta discusión algún interés más allá del metodológico? ¿No es más que una exquisitez académica? Creo que sí. Asumir que existe una alianza implica reducir el margen de opciones existentes para el gobierno. Asumir que hay coincidencias, no alianza, implica reconocer que el gobierno es mucho más abierto, más contradictorio, más atravesado por diferentes corrientes de lo que parece (al menos hasta ahora). Si no, ¿qué hace Sofía Macher trabajando en el programa de reparaciones? Por poner un ejemplo.
Ya me dirán qué les parece todo esto. este Me imagino que muchos lectores no estarán muy de acuerdo... en fin, el propósito de este blog es promover la reflexión y el debate, así que ahí está. Saludos.
¿Hay o no hay alianza? El primer paso debe ser definir qué sería una alianza, y poder distinguirla de lo que no lo es. Hablar de alianza supone compromisos para hacer o dejar de hacer cosas que uno no haría naturalmente, a cambio de algo. Lo contrario a la existencia de la alianza sería la existencia de coincidencias, no en el sentido de que ocurran acuerdos aleatorios, sino de que cada uno defiende por propia convicción las mismas posturas, sin que haya na transacción de por medio. ¿En qué consistiría la transacción? De un lado, la bancada fujimorista apoyaría al gobierno de García a cambio de que el gobierno obstruya o impida la extradición de Fujimori. Esta sería la idea. García necesita los votos fujimoristas en el congreso, y neutralizar un adversario; los fujimoristas necesitan salvar a su líder. La noticia reciente de El Mercurio ilustraría muy bien esta lógica.
Muchos piensan que es así. Las pruebas: de un lado, el fujimorismo apoya al gobierno en muchos temas, tales como las agresiones a las ONGs, a la CIDH, a la causa de los derechos humanos en general, en la fobia a la CVR, etc. De otro lado, el gobierno muestra no mucho entusiasmo, por decir lo menos, en cuanto al tema de la extradición de Fujimori. Allí estaría la prueba del cumplimiento de los compromisos.
A mí me parece que este razonamiento hace agua por todos lados. No se sostiene por ninguna parte. Veamos. Pimero: los puntos coincidentes entre el APRA y el fujimorismo: ¿deberían llamarnos la atención? Para nada. Me parece de lo más normal y esperable que ambos consideren adversarios a las ONGs, a la CIDH, a la “izquierda caviar”, que desconfíen de la causa de los derechos humanos. Siempre ha sido así. ¿Qué tiene de raro? El argumento de la alianza sería verosímil si el fujimorismo apoyara al gobierno en algo que normalmente no haría.
Sobre esto, otra cosa: el gobierno retrocedió al final en temas como la pena de muerte y el retiro de la CIDH: ¿en qué quedó el pacto? ¿Qué clase de alianza es ésta donde una parte no cumple sus compromisos y no tiene ninguna sanción? De otro lado, ¿dónde están los que decían que la propuesta de la pena de muerte era una estrategia del gobierno para sacarnos de la CIDH, porque García tenía miedo por los fallos de la Corte respecto al juicio Cantoral? ¿Ahora ya no le preocupa? ¿Qué pasó?
Segundo. No me parece que el APRA necesite del fujimorismo para manejar el congreso; ¿para qué comprometerme a algo con alguien a quien no necesito? El artículo de El Mercurio dice “el APRA sólo logra mayoría parlamentaria al sumar los 13 escaños del fujimorismo”. Nada que ver. Recordemos la composición del congreso:
Escaños 120
UPP
45
APRA
36
UN
17
AF
13
FDC
5
PP
2
RN
2
Digamos que la división UPP-PNP los pone más o menos mita mita. Al APRA le hacen falta unos 25 congresistas para formar mayoría. Los tiene fácil con UN y la UPP. ¿Le hacen tanta falta los 13 votos fujimoristas? Si bien no le caen mal, tampoco es sean imprescindibles. La capacidad de chantaje del fujimorismo no es tan grande.
