Artículo publicado en La República, domingo 27 de febrero de 2011
La semana pasada, comentando el último libro de Carlos Iván Degregori, Qué difícil es ser dios... mencioné de pasada que este “polemiza (...) con los intelectuales que vieron en Sendero Luminoso la expresión de alguna forma de identidad andina o milenarista, y que tendieron a proyectar una imagen ‘esencialista’ de lo andino”; dije también que “los viejos textos de Degregori (...) muestran (...) cuánto han envejecido visiones alternativas (...) como las de Juan Ossio, Alberto Flores Galindo o Gonzalo Portocarrero”. Quiero aclarar que no pretendí en absoluto desmerecer el importante aporte que en su momento hicieron, y en el caso de Ossio y Portocarrero, siguen haciendo estos autores. Simplemente ocurre que el paso de los años obliga necesariamente a replantearse las cosas; comentar más sobre estos asuntos creo que podría resultar de interés.
En la década de los años ochenta, se discutía sobre las relaciones entre “lo andino” y Sendero Luminoso. Para algunos, Sendero expresaba de alguna manera lo primero, aunque fuera de manera retorcida y violenta: Flores Galindo hablaba de una “utopía andina”, de una identidad que habría resistido a lo largo de los siglos y que se expresaría en diversas formas de resistencia a un orden explotador. Portocarrero buscaba elementos que compartieran los dirigentes senderistas, más educados y mestizos, con la población campesina e indígena, que por momentos se dejó seducir por el discurso senderista, y creyó encontrar la respuesta en alguna forma de identidad andina. De otro lado, Ossio y otros en el Informe Uchuraccay planteaban la existencia de barreras que separaban el mundo andino y el mundo occidental, y que explicaban el malentendido que hizo posible el asesinato de los periodistas y su guía por parte de los comuneros.
Investigaciones más recientes sugieren, a mi juicio, un panorama muy diferente: las comunidades campesinas aparecen como muy complejas y diferentes según regiones, y muy cambiantes en el tiempo; se muestran con diferentes niveles, pero en general muy significativos, de articulación con espacios y territorios que incluyen las ciudades, a través de la migración, el comercio, y su relación con el Estado. En cuanto a la actuación de las comunidades durante el conflicto armado, se esboza una imagen en la cual las comunidades pueden llegar a ser muy pragmáticas y estratégicas, estableciendo alianzas e iniciativas muy diversas, que se terminaron expresando en la conformación de rondas y comités de autodefensa.
En el momento actual, como consecuencia de la dinámica de la migración, el crecimiento de las ciudades, la institucionalización de los municipios rurales, la politización de los espacios locales, la expansión de las actividades extractivas, la imagen de lo andino está en redefinición. Pero todavía no aparecen visiones articuladas capaces de superar del todo las visiones previas. La pregunta por la identidad andina sigue abierta.
VER MÁS:
Para los interesados en estos temas, ver:
- Informe de la comisión investigadora de los sucesos de Uchuraccay. Lima, 1983. Sobre el tema de Uchuraccay he comentado antes:
http://martintanaka.blogspot.com/2008/01/comisin-vargas-llosa-y-roco-silva.html
http://martintanaka.blogspot.com/2008/01/uchuraccay.html
- Flores Galindo, Alberto: Buscando un inca. Identidad y utopía en los andes (1986).
- Portocarrero, Gonzalo: Razones de sangre. Aproximaciones a la violencia política. Lima, PUCP, 1998.
Para los debates más recientes, ver, entre muchos otros:
- Castillo, Pedro, et.al., ¿Qué sabemos de las comunidades campesinas? Lima, Allpa, 2007. Ver especialmente Diez Alejandro, "Organización y poder en comunidades, rondas campesinas y municipios"; e "Identidad y comunidades campesinas: un ensayo de balance", de Pablo del Valle.
- Robin, Valérie, y Carmen Salazar-Soler, eds., El regreso de lo indígena. Retos, problemas y perspectivas. Lima, IFEA-CBC, 2009.
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3 comentarios:
Profesor Tanaka:
Creo que está mal interpretando la categoría de "utopía andina" que trabaja Flores Galindo.
