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A continuación, un correo electrónico personal enviado por Víctor Caballero, investigador del Instituto de Estudios Peruanos. Lo reproduzco con autorización de Víctor, naturalmente, con mínimos cambios de edición. Excelente crónica que da muchas luces para entender cómo y por qué ocurren los conflictos, y qué debería hacerse frente a ellos. Saludos.
------------------- Mensaje original -------------------
Asunto: ALTURAS DE CHALLHUAHUACHO
De: Víctor Caballero Martin
Fecha: Dom, 29 de Julio de 2007, 12:57 am
Estimados amigos
El día lunes 23 de julio, cerca de dos mil comuneros de la provincia de Cotabambas, organizados en la Federación Provincial de Campesinos de Cotabambas, habían rodeado el campamento de la empresa minera XStrata ubicado en el distrito de Challhuahuacho, y amenazaron tomarla si es que no se enviaba una Comisión de Alto Nivel a negociar su plataforma de lucha. Esta acción formaba parte del paro agrario del 23 y 24 julio que dicha federación había programado.
Los gerentes de la minera XStrata acudieron a la PCM para que evitaran la toma de las instalaciones; ya el sábado pasado habían coordinado con el Ministro de Energía y Minas para enviar un funcionario a calmar los ánimos de los campesinos.
En un inicio quienes estaban informados de esta medida de fuerza consideraban que no iba a tener éxito: la federación estaba debilitada, decían, porque la lucha se explicaba por la disputas de liderazgos entre el presidente de la federación y el alcalde provincial de Cotabambas, disputa que se centraba sobre todo en la plata no invertida del fondo del Fideicomiso de Las Bambas.
Pero lo que vi en las fotos enviadas por Internet era otra cosa: columnas de campesinos bajando por los cerros a caballo y a pie; grupos enardecidos empujando las mallas del cerco del campamento minero. Cuando hablé por teléfono con el dirigente Valentín Roque Rata, sentí que el estado de ánimo era muy alterado. Exigían la presencia del Primer Ministro y del Ministro de Energía y Minas. Se calmaron un poco cuando les prometimos que iría una comisión multisectorial para trabajar la plataforma de lucha de la federación. Exigieron que la reunión se realice en la plaza pública de Challhuahuacho (a cuatro kilómetros del campamento minero).
Viajé al día siguiente presidiendo una delegación de siete funcionarios del MINEM – MINSA – MTC – MINEDU – MINAG. Antes de viajar llamé al presidente de la Región Apurímac, para proponer que él o el vicepresidente integre la delegación toda vez que la plataforma de la población eran demandas que debían ser resueltas por el gobierno regional, y en la medida que el problema más serio era el funcionamiento del Fondo de Fideicomiso de Las Bambas y con el Comité ejecutivo de dicho fondo donde el vicepresidente de la región participa como miembro pleno. Consideraba que la presencia de las autoridades del gobierno regional ayudaría mucho a resolver la plataforma de la federación, pero la respuesta fue sorprendente: el presidente prometió enviar al vicepresidente; a las seis de la tarde me llamaron para decirme que no iba nadie porque estaban atendiendo otros problemas (¿?).
Al llegar al pueblo de Challhuahuacho nos esperaban centenares de campesinos; otros venían bajando a caballo y a pie. Eran columnas de comuneros con características muy similares a la etnia de las comunidades de los Canas y Espinar; venían vestidos con sus típicos atuendos de bayeta negra uno, y blancas otros; con sombreros y cintas de colores. Habían pocas mujeres en los grupos. El policía del pueblo me hizo notar algo muy especial, pero que pasaba inadvertido: me dijo que para distinguir a los líderes comunales, los podía identificar por unos botones metálicos cosidos a la chaqueta; eran botones que tenían grabada una fecha (¿1894? ¿1884? No pude ver con detalle).
Si bien quien presidía la federación era Valentín Roque, noté que en realidad los presidentes de las comunidades tenían el mando real de los participantes. Se reunían aparte, en grupos y en círculo. Aunque ya me habían dicho que la federación estaba debilitada y que las disputas de liderazgos entre Valentín y el alcalde provincial explicaban en parte el conflicto (el alcalde provincial es el presidente del Fondo de Fideicomiso de Las Bambas), lo que me sorprendió (y creo que también a los dirigentes de la federación) era la contundencia de la lucha y la participación activa de los comuneros.
Por presión de la gente la reunión plenaria y las comisiones de trabajo se realizaron en la plaza pública (tipo asamblea comunal). No querían que nadie hable en cuartos o espacios cerrados. La desconfianza que se produzcan arreglos era evidente. No hubo protestas cuando propusimos que la reunión se organice de la siguiente manera: que hablen cinco representantes de la federación o del pueblo y luego trabajemos en cinco comisiones la plataforma de la federación.
Lo aceptaron y la reunión empezó, y fue muy tranquila, sin exabruptos. Los campesinos no se acercaron a la mesa; en las comisiones que se instalaron en la plaza, los comuneros rodearon la mesa, pero tampoco hubo incidentes; los participantes hablaron con fuerza, intransigencia a veces, pero cuando se llegaron a acuerdos o se resumían los temas tratados tampoco pasó nada...
El texto completo en: http://martintanaka1.blogspot.com/2007/07/para-entender-los-conflictos-sociales.html
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1 comentario:
Qué buena narración. Yo estuve en las Bambas hace unos años, antes de que se adjudicara a Xstrata. Los pobladores directamente beneficiados estaban a favor de la mina, inducidos por sus autoridares. Los de los poblados aledaños, en cambio, auguraban toda clase de desastres. Recuerdo mucho que Gregorio Fuentes, dirigente de la Federación Distrital de Campesinos de Tambobamba me dijo: “No vamos a permitir que entre la empresa. Una parte moriremos, moriremos todos, porque tenemos que hacer respetar, porque esta no es su hacienda, no es su propia casa para que dispongan a espaldas de nosotros, mientras que nosotros no opinamos”.
Recordé mucho esas palabras cuando escribiste "Conflicto minero para dummies".
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