Tercero: ¿es convincente que el APRA pueda prometer creíblemente a los fujimoristas que puede hacer algo eficaz para evitar la extradición de Fujimori? Creo que no. ¿Es creíble que García puede mangonear a Bachelet para que ella su vez mangonee a los jueces chilenos? No es creíble. ¿El fujimorismo se va a comprometer a apoyar a García a cambio de algo que García no puede asegurar que vaya a funcionar? No me parecen tan tontos.
Cuarto: es cierto que al APRA no parece “entusiasmarle” la extradición de Fujimori. Ok, pero, ¿es eso raro? ¿En realidad pensamos que “naturalmente” le interesaría, pero que no hace gran cosa porque hizo una alianza con el fujimorismo? Razonamiento muy ingenuo. En realidad, al APRA no le entusiasma la idea, como tampoco le entusiasmó a Toledo; por eso el procurador Gamarra se fue cuando Toledo era presidente, no García, otro error de El Mercurio. Ni a Toledo ni a García les gusta la idea de Fujimori en Lima, concitando la atención y moviendo sus fichas. Por eso ninguno de los dos ha sido muy prolijo en este asunto; porque no les conviene, no porque hayan pactado con el fujimorismo.
En suma: no veo por ningún lado cómo poder fundamentar, con un mínimo de solidez, la existencia de una alianza. Lo que veo, simplemente, es cada quien está haciendo lo esperable, dados sus intereses.
¿Por qué una idea que no tiene como sostenerse es tan persuasiva? Me parece que es porque sirve bien en el discurso político: denunciar que el APRA y el fujimorismo están en lo mismo, expresar el rechazo a que el APRA esté siguiendo ese camino, definir bien un adversario para golpearlo. En este plano, la solidez metodológica de la tesis no interesa. Perfecto, que los políticos lo usen así, me parece muy bien; hablar de alianza es gráfico, eficaz. Pero los académicos, los analistas, no deberíamos hacer lo mismo. Otra razón está en el atractivo innato que tienen las explicaciones conspirativas.
Termino con esto: ¿tiene esta discusión algún interés más allá del metodológico? ¿No es más que una exquisitez académica? Creo que sí. Asumir que existe una alianza implica reducir el margen de opciones existentes para el gobierno. Asumir que hay coincidencias, no alianza, implica reconocer que el gobierno es mucho más abierto, más contradictorio, más atravesado por diferentes corrientes de lo que parece (al menos hasta ahora). Si no, ¿qué hace Sofía Macher trabajando en el programa de reparaciones? Por poner un ejemplo.
Ya me dirán qué les parece todo esto. este Me imagino que muchos lectores no estarán muy de acuerdo... en fin, el propósito de este blog es promover la reflexión y el debate, así que ahí está. Saludos.
8 comentarios:
Durante toda la semana, entre hoja y hoja de periódicos, entre programa y programa, se ha estado vociado la alianza que bien tu has señalado, Martín. Has querido realizar una distancia al señalar como distante el carácter de la posibilidad de una inexistencia de alianza, llamándola cuestión académica. Yo no diría que la cuestión sería meramente académica.
Más bien tiene carácter de urgencia el que se pueda especular, conforme a bastantes acciones del gobierno lo que vocea el cuarto poder (medios de comunicación; a fin de evitar llevar a discusión un temprano juicio en cuanto a una alianza entre apristas y fujimoristas, se entiende. A esto, yo creo que, dando a conocer tratamientos sezudos, los analistas deben aportar en lo que puedan a los debates en la mayoría de sobremesas limeñas (si no al menos alcanzarles diferentes pensamientos e informaciones acerce del mismo tema). Todo análisis conlleva un juicio que margina y considera puntos. En consecuencia, habrá puntos que otros consideran y otros que marginan. Mientras más polémico sea el tema, la voz del análisis hará más eco (son directamente proporcionales).
Eso es en cuanto a tener por solo académica el cuestionar la alianza aprista-fujimorista. Por otro lado, el cuestionamiento que realizas gana fuerza con las preguntas con las cuales encaras la situación. A estas preguntas cualquier lector puede o no ocurrirle respuestas –en todo caso habrá un número múltiple de respuestas. De la misma forma, las medidas del presidente, la conformación del Congreso (en avenencia con el interés por el partido Aprista por tener un mayor número de escaños), las conveniencias de los fujimoristas y otras consideraciones nos permiten concluir que, en efecto, la alianza es inexistente.
