martes, 16 de abril de 2013

Despedida - Homenaje a Patricia Cano



El jueves 25 de abril, la próxima semana, la gran Patricia Cano se despide de los papeles principales del Ballet del Teatro Municipal de Lima, en una de las funciones de Don Quijote, de la temporada de abril, del año en el que esta institución cumple treinta meritorios años de vida. Todos los amantes del ballet tenemos una gigante deuda de gratitud con Patricia, es imposible faltar.

Patricia brilló especialmente en las décadas de los años ochenta y noventa, en medio de una terrible crisis económica, inflación, recesión, en medio de la amenaza de los atentados terroristas, de los coches bomba, apagones, del abandono del centro histórico, cuando hacer ballet podía ser visto como una exquisitez injustificable para un país como el Perú de esos años. Precisamente por eso es que su contribución ha sido tan notable: mantener encendida la luz en medio de las tinieblas, por así decirlo. Mostrarnos que el arte y la belleza eran posibles en medio de años tan duros; darnos, en años en los que el país parecía inviable, un arte del mejor nivel del mundo. Hacernos una ventana para ver que las cosas podían ser diferentes. Recuerdo de esos años aquella cita de Mariátegui en la que decía que "la revolución (...) era para los pobres no sólo la conquista del pan, sino también la conquista de la belleza, del arte, del pensamiento y de todas las complacencias del espíritu" (La escena contemporánea).

Creo que ví por primera vez un espectáculo de ballet en general y a Patricia en particular en el antiguo "teatrín" del bosque de El Olivar en San Isidro, solamente por curiosidad y porque quedaba muy cerca de donde vivía, en casa de mis padres (¿1983? ¿1984?). Si no recuerdo mal, era alguna función en la que se presentaban diferentes piezas, en un escenario precario en el que el viento se llevaba la tramoya y los decorados, y no me pareció nada especial hasta que empezaron algunas escenas del ballet Paquita, con algunos solos y algún pas de deux, y Patricia apareció: su presencia fue fulgurante, y quedé deslumbrado y maravillado para siempre. Desde entonces me hice aficionado al ballet y a la danza en general; con los años he tenido la suerte de ver excelentes bailarinas en el American Ballet Theater, en el New York City Ballet, en el Royal Ballet, en el Ballet de la Opera Nacional de Paris y otros lugares, y puedo decir que cada vez que volví a ver a Patricia su magia se mantuvo siempre firme.

En las décadas de los años ochenta y noventa, a pesar de la difícil situación del país, se podía ver en Lima espectáculos muy buenos, como los del grupo Integro, a bailarinas y coreógrafas como Patricia Awapara o Rossana Peñaloza; en el Ballet Nacional podías ver a grandes bailarinas, como Gabriela Paliza o Gina Natteri. Pero en cuanto al ballet la compañía más completa era la del Ballet del Teatro Municipal, y traté de verlos y a Patricia cuantas veces pude, en El Olivar, en la Concha Acústica del Parque Salazar, del Campo de Marte, en el Teatro Segura, y hasta en algunas funciones especiales que hacían en un escenario móvil montado encima de un trailer en lugares tan inverosímiles como la Plaza San Martín, la Plaza Manco Cápac o la Avenida de Los Héroes en San Juan de Miraflores. Junto a Patricia por cierto siempre hubo muy buenas bailarinas, como Carolina Vigil, Vania Masías, y más recientemente Rina Barrantes, por mencionar algunas.

Recuerdo de estas especialmente alguna en la Plaza Manco Cápac, en la que la puesta de Carmen con Patricia se cruzó con la barra de Alianza Lima que salía de algún partido de fútbol en el Estadio Nacional, y se quedó mirando la función. Fue seguramente la más divertida en la que haya estado, porque el público participó activamente metiéndose en la historia, burlándose de Don José, censurando a Escamillo, piropeando a Carmen, para al final quedar impactados y enmudecidos con su muerte. Creo que solo Patricia podría haber sacado adelante funciones así.