Esto en cuanto, si usted revisa el Epílogo de Buscando un Inca, la utopía andina, dice el autor, surge como respuesta al problema de la identidad planteado en los Andes luego de la conquista. Una de las características que propone Flores Galindo es la forma que asume esta identidad en la que pesa mucho el mito (de un añoro por una sociedad ordenada y, cuenta el mito, más equitativa que la que le sucedió), también autoritaria, mesiánica y violenta.
Pero a la vez llama la atención sobre su caracter reactivo a la occidentalización de la sociedad andina. Creo que si, como usted dice, y se interpreta la obra de Flores Galindo, como si SL fuera "la expresión de alguna forma de identidad andina o milenarista" se está cayendo en un error. Pues, como bien explica el autor desde una perspectiva marxista y por tanto comprometida con el cambio social, el libro no intentaba proponer de ninguna forma el regreso al pasado o a prolongar esta utopía andina. Es más Flores Galindo la considera en algún momento negativa, por eso es que así como dicha utopía se alimentaba y se manifestaba en forma de sueños (esperanza hacia el cambio) también se reprodujo en forma de pesadillas. Pero finalmente estas deberían, si queremos seguir al autor, de ser enmarcadas en lo que consiste realmente la utopía andina y a lo que finalmente le dedica el libro Flores Galindo: al caracter reactivo y post-traumático de esa identidad, como respuesta a la occidentalización de esa sociedad.
Bajo esta óptica, SL no es una expresión de la identidad andina, sino que representa una pesadilla, un sueño malverso, que como se puede extraer de la introducción del último libro de Degregori se corresponde solo con el discurso del PCP-SL, en cuanto asume que es el campesinado la fuerza motora de la revolución peruana, más en la práctica esta solo resultó en algunos periodos como un aliado táctico para dicho grupo armado, ya que la mayoría de sus cuadros ya no pertenecían a sociedades indígenas sino que eran más mestizos que abandonaron la cosmovisión andina para sufrir una metamorfosis en el sentido ideológico y virar a posiciones hasta cierto punto indigenistas sin dejar de ser marxistas y por tanto occidentales en su cosmovisión.
Creo que mirar la utopía andina como una respuesta o reacción al proceso modernizador, occidentalizador, y por tanto capitalista en gran parte del proceso, abre nuevas sendas que no pueden ser desdeñadas, y que se encuentran inmersas en la obra de Alberto Flores Galindo.
La utopía andina forma parte de una cosmovisión bajo la cual el indio interpreta y actua, decir que el PCP-SL expresa dicha cosmovisión constitutiva de la identidad andina, es una reducción que no se condice con la idea de pesadilla que tenía este autor para el fenómeno de SL.
Saludos,
Jason
Yo no he leído "Buscando un Inca" pero me parece acertado agrupar esas visiones al menos sobrentendiendo que albergan las cualidades necesarias sí y sólo sí son leídas/entendidas por Martín. Es decir, tal como Martín creo que las lee y entiende, sí hay semejanzas entre las tres visiones.
Ahora, yendo a que si hubo algo ideológico/cultural en los "soldados rasos" que tuvo SL antes de que estos se enrolaran, yo creo que tiene sentido pensar que sí lo hubo.
Así como Martín trazó un paralelo entre estas visiones, me resultaría interesante saber que piensas Martín sobre trazar un paralelo entre estos "soldados rasos" de SL con los milicianos que el Estado Islámico colecta del mundo occidental.
Jason. Dices tú que "Bajo esta óptica, SL no es una expresión de la identidad andina, sino que representa una pesadilla, un sueño malverso".
Supongo que tú entiendes que "creer en la utopía" incluye "creer en un horizonte y creer en la eficacia de una forma determinada de acercarse a éste"; e intuyo que para Martín "creer en la utopía" sólo implica "creer en un horizonte". De ahí tu arrebatado "discrepo con Ud, profesor Tanaka"
No he leído ninguno de los libros citados aquí y en el post anterior, pero barajo la posibilidad de que si SL consiguió ganarse algunos milicianos, es porque éstos habitaban en pesadillas de las que querían salir y vengarse, sí, pero pesadillas construidas sobre la creencia en esa utopía. Es decir, SL es de alguna forma la expresión de UNA identidad andina, la de los que creían en la utopía pero barajaban "otras formas" de realizarla.
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