Para la oposición del gobierno aprista es conveniente que tu postura no tenga mucha incidencia en el terreno mediático, con esto no digo que tengas amigos de una vinculación con aquel grupo. Pero faltarían absolver acciones futuras. Tendríamos que estar atentos a lo que pase en las próximas semanas. Estoy seguro que de cada una de tales acciones, o acciones discriminadas por olvido o por falta de contundencia, sembrarán más semilla para cosechar debate. Muy agradecido por el post, me despido. Hasta otro post, profesor Tanaka.
Hola Martín,
Con esto de "coincidencia no es alianza" me has hecho recordar a Ramiro Prialé con su "conversar no es pactar" pronunciado en plena gestación de la alianza Apra-Uno.
Definitivamente todo está basado en indicios, no en sólidas evidencias. Es parte del análisis EN TIEMPO REAL plantear hipótesis para contrastarla con lo poco que hay. Después ya no tiene mucha gracia. Te imagino diciendo en 1990 "García apoya a Fujimori y no a Alva Castro". Pues alguien, siguiendo un razonamiento parecido al que aplicas en el post, te hubiera dicho que no, que son "meras coincidencias" o te hubiera acusado de aplicar teorías conspirativas, ¿no? Pues no, había mucho más que eso, como tú mismo has señalado. Creo que en el presente en el tema del Apra y el fujimorimo hay mucho más que coincidencias.
Creo que las razones que señalas no refutan para nada la existencia de una alianza, hipótesis que sí pasa las pruebas de consistencia:
1. Las alianzas son inestables. Hay muchos incentivos para desviarse. No por eso, se van a romper. Si una parte no cumple sus compromisos, puede o no haber sanciones (no tenemos las evidencias) y, sobre todo, la alianza no se va romper ahí mismo. Sobre la pena de muerte y el retiro de la CIDH, pues hay indicios de que algo hubo. Pueden haber dado marcha atrás y reoptimizado su jugada. Las acciones son contingentes al entorno y al juego de los oponentes.
2. El fujimorismo tiene un peso real en el país. Son sus 13 votos, pero no son sólo eso, pues no son sólo votos, sino una fuerza política, la cuarta del país.
3. No es creíble que García puede usar a Bachelet como ficha. Estoy de acuerdo. Pero eso es para ti y para mí, ¿lo es para García y Bachelet? Interpreto la publicación de El Mercurio como un torpedazo a esta última, y jalándole las orejas para que no se meta en lios ajenos.
4. Sobre la extradicción, pues según tú es un ejemplo de coincidencia, no de pacto. Tu argumento es que Toledo hizo algo parecido. No estoy de acuerdo. Si bien durante Toledo hubo dejadez e inoperancia, con García se ha paralizado la cosa. A quien sí parece que quisieran perseguir es a Toledo por "allanarse". García tiene una política muy diferente sobre Fujimori que Toledo. No hay comparación.
Finalmente, creo que omites varios indicios de vínculos directos entre el Apra y Fujimori: el premierato de Valle-Riestra, la conexión Mantilla, la conexión Gianpietri, la conexión Kouri. Creo que sería pecar de ingenuidad considerar estos indicios como meras coincidencias o acciones sueltas de algunos personajes (Y como diría el propio Alan García "en política no hay que ser ingenuos"). Te podría contestar que así como dices "por qué tendría que sorprendernos que haya coincidencias" se podría decir "por qué tendría que sorprendernos que haya una alianza". Miremos la historia del Apra: convivencia, superconvivencia, alianza apra-uno, alianza apropepecista en 1978 (por no entrar en mayor controversia no profundizaré en su relación - digámoslo así - con Barrantes o con Fujimori a mediados y fines de los ochentas y comienzos de los noventas, respectivamente).