Y por supuesto, Patricia siempre fue la "reina y señora" del Teatro Municipal. La ví desde estudiante, pasando a lo largo de los años de las cazuelas a las galerías y a la platea, y he tenido la suerte de verla en casi todos los papeles que hizo a lo largo de su notable carrera. Recuerdo como funciones deslumbrantes algunas de El Lago de los Cisnes, con la impresionante transformación que era capaz de hacer entre el segundo, tercer y cuarto acto, con un port de bras al final del segundo que dejaba atónitos a todos en el teatro. Patricia es capaz de mostrar esa magia todavía en La Muerte del Cisne, que tuve la suerte de ver no hace mucho. O su brillantez en algunas funciones de Don Quijote, su fiereza en los solos del cuarto acto. Tantas actuaciones memorables.


Pero creo que la mejor Patricia es la que hacía relucir lo gran intérprete que es: no solo hacer pasos de baile y acrobacias, sino encarnar un personaje, hacer creíble una historia, seducirnos, conmovernos. Por eso me parece que en Carmen, en Giselle, en Romeo y Julieta, en El lago de los Cisnes, Patricia demostraba realmente que era mucho más que una excelente bailarina: era una artista en el sentido más propio del término.

El tiempo pasa inevitablemente, y más en una disciplina tan dura como la danza. Patricia nos ha dado muchos años de arte, belleza, nos ha emocionado, seducido, conmovido, y ahora tenemos la ocasión de retribuir mínimamente lo que nos ha dado, asistiendo a su función de despedida y homenaje. Repito que lo que más rescato de ella, junto a Lucy Telge y todo el elenco del Ballet del Teatro Municipal, es que nos haya permitido tener el lujo de ver ballet clásico y neoclásico cuando el país parecía caerse a pedazos. Esa misma lección de perseverancia nos la dio enfrentando con gran valor una muy seria lesión que sufrió en 2006, que podría haberla alejado definitivamente del ballet. Su pasión y voluntad nos han dado el privilegio de poder seguir disfrutando de su arte. Algo más de qué agradecerle.

Por eso las fotos a continuación, de Patricia en el Teatro Municipal después del incendio que lo consumió en 1998 y lo mantuvo en condición deplorable hasta hace tan poco, representan lo que significa Patricia para mí: el arte y la belleza en medio de la ruina, la esperanza de que las cosas pueden ser mejores y diferentes. Hoy que tenemos un renovado Teatro Municipal y un fabuloso Teatro Nacional, y un renacer del ballet y de la danza en general, no olvidemos gracias a quién podemos tener esto, quién mantuvo la luz encendida cuando parecía que no quedaba más que cerrar las puertas para no volver. Por eso y por todo lo demás, gracias, Patricia.



Fotos tomadas de esta página pública de Patricia en Facebook.

Ver también:

Patricia Cano y Rina Barrantes (16 de marzo de 2008)

Don Quijote en el Ballet del Teatro Municipal (18 de abril de 2008)

Un comentario sobre danza (2 de julio  de 2007)

En ese post comentaba:

"Y ya que hablamos de bailarinas que están haciendo funciones de despedida, me pregunto, ¿no merece Patricia Cano algo parecido? Patricia ha sido la prima ballerina del Ballet Municipal durante muchos años; tuvo una lesión el año pasado, y este año no estuvo como protagonista en la temporada del Lago de los Cisnes, como tantas veces antes. Al parecer, Patricia está empezando a dejar algunos papeles protagónicos: ¿no es momento de darle un merecido homenaje? Patricia ha sido la columna vertebral del Ballet Municipal por más de dos décadas, y siempre ha destacado por su fuerza, y por su intensidad dramática, como ninguna otra en nuestro medio. Estoy seguro que quienes la han visto y han disfrutado de sus actuaciones (algunas verdaderamente memorables) estarán de acuerdo con lo que digo. Ojalá que Lucy Telge organice un homenaje a una artista que lo merece ampliamente, para que así todos podamos expresar nuestra gratitud y admiración".

ACTUALIZACIÓN, 24 DE ABRIL

La función de mañana 25 es a las 7:30 pm., pero a las 7:10 pm. se pasará un video de homenaje a Patricia...


2 comentarios:

Julius dijo...

Sr. Tanaka. Le escribo para agradecer este post acerca de Patricia, mi hermana. De lejos, uno de los mejores que hayan escrito acerca de su carrera. A ella le gustó mucho y cuando sepa como escribirle (muy cibernética no es) lo hará. ¡Muchas gracias! Julius Cano.

Martín Tanaka dijo...

Muchas gracias por su comentario. Me alegra mucho que a ella le haya gustado, hágale por favor llegar mis saludos.