Artículo publicado en Perú21, martes 14 de agosto de 2007 Se han hecho muchos balances al cumplirse un año de gestión del Gobierno nacional, pero no muchos sobre el funcionamiento del Congreso. Pese a los esfuerzos de Mercedes Cabanillas, al finalizar la legislatura 2006-2007, el nivel de desaprobación del Congreso terminó siendo muy alto; en la percepción ciudadana pesaron mucho los escándalos asociados a inconductas de algunos parlamentarios y los cuestionamientos asociados a la elección de los miembros del Tribunal Constitucional, a los que se sumaron recientemente los relacionados a la elección de la Mesa Directiva 2007-2008. ¿Qué podría hacerse para enfrentar este problema?.
A mi juicio, el núcleo de los problemas está en la debilidad de los partidos. Para muestra un botón: la bancada más grande, la de UPP, empezó la legislatura con 45 representantes y la terminó con apenas 18, que además se dividieron (diez contra ocho) en la elección de la Mesa Directiva 2007-2008. Esto hace imposible tener representantes que respondan por la plataforma electoral merced a la cual llegaron a donde están. Esto nos pone en una situación peor que la del Congreso 2001-2006, donde el grupo más grande, el de Perú Posible, empezó con 47, y un año y medio más tarde mantenía 41 representantes. Unidad Nacional también ha tenido problemas, empezó con 17 y hoy tiene 15, y el Congreso tiene ahora a siete congresistas sin bancada. Gran parte de la insatisfacción que dejó la elección de la Mesa Directiva 2007-2008 está precisamente en el hecho de que uno de sus miembros (Estrada) pueda ser electo sin el respaldo de su bancada (UPP), y que un ex miembro de UPP, sin grupo parlamentario, pueda también ser electo (Torres Caro).
La debilidad de los partidos en el Congreso tiene varias explicaciones: la Ley de Partidos Políticos y un conjunto de modificaciones permitieron que las listas de candidatos al Parlamento se definieran a última hora, lo que hizo posible que proliferaran conductas oportunistas en los postulantes, y se hizo difícil un mayor escrutinio ciudadano. De otro lado, el voto preferencial, ya lo hemos dicho antes, debilita la cohesión interna de los partidos. Finalmente, una vez electos, en tanto no haya sanciones efectivas al transfuguismo, las conductas oportunistas pueden proliferar. El transfuguismo debería ser sancionado, incluso con la pérdida de la curul, que pertenece a la lista partidaria, no al individuo.
En suma, lo que deberíamos hacer es revisar nuestro sistema electoral y las normas que rigen el comportamiento de nuestras autoridades electas, con una lógica de fortalecer a los partidos y las instituciones, y combatir el personalismo y el oportunismo. Algo se ha avanzado con hacer funcionar el Congreso sobre la base de grupos parlamentarios, pero es necesario hacer más.
AMPLIACIÓN. Sobre el tema ver:
Análisis del primer año de funcionamiento del Congreso, de Observa:
http://www.observa.org.pe/Indicadores de gestión parlamentaria. Periodo anual de sesiones 2006-2007
http://www.congreso.gob.pe/
4 comentarios:
Martín, ya que escribiste „Ideas para mejorar el funcionaminto del Congreso“ en tu columna Perú 21 y en tu blog, y expones el talón de Aquiles del Parlamento en la Ley de Partidos Políticos, y pides una revisión de la Ley Electoral (ahora se está pidiendo que el voto no sea obligatorio sino facultativo), para hacer coto al transfuguismo, al personalismo y al oportunismo, me llama la atención la columna de Hildebrandt de hoy refiriéndose a los diputados después de la Guerra del 79, él escribe:
„En 1882 Chile ordenó la venta de un millón de toneladas de guano peruano: 50% para su gobierno, 50% para los acreedores europeos del Perú. Y logró que ese trato, que debía extenderse por largos años, fuera parte de la rendición de Ancón y fuese aprobado por el Congreso peruano, aunque para ello el gobierno de Cáceres tuvo que expulsar a los diputados decentes que seguían mostrando su oposición y convocar a nuevas elecciones (fraudulentas)“.
(...)
„Chile ha comprado, en la última década, cuatro mil millones de dólares en armas de la más reciente generación. Con ellas pretende defender los 5,200 millones de dólares invertidos en el Perú, donde disfruta de monopolios y posiciones dominantes que jamás Chile le cedería a la industria peruana“.
Sería conveniente volver a tocar estos temas. Me gustaría saber cómo se toca en el parlamento el tema de las inversiones chilenas en Perú. ¿Conoce la población, que ahora desaprueba al Congreso en la encuesta de CPI de este mes, los tejemanejes de estos asuntos? Me meto en este meollo a pocas horas de que el presidente de la Cámara de Diputados de Chile, Patricio Walker, cancelara su visita a Lima por sentir agresiva la publicación de la nueva cartografía marítima peruana.
Saludos
José Carlos Contreras
Así es Martín, cuando no hay regulación personal ni ética interiorizada, lo que hay que hacer -y con prisa- es ajustar la normatividad y fortalecer las instituciones.
Martin:
Si la clase política peruana pareciera estar compuesta en su inmensa mayoría de oportunistas y mendaces, y si existe la percepción generalizada (convertida posiblemente en una verdad fáctica por la población)que uno sigue la carrera de político para llenarse de plata y seguir trepando; ¿Qué tan efectiva puede ser una nueva ley de partidos políticos? ¿Acaso no empeoraría la situación convirtiendo a los partidos en cerradas élites de notables a donde solo se acceda rompiendo la mano?
Para Javier:
la ley de partidos políticos debería obligar a estos a tener padrones públicos, y elecciones internas supervisadas por la ONPE. Se podría poner límites a la reelección de autoridades partidarias. Hay mucho por hacer.
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