Aquí el tema es que la evidencia es parcial, va saliendo de a puchitos y, claro, tenemos margen para leer una cosa u otra. La hipótesis de la alianza es definitivamente más lanza que la de hipótesis las coincidencias. Es el siguiente paso: coincimos en tales puntos y nos damos cuenta que coordinar es más rentable que actuar cada uno por su lado. Por lo tanto, requiere de mayor documentación. Pero ahí están las evidencias sobre vínculos directos entre las partes.
Como siempre, ya evaluaremos. Veremos cómo los hechos van dando su veredicto por una u otra hipótesis.
Saludos,
Sílvio
P.S. Toy posteando este comentario en el Gran Combo Club.
Se me quedaba en el tintero. El gobierno puede ser "abierto, contradictorio, atravesado por diferentes corrientes" y tener una alianza. De hecho, podría tener varias alianzas. Fujimori mismo en sus primeros años tuvo su alianza con las izquierdas (con su par de ministros) al mismo tiempo que la tenía con las derechas. Así como mencionas al programa de reparaciones se podría dar ejemplos de personalidades similares durante Fujimori, como Foncodes, o los proyectos de reforma del estado. No es que alianza=gobierno monolítico y coincidencias=gobierno contradictorio.
Martín, este fue el comentario que di sobre el tema en mi blog y que creo que es un punto medio entre la línea de Silvio y la tuya.
Para estas alturas, el reportaje de la periodista Andrea Sierra en el diario El Mercurio de Chile, referido a un supuesto pacto entre Alan García y Alberto Fujimori para impedir la extradición del ex dictador, ha puesto de vuelta y media a la política peruana.
El reportaje en cuestión revela varios off the record que han circulado en el ambiente con relación a la relación extraña - pero coincidente - entre el actual gobierno y los representantes de la mafia que gobernó el país en la década de 1990.
Aunque el reportaje no menciona los siguientes hechos, éstos serían los indicios más cercanos de una alianza o pacto implícito entre ambos sectores:
- La inclusión como primer vicepresidente de la República de Luis Giampietri Rojas, personaje con un discurso contrario a la defensa de los derechos humanos e involucrado en los sucesos de los penales de 1986, así como en acusaciones de corrupción durante la época de Alberto Fujimori. A ello se suma la presencia como Ministro de la Producción de Rafael Rey, hombre ligado al fujimorismo durante la década pasada, quien votó a favor de la indignante ley de amnistía.
- El desinterés general en la lucha contra la corrupción y en la extradición de Alberto Fujimori.
- La Ley que modifica las facultades de la Agencia Peruana de Cooperación Internacional, con el fin de controlar los proyectos de las ong's. Esta norma fue claramente una vendetta del APRA, Unidad Nacional y el fujimorismo contra as organizaciones no gubernamentales involucradas en temas de institucionalidad democrática, derechos humanos, lucha contra la corrupción y defensa del medio ambiente.
- Los proyectos presidenciales para imponer la pena de muerte para violadores y terroristas, que ocasionarían la salida del Perú del sistema interamericano de derechos humanos. su único apoyo: quien más, el fujimorismo.
- Las leguleyadas con las que se intenta evadir el cumplimiento de la sentencia de la Corte Interamericana en el caso Penal Castro Castro y el no reconocimiento de que se produjeron ejecuciones extrajudiciales en 1992. El principal involucrado en este caso: Fujimori.
- La exagerada postura de parte de la bancada aprista de acusar constitucionalmente a Alejandro Toledo por los allanamientos del Perú ante el sistema interamericano. Acusación que, de todas maneras, respaldará el fujimorismo.
A ello se suma la gritería que desde el diario Expreso - convertido en "El Peruanito" de este régimen - se ha hecho sobre el tema. Con el título "Ataque al Perú" y haciendo una enrevesada teoría de la conspiración entre lo que llaman "izquierda caviar" y los sectores más nacionalistas de Chile para desestabilizar al gobierno, el diario del nuevo "compañero" Luis García Miró procura dejar de lado esta hipótesis. Solo a Carlos Raffo se le ocurrió una idea asi.
Sin embargo, hay algunas cuestiones que me llaman la atención del reportaje y que me hacen dudar de lo mencionado allí.
