domingo, 8 de octubre de 2006

La (i)racionalidad de Sadam Hussein

Como algunos saben, uno de los temas que me interesan es el estudio de las formas de racionalidad. Sobre el punto, escribí hace ya algunos años un texto, en el que me identifico con un modelo de racionalidad “complejo” y no con un modelo de racionalidad “ingenuo”. Ver "Individualismo metodológico, elección racional, movilización de recursos y movimientos sociales: elementos para el análisis" (en Debates en Sociología, nº 19, Revista de la Facultad de Ciencias Sociales de la Pontificia Universidad Católica del Perú, 1994).

Un tema muy interesante para analizar estos asuntos el de la invasión de Irak, y en particular, la racionalidad de Sadam Hussein. Sobre el tema en general me pronuncié en su momento, y mi posición puede verse en el artículo “">El pensamiento de los ‘halcones’ de la Casa Blanca ” (en: Que Hacer, nº 141, marzo-abril 2003. Lima, DESCO (p. 7-13). Recientemente, se publicó en la revista Foreign Affairs en español un fascinante artículo que da luces sobre la racionalidad de Sadam Hussein:

“El engaño de Hussein visto desde dentro”, de Kevin Woods, James Lacey y Williamson Murray (Foreign Affairs en español, julio-septiembre 2006).

http://www.foreignaffairs-esp.org/20060701faenespessay060303/kevin-woods-james-lacey-williamson-murray/el-engano-de-hussein-visto-desde-dentro.html

A primera vista, Hussein aparece como un actor totalmente irracional: no tenía armas de destrucción masiva (ADM), pero no permitió una amplia inspección internacional que despejara las legítimas dudas al respecto; esto hizo posible que la suposición de su existencia justificara la invasión, lo que hizo que al final terminara derrocado y encarcelado. Si no tenía ADM, ¿por qué no colaborar entonces con los inspectores y evitar la invasión?

El artículo de Woods, Lacey y Murray da muchos elementos que ilustran la irracionalidad de Hussein, que en ciertos aspectos aparece como un dictadorzuelo de republiqueta bananera. Asesinar a quienes le dan malas noticias, o planear maniobras bélicas con ejércitos inexistentes, recuerdan al delirio de Hitler en el bunker del final de sus días. Si Hussein era un actor irracional, entonces no podía responder a incentivos, y por lo tanto, era muy poco lo que las potencias occidentales o la ONU podrían haber hecho para que cumpliera con los mandatos internacionales.

Sin embargo, el artículo señala también algunos supuestos de política internacional que manejaba Hussein, y que permiten darle inteligibilidad y razonabilidad a algunas de sus decisiones. Hussein pensó que E.U. nunca “se atrevería” a invadir, considerando la oposición interna que enfrentaría, así como la condena internacional, donde la conducta de Rusia y Francia aparece como fundamental. Bajo el supuesto de que E.U. no invadiría, Hussein jugó a ser ambiguo respecto a la existencia de ADM. La posibilidad de su existencia le permitía consolidar su frente interno, su imagen como potencia regional, y disuadir a potenciales agresores. La amenaza de E.U. no resultó creíble para Hussein, básicamente por la acción de otras potencias occidentales, que optaron por desempeñar un papel de “contrapoder” respecto a los E.U. Esto hizo que Hussein llegara a pensar, incluso cuando las tropas norteamericanas cercaban Bagdad, que no llegarían a derrocarlo.

Según estos cálculos, la conducta de Hussein muestra cierta racionalidad, y nos permite entender las decisiones que tomó antes de caída. Si este modelo de racionalidad es correcto, encuentro entonces evidencia que fortalece una de las tesis que sostuve en mi artículo de 2003: que si alguna opción existió de evitar la guerra y lograr el desarme de Irak, esto implicaba que para Hussein la amenaza de invasión fuera creíble, para lo cual era necesario que las potencias occidentales se mostraran unidas detrás de la exigencia de no poner ninguna restricción a la acción de los inspectores de la ONU. Ello no pudo ocurrir por la posición de Rusia, Francia y otros, que jugaron por el contrario a erigirse en contrapoderes a la acción de E.U. e Inglaterra.

Finalmente, creo que el tiempo también confirmó, lamentablemente, los temores respecto al fracaso de las tareas de “State-Building” y la ineficacia de la invasión para lograr el objetivo de lograr un mundo más seguro; así como la previsión del progresivo desgaste de la posición de los “halcones” dentro de la Casa Blanca.

Sobre la polémica entre los “duros” cercanos a la Casa Blanca, ver artículo de Francis Fukuyama, más abajo….

1 comentario:

CHRISTIAM SOTOMAYOR dijo...

que bueno encontrase con un blog dodne las ideas estan tan bien sustentadas.

nos leemos