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Artículo publicado en Perú21, martes 16 de octubre de 2007
La votación sobre la censura al ministro Alva Castro no tuvo sorpresas: repitió los alineamientos producidos en la elección de Luis González Posada como presidente del Congreso. La diferencia está en que en esta última elección votaron 115 congresistas, mientras que en la de la semana pasada, 91. Analizar las ausencias es interesante. En promedio, la tasa de ausentismo fue de 21%; el Apra tuvo un 22% (votaron 28 de 36); el fujimorismo, 23% (votaron 10 de 13); [UN, 28.6% (10 de 14); Alianza Parlamentaria, 12.5%, 7 de 8]; UPP, 38% (11 de 18). UPP no existe como bloque en la práctica, recordemos que, antes, 10 votaron por Gonzales Posada y 8 por Javier Bedoya. Cabe resaltar que dos bancadas se perfilan más sólidas y disciplinadas: la del Partido Nacionalista y la de Alianza Parlamentaria. Esperemos que el Partido Nacionalista se consolide como tal, siguiendo lo avanzado por su bancada; el problema es que el liderazgo de Ollanta Humala parece ir por otro lado. De otro lado, ¿no debería pensarse en una alianza formal entre Perú Posible y Acción Popular? Ocupan el mismo espacio político y sus coincidencias en el Congreso podrían dar lugar a algo más sustantivo. [Unidad Nacional, depurada de Renovación y de Solidaridad, reducida al PPC y sus amigos, podrá ganar coherencia. Pero sigue pendiente la pregunta de qué hacer con el PPC y con Unidad Nacional en el futuro].
Quienes sostienen que existe una alianza en el Congreso entre el Apra y el fujimorismo deberían fijarse en la alianza entre el Apra y la mitad de la bancada de UPP: allí sí que puede decirse que hay una evidente negociación y transacciones con efectos concretos. En cuanto al fujimorismo, ocurrió lo que preveíamos hace unas semanas: sus relaciones se mantienen estables, a pesar de la extradición y del inicio a los juicios a Fujimori en condición de detenido. ¿Y los que decían que se venía una ruptura de relaciones?
Algo sobre las últimas encuestas, aplicadas en Lima, ojo. La aprobación a la gestión del presidente García sigue bajando (según la Universidad de Lima, está en 37%; según la PUCP, en 30%): ¿cuál es el límite? Recordemos que García obtuvo el 24.3% en la primera vuelta de la elección presidencial, y en Lima obtuvo el 21%. Es decir, la aprobación a García podría seguir cayendo, si no hay cambios, antes de estabilizarse relativamente en torno al 20-25%. Es interesante que un 41.8% aprueba la gestión de la oposición: cada vez habrá más incentivos para asumir esas posturas.
Sobre el fujimorismo: según la Universidad de Lima, el 54.6% aprueba la gestión 1990-2000; 35.7% declara que simpatiza con él; según la PUCP, 36% está de acuerdo con sus ideas. ¿Por qué esas simpatías no se han manifestado? Fujimori ha sido víctima de su propia prédica antipolítica: no construyó un partido, no construyó organización, liderazgos; apostó por la movilización clientelística. Hoy, fuera del poder, no tiene cómo movilizar a sus simpatizantes. Además, esas simpatías son volátiles y desleales: otra vez, Fujimori es víctima de los valores que han guiado su práctica política.
NOTA: los añadidos entre corchetes complementan un artículo que, por razones de espacio, siempre me veo obligado a recortar...
NOTA 2: Veo que mi amigo Silvio Rendón sigue con el ánimo de debatir sobre estos temas, yo ya no, porque nuestros argumentos son repetitivos. Ver:
http://grancomboclub.blogspot.com/2007/10/la-otra-alianza-la-verdadera.html
Le dejé un comentario allí:
http://www.haloscan.com/comments/silviore/2673678696619879528/
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1 comentario:
No debería resultar curioso que el humalismo se perfile, aunque no nos guste admitirlo, como una de las bancadas opositoras más disciplinadas (no por ello más serias) ya que la articulación de la misma es distinta de las otras. La posibildiad de sancionar disciplinariamente a quienes votaran a favor del ministro es una muestra de las distintas políticas internas en dicho grupo parlamentario.
Por otro lado, respecto a la allianza fujimorismo-APRA no hay sino un nueva repartición de cartas, pero la misma baraja. Creo que lo que debió enunciarse fue, antes bien, una posibilidad de reconfiguración de la alianza y no una ruptura definitiva entre ambas fuerzas. Sin embargo, dicha reconfiguración es peligrosa, no cabe duda.
Saludos.
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