La primera, es que la periodista no presenta pruebas de sus afirmaciones, más allá de lo que menciona y que, de alguna manera, ha estado circulando también por Lima, en particular, entre la primera y la segunda vuelta.
La segunda, es que algunos datos parecerían erróneos o confundidos:
1. Ronald Gamarra, a quien mencionan como renunciante luego de la toma de mando de García, dejó el cargo de procurador durante el Gobierno de Toledo. Claro está, acusando la falta de voluntad política del gobierno anterior para luchar contra la corrupción.
2. Argentina no sería una alternativa de refugio para el ex dictador. Al igual que en Chile, se viene procesando las violaciones a los derechos humanos producidas durante la dictadura militar y Kirschner no está a favor de la impunidad. Además, el hecho que nos hayan devuelto a los Crousillat nos hace ver cual sería el futuro del ex mandatario de llegar a B. Aires.
La tercera, es una hipótesis que tengo sobre la verdadera motivación de la publicación.
Hay que recordar que El Mercurio fue el medio de comunicación que apoyó hasta el final a la dictadura de Augusto Pinochet y que mantiene una línea de derecha. Claro, a veces se mandan con reportajes sobre derechos humanos, pero su línea editorial es claramente conservadora y es el periódico desde el cual más propaganda han dado al Chino.
Pero hay temas de política chilena involucrados en el caso. No en vano la noticia intenta dejar mal parado al gobierno de Michelle Bachelet en temas de derechos humanos, algo que la presidenta conoce por experiencia personal.
Cabe preguntarse entonces:
1. ¿A quien en Chile no le conviene que se extradite a Fujimori?
2. ¿A quien le conviene perjudicar la imagen de la presidenta Bachelet?
Claro, Pinochet esta muerto, pero sus seguidores siguen pretendiendo boicotear causas de derechos humanos para “preservar el legado histórico” del extinto General. Y hay muchos militares y civiles que colaboraron en ese régimen, además de la familia Pinochet, que vienen siendo procesados por diversos delitos.
A ello se suma el momento particular que vive Chile. Con un Sebastían Piñeira debilitado por acusaciones de corrupción, el sector más democrático de la derecha chilena ha quedado sin rumbo y serían más bien los pinochetistas los que quieren hacer problemas al gobierno de la Concertación, aprovechando que Bachelet tiene una agenda interna bastante complicada por enfrentar.
Creo que más que en Lima, la pista podría estar en Santiago. Sin embargo, la hipótesis del pacto no puede ser descartada de plano, por los elementos antes señalados.
PD: Debo añadir algo más. El cálculo que haces es cierto. El APRA le bastaria con UPP y UN y para ser mayoria en el Congreso. En algunos casos podria contar incluso con votos de Alianza Parlamentaria e incluso del nacionalismo. La pregunta que cabe hacerse es: ¿por qué no aisla al componente fujimorista y gobierna sobre la base de acuerdos concretos con partidos democráticos?
me imagino que si hace tiempo venimos hablando de la debilidad de los partidos y de la política en general (de la que el apra no se escapa), es pues exagerado hablar de una alianza apra - fujimorismo. supongo que por allí pasa parte de la idea de las coincidencias (de intereses), en vez de alianzas al estilo clásico: acuerdos partidarios, bien estructurados, con objetivos más o menos definidos.
partamos de esa idea. que el apra, con todo lo tradicional e histórico que es, comparte taras similares a, por ejemplo, el partido perú posible. claro, no hay alianzas entre el apra y el fujimorismo, más si algunas coincidencias y alianzas, sí, específicas para determinada situación en el congreso. quizá revisando el comportamiento en las votaciones parlamentarias podría verse esto mejor. ¿el comportamiento es extremadamente similar la mayor parte de veces o más bien corresponde este a situaciones específicas, coyunturales?
lo que sí es posible (y creo está más documentado) es que ciertos sectores históricos del aprismo sí negociaron varias veces con parte del aparato de inteligencia del anterior gobierno fujimorista. eso se vio claramente en el video entre mantilla y montesinos. ¿expresaba eso una alianza entre el apra o una coincidencia?
aceptando la posibilidad de que sean coincidencias, ¿cuántas coincidencias hacen una alianza tácita?
