La columna de hoy de Mirko Lauer en La República, a mi juicio, abre pistas clave para entender el actual momento político, signado por destapes, soplos, ampayes, denuncias, que han llevado a la separación o renuncia de altos funcionarios, y la revisión de licitaciones y contratos. Lauer llama la atención sobre un intenso trabajo de "grupos de inteligencia", vinculados al sector privado y al gobierno, que estarían detrás de las denuncias. Yo añadiría que la multiplicación de denuncias tiene también que ver con los enfrentamientos al interior del partido de gobierno. En otras palabras, los medios reciben expedientes con denuncias armados por grupos que buscan perjudicar a otros, y así ubicarse mejor. Así es como estamos llegando a este ambiente enrarecido de escándalos sucesivos. Claro, las denuncias apuntan a hechos importantes, hay mucho rabo de paja, así que éstas proliferan; pero no perdamos de vista los juegos que hay detrás.
Como dice Lauer, lo peor de esto es que en un ambiente así, un operador político como Mantilla se ofrezca a hacerle el trabajo sucio al gobierno, y que éste acepte. Ya veremos.
Sociedades anónimas del soplo
Mirko Lauer.
Una parte de la inflación de destapes, ampayes y zancadillas en la política de estos tiempos se debe al retorno de la iniciativa privada a la actividad de inteligencia. En una de las versiones sobre el tema existe ya un par de organizaciones de inteligencia paralelas a las establecidas por ley, y trabajan las 24 horas.
Una de ellas se habría establecido por cuenta propia en torno de un importante personaje del gobierno, e incursiona por igual en los asuntos políticos y en los negocios privados. Los servicios de inteligencia de los institutos armados conocen de la situación, pero vienen teniendo problemas para ponerle coto.
Para el gobierno aprista este recrudecimiento de viejos usos no es una buena noticia, pues en estos tiempos lo oficial es mucho más vulnerable a los fisgones que lo particular, y mucho mayor la demanda. Lo cual podría estar obligando a los apristas a pensar en algunas formas de contrainteligencia política para vivir mañana.
Es aquí donde entra Agustín Mantilla, cuya aparición en escena coincide casi a la hora con el ingreso de Luis Alva Castro al ministerio del Interior. Quizás el ex ministro se estaba ofreciendo como un antídoto contra estos peligrosos negocios privados con la inteligencia. Ya nos enteraremos cuando empiece la campaña contra él.
http://www.larepublica.com.pe/content/view/146311/559/
Teresa Ruiz Rosas: “Me interesó cómo aquel personaje podía ser tan
importante para los músicos”
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La escritora arequipeña nos habla de su novela El copista (DeBolsillo,
2024), recientemente reeditada
Hace 22 horas.
2 comentarios:
pero lo que dice -o insinúa- Lauer es que un misterioso e innombrable Big Brother de inteligencia que molesta al CNI (sólo le falta decir que empieza con Giam y termina con pietri) está detrás de "una parte" de los destapes de los últimos días.
el problema es que Giampietri sólo parece estar detrás de las campañitas de La Razón, que tienen cero impacto a nivel mediático. por tanto, con su ambigüedad, Lauer extiende el manto de la sospecha sobre todas las investigaciones periodísticas de las últimas semanas.
y, es más, ya advierte que cualquier revelación futura sobre Mantilla sería la confirmación de que todo es el complot de un Montesinos en potencia.
a ver, esta columna insinúa que las investigaciones de la prensa son, en realidad, parte de un engranaje mayor para cercar a García. veámoslo al revés: ¿y si esta columna es parte de un engranaje mayor para desprestigiar a las investigaciones?
por cierto, comento el tema en:
http://uterodemarita.com/2007/03/07/tema-del-traidor-y-del-heroe/
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