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Artículo publicado en La República, martes 16 de diciembre de 2008
http://issuu.com/larepublica_peru/docs/republica_lima_161208 (página 18)
Dice un dicho popular que las personas frívolas hablan generalmente sobre cosas; las normales, sobre personas; y las mejores, sobre ideas. No estoy del todo de acuerdo con esta frase, pero si uno se inspirara en ese razonamiento y lo aplicara al debate público, podría decir que lo mejor sería que debatamos sobre la naturaleza de los problemas que nos aquejan, y cómo llegar a soluciones de fondo; aunque encontraremos que por lo general se discute sobre propuestas o iniciativas reactivas y de corto plazo, que no tienen buenos diagnósticos detrás; finalmente, lo peor sería perder el tiempo debatiendo sobre propuestas sin sentido, especulando sobre la verosimilitud de rumores, chismes, o denuncias varias sin pruebas o indicios suficientes, o sobre declaraciones desafortunadas de los gobernantes y políticos en general.
Creo que si analizamos el debate público en el país en los últimos meses, constataremos que debatimos cada vez menos sobre problemas y soluciones, y cada vez más sobre iniciativas insensatas que se presentan y luego se retiran, y sobre declaraciones y rumores que concitan gran atención al inicio, pero que con el tiempo se disipan, al no tener sustancia. Y así desatendemos los temas importantes: como qué hacer para defendernos mejor de la crisis financiera internacional, la necesidad de implementar una reforma política para mejorar la representación en el 2010 y el 2011, el combate a la pobreza y a la corrupción, la reforma del Estado, entre otras cosas. Cabría recordar a nuestra elite política lo señalado por Max Weber en su conferencia “La política como vocación”: “son tres las cualidades decisivamente importantes para el político: la pasión, el sentido de la responsabilidad y la mesura”.
No debería sorprendernos la mala calidad de nuestro debate público. La debilidad de los partidos hace que los candidatos ganen elecciones sin tener buenos diagnósticos ni iniciativas de política, ni cuadros técnicos capaces de implementar los planes que se diseñan. El Consejo de Ministros presidido por Jorge del Castillo contó al menos con cierto sentido común partidario, con su experiencia como político nacional, y al final con su aprendizaje en el cargo. En las últimas semanas, estamos pagando el precio de tener ministros que no se han “adueñado” todavía de sus cargos, que aún no funcionan como grupo, y a un Yehude Simon que todavía no logra desempeñarse como líder del gabinete. En este marco, cunden las iniciativas por cuenta propia, tienen más espacio los grupos de interés, lo que genera el desorden actual.
Para el primero de enero, el gran desafío de Yehude Simon es articular y dirigir a un equipo de gobierno con un norte claro, con un mínimo de coherencia y disciplina. Cuestión más urgente y necesaria considerando que no cuenta con partido propio, que es invitado del gobierno de un partido ajeno, y la magnitud de los problemas que se asoman.
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4 comentarios:
Estimado Martín, el dicho con que inicias tu artículo no lo había escuchado antes.
He buscado alguna referencia en Internet pero no la he encontrado.
¿Es típico de Lima? ¿Lo leíste en algun lado?
Saludos.
Lo he escuchado y leído con variaciones en varios lados... si encuentro una referencia la pongo más tarde, saludos,
Martín
Se me ocurrió buscar el dicho en inglés y encontrado frases muy parecidas en Internet.
Por ejemplo: "great people talk about ideas, average people talk about things, small people talk about other people".
Debe de ser que es un dicho más popular en el mundo anglosajón.
Saludos.
Muchas gracias por el dato: me has hecho ver que cité mal el dicho, que originalmente debe ser, “Great minds talk about ideas, average minds talk about events, and small minds talk about people.”
Saludos
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