El Secretario General del APRA, Mulder, se pronunció sobre la noticia de “El Mercurio”.
Aseguró que el gobierno aprista “tiene ‘absolutamente claro’ que el ex-presidente [Fujimori] debe regresar al Perú para responder ante la justicia por los delitos que se le imputa.” El Presidente Alan García se pronunció también sobre la nota del Mercurio rechazándola: El mismo ha sido, víctima de la dictadura de Fujimori.
El gobierno sí quiere extraditar a Fujimori- es el mensaje.
Pues existe una manera muy concreta de mostrar esto y desestimar las alegaciones del Mercurio. La sentencia del 25 de Noviembre de 2006 de la Corte Interamericana de Derechos Humanos señala la obligación del Estado peruano de no dejar en la impunidad los crímenes de lesa humanidad de la prisión de Castro Castro. El Estado –sentenció la Corte- “debe utilizar todos los medios, instrumentos y mecanismos nacionales e internacionales para la persecución efectiva de tales conductas y la sanción de su autores […]” La Corte se referió expresamente a mecanismos internacionales en una clara referencia a los mecanismos necesarios para la extradición de personas implicadas en la comisión de tales delitos que se encuentran fuera de la jurisdicción peruana ( léase Fujimori). Señaló en ese sentido:
“El tribunal [..] tiene en cuenta la importancia que conlleva la apertura de un proceso penal en contra del ex-Presidente peruano Alberto Fujimori Fujimori, a quien se atribuye haber planificado y ejecutado el “Operativo Mudanza I” […]
“Tomando en consideración la gravedad de los hechos del presente caso, según la obligación general de garantía […] el Estado debe adoptar todas las medidas necesarias, de carácter judicial y diplomático, para juzgar y sancionar a todos los responsables de las violaciones cometidas” .
En otras palabras medidas procedentes a la captura, enjuciamiento y condena de los responsables.
Hasta el momento el Estado peruano no ha pedido a las autoridades de Chile la extradición de Fujimori para ser enjuiciado por dichos crímenes. Sin ello, aún Fujimori llegue a Lima a responder por los delitos que la administración de Alejandro Toledo
presentó como pedido de extradición, el Perú no podrá procesarlo por otros delitos por los que no haya sido específicamente extraditado. ¿Porqué el Perú no procede a pedir su extradición por estos nuevos delitos serios como la Corte lo ordena? Este pedido no lo hace el juez peruano de un juzgado x. Este es un pedido de Estado a Estado vía nota de Cancillería. (allí entra lo de “medidas diplomáticas”, a que se refiere la Corte. Esto no es algo que un mero Procurador pueda hacer, sino el Estado qua Estado)
Pues entonces, si en efecto la actual administración peruana quiere la extradición de Alberto Fujimori debe proceder a hacer lo mismo que hizo la administración de Toledo: Hacer efectivo un pedido de extradición por la tanda de nuevos crímenes que el juzgado supraprovincial peruano en el caso Castro Castro examina contra Fujimori, en acatamiento de la sentencia de la Corte Interamericana. ¿Lo va a hacer, desvirtuando en la práctica los turbios alegatos de “El Mercurio”? El Estado peruano tiene la palabra.
Debe tomarse en cuenta que el proceso penal existente contra Alberto Fujimori en el Perú, lo acusa directamente de haber ordenado y dirigido la masacre in situ (declaraciones de agentes del Estado co-acusados). Por tanto, no está en debate o en cuestión ese aspecto de la sentencia de la Corte. El propio fuero jurisdiccional peruano lo indica así. ¿Porqué no se efectiviza una nota de Cancillería requiriendo la extradición de Fujimori para que aparezca en juicio de conformidad con lo que el juzgado peruano ha ordenado? ¿Qué impide esto? ¿No es de orden público? Más aún, establecidos que son crímenes de lesa humanidad, no es de orden internacional público el proceder de acuerdo a Derecho? Crímenes de lesa humanidad son los crímenes más serios posibles ya no solo en derecho interno sino en toda jurisdicción penal existente. ¿Cómo se concilia la inacción del Estado peruano hasta el momento en ese punto con una intención real de respetar normas de orden público internacional? El Estado peruano tiene la obligacion concreta de pedir ipso facto la detención de Fujimori por los crímenes del que los propios agentes estatales lo acusan en los sucesos del penal de Castro Castro y es lo que deberia hacer para poder ser consistente con su alegada intencion de que Fujimori responda por todos los crimenes del que se le acusa.
