Artículo publicado en Perú21, martes 24 de octubre de 2006
Estamos en plena campaña electoral regional y municipal, pero no hay mucho entusiasmo, por varias razones. Una de ellas, a mi juicio, es que todos intuimos que, gane quien gane, las cosas no cambiarán sustancialmente. Esto me parece que se debe, entre otras cosas, a que elegiremos a nuestros nuevos representantes exactamente con las mismas reglas con las que elegimos a los anteriores.
En general, cuando se habla de los problemas de representación, nos solemos ocupar de los partidos nacionales y del Congreso de la República, y pasamos por alto lo que ocurre en los ámbitos regionales y locales. Algunos tienen incluso la ilusión de que los movimientos regionales o las organizaciones políticas locales serían más "democráticos" que los partidos nacionales, por lo que deberían tener mayor protagonismo. En realidad, todos adolecen de males similares, y me atrevería a decir que las cosas son peores, en ciertos aspectos, en los niveles locales.
Recordemos los bajos porcentajes de votos con los que fueron electos gran parte de los presidentes regionales y alcaldes, el excesivo número de listas compitiendo, la alta relación que hay entre esto y la posterior aparición de conflictos sociales, la débil presencia de los principales partidos nacionales y la dispersión del voto en partidos menores y en improvisados movimientos regionales y agrupaciones políticas locales; los enormes problemas de gestión de las autoridades, sus conductas autoritarias, las reiteradas denuncias de corrupción... En suma, tenemos una dinámica en la cual una multiplicidad de actores débiles y fragmentados disputa el poder y, luego, lo ejerce de manera facciosa.
¿Qué se puede hacer? Creo que deberían implementarse reformas que intenten limitar la fragmentación y, al mismo tiempo, incentivar el desarrollo de conductas cooperativas entre los actores. Para esto, dos cuestiones me parecen cruciales. La primera es imponer requisitos más exigentes a los actores regionales y locales, forzándolos a que busquen articulaciones más amplias. Por ejemplo, solicitar a los candidatos a las regiones que presenten candidatos en más de una circunscripción, o que presenten candidatos no solo para la región, sino también para las alcaldías provinciales. Algo similar para los candidatos a alcaldes provinciales. De otro lado, para estimular la cooperación y limitar las conductas autoritarias en las que caen autoridades electas con bajos porcentajes de votación, deberíamos eliminar, o cuando menos atenuar, el actual "premio a la mayoría", que otorga automáticamente mayoría en los consejos regionales y municipios al ganador de la elección. Esto forzaría a la negociación con otros grupos políticos y haría más realista la composición y dinámica de los consejos. Algunas de estas propuestas han sido planteadas ya por el Grupo Propuesta Ciudadana y Prodes. El debate sobre la reforma del Estado y la reforma política debería considerar estas cuestiones.
[ ver más:
http://www.propuestaciudadana.org.pe/
http://www.prodes.org.pe/
Meléndez, Carlos
2003 Ultimo mapa político: análisis de los resultados de las elecciones regionales de noviembre del 2002. Documento de Trabajo 130. Lima, Instituto de Estudios Peruanos.
Remy, María Isabel
2005 “Los gobiernos locales en el Perú: entre el entusiasmo democrático y el deterioro de la representación política”. En: Victor Vich ed., El Estado está de vuelta: desigualdad, diversidad y democracia. Lima, Instituto de Estudios Peruanos, p. 111-136).
2005a “Primer informe. Estudio sobre conflictos entre población y autoridades locales”. Defensoría del Pueblo, documento inédito.
2004 Los múltiples campos de la participación ciudadana en el Perú. Un reconocimiento del terreno y algunas reflexiones. Lima, Instituto de Estudios Peruanos ]
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