Monica Feria
LLM,Diplomada por la Academia del Haya en Derecho Internacional
Hola, muchas gracias por los comentarios.
Varias cosas. Empiezo por una metáfora. En la revista Somos de hoy, Mario Ghibellini recurre al argumento retórico de "si camina como pato, come como pato... es un pato", para "fundamentar" la idea de la alianza. Falso: puede ser un cisne, un ganso, una oca, todos ellos caminan, comen, graznan parecido... y no son patos. Es de lo más tonto decir "parece, ergo, es". Totalmente anticientífico, pues. Los que queremos hacer análisis serio, debemos decir "parece, pero para demostrarlo, tengo que presentar evidencia sólida, verificable, falseable". Disculpen, hace tiempo quería decir algo sobre ese dicho tan tonto.
A ver, en general, me parece que la evidencia da, a lo más, para decir que se están dando coincidencias entre el APRA y el fujimorismo que podrían dar lugar, primero, a una acción coordinada en cuestiones específicas (en este momento hay cierta evidencia para afirmar eso), y que, más adelante, podría darse una alianza en firme. Hasta allí nomás.
Se ha recordado la historia larga de pactos en el APRA. Me parece que ellos ilustran bien mi argumento. Con Prado y Odría el APRA se comprometió a no hacer oposición, pactando con "enemigos", a cambio de la legalización del partido. En 1978, con el PPC, el APRA se comprometió a apoyar fórmulas liberales a cambio de la presidencia de Haya. Todo pacto implica un intercambio, en el cual los actores hacen cosas que normalmente no harían; hacen un sacrificio, para ganar algo. Ahora, con los fujimoristas, no se ve nada de eso, el APRA no sacrifica nada, los fujimoristas tampoco. Coinciden naturalmente. Es una convergencia muy odiosa, si así lo quieren ver, desde la orilla progresista es muy antipática, pero no es así para ellos. Claro, el APRA podría hacer acuerdos con la Alianza Parlamentaria (AP, PP) y con UPP y el PNP, y hacer un giro a la izquierda. Eso es lo que la orilla progresista quisiera. Pero, simplemente, no es lo que quiere el APRA. Siempre desconfió del progresismo, con el que compite directamente.
Más que la conclusión de su análisis sobre la "alianza” apro-fujimorista, posibilidad que "no se sostiene por ninguna parte", según afirma, la rigidez concluyente de sus comentarios es lo que alarmado me motiva hacer unas reflexiones:
"No creo para nada en la validez de esa hipótesis ", anota usted sin temblarle el pulso. Y, como una certera resignación que es como un empujón que le dan a uno para correr al teléfono y llamar de urgencia al sicoanalista, incólume, añade: "Así pienso, qué voy a hacer..."
Tengo muy buenas referencias del APRA negra, y del APRA blanca; del APRA de los compañeros “negociable” que hablaba Mantilla en aquella famosa salita con Montesinos, como de los compañeros de cachiporra y pirulo; y de los célebres “apanados”, “chiquitas” y palizas del búfalo Barreto; como también de famosas “seducciones” al esilo Delia Fiallo de "sacrificadas" compañeras, y del imperecedero: “¿Dónde está la mía..? y también aquél célebre: "¿Cómo es..?"
No tenía, sin embargo, la menor idea del APRA hipnótica: Capaz, -al parecer a través de las hondas herzianas- de entornillar en nuestros pensamientos, increíbles fantasías.
Cuando usted analiza al APRA, a cuál APRA le pone el termómetro..? ¿Al APRA histórica antiimperialista y revolucionaria..? ¿O el ‘tongue blade’ se lo introduce al APRA de la superconvivencia..? ¿A la de la convivencia..? ¿O a la de la coalición con Odría..? ¿O al APRA de base que apoyó a Velasco con la reforma agraria y las comunidades industriales..? ¿El APRA de los Gonzáles Posada, Tantaleán, Arbulú...? ¿O al APRA del 05 de febrero del 75 que por encargó de la CIA se lanzó a incendiar el centro de Lima..? ¿Al APRA de los Morales Bermúdez que el historiador Jorge Basadre llamó "felón"..? ¿O en sus mente doctor Tanaka, está el APRA corrupta de los dólares MUCs, Faucett-Zanatti, Mirage y el desbarajuste 85/90..? ¿Ausculta al APRA de Absalón Vásquez, Agustín Mantilla, Valle Riestra que a las maravillas se entendieron con el poder fujimorista al que sirvieron con diligencia..? ¿O analiza al APRA de Mercedes Cabanillas, Jorge Del Castillo que a sugerencia de Alan García domingo a domingo asistían a las comilonas y parrilladas que se realizaban en la residencia de los hermanos Wolfenson de Jacinto Lara en San Isidro donde se encontraban por orden judicial con detención domiciliaria ..? ¿O analiza al APRA alharacosa que escribe en el diario de la MAFIA..? ¿O el centro de sus análisis es el APRA "jacobina" del establo del barón Mauricio Mulder..? ¿O en su diván está el APRA de la dirigencia expectorada antes de las pasadas elecciones que exigían democratización del partido y que acusaron "dedazos" dictatoriales y denunciaron los corruptos "compromisos" y prebendas que Del Castillo recibiera de Montesinos, tanto en Miami como en San Isidro..?
Porque el APRA, usted como estudioso social lo sabe muy bien, objetivamente ha sido un partido político, una cofradía de intereses aventureros y club electoral a la vez.
A usted en ningún momento se le pasa por la mente la posibilidad del “síndrome Pinochet" que García pudiera padecer en algún grado..?
¿No cree que una persona que tiene en su “haber” (son acusaciones y hay indicios) la responsabilidad de cientos de muertes, en ocasiones sienta miedos o remordimientos justificables..?
Incluso, ¿Que padezca de pesadillas..?
La “psique” de los mandatarios ¿sólo es válida si es analizada por sus médicos de cabecera, o también los antropólogos, sociólogos e historiadores tienen derechos a indagar en estos estadios..?
¿O cree usted que nos encontramos frente a un estoico paciente que sencillamente las concomitancias de hechos lamentables, ya lo “olvidó” y, por el contrario, ahora duerme a pierna suelta y las indagaciones de organismos internacionales de los Derechos Humanos que a cada momento la prensa recuerda, son simples saludos a la bandera, una suerte de la última ocurrencia de Jorgito Del Castigo..?
A pesar de la gran preeminencia que están teniendo y asumiendo los organismos internacionales que velan por el respeto a los Derechos Humanos en el mundo entero, ¿no descarta de sus análisis la similitud, cualquiera que pudiera existir, que los casos de Pinochet y Videla estén de alguna manera “alterando” la paz emocional de nuestro mandatario..?
Finalmente, ¿tiene derecho el doctor García a tener en cuenta esta enojosa posibilidad..? Es decir, verse “envuelto” en una corte internacional por violación de los Derechos Humanos en su administración 85/90..?
De ser así, ¿podría en estos días actuar en consecuencia..? Es decir, ¿tendría derecho a “cuidarse” las espaldas para no verse en los zapatos de Pinochet, por ejemplo..?
En esta lógica, ¿sería descabellado que Alan García maniobre para que un próximo gobierno actúe en su beneficio y de alguna manera lo “proteja”....?
¿Usted no piensa que un gobierno de izquierda sería catastrófico para García de ser válida esta posibilidad..?
¿Como sería la actuación de una administración Toledo en esta eventualidad..?
¿No piensa que la “salida” perfecta, el “hombre ideal”, -y así poder morir en paz y con todos los honores- sería un Fujimori en la Casa de Pizarro..? Porque el hedonismo de García, ¿no me diga de que de ayer para hoy se ha esfumado..?
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