Artículo publicado en La República, domingo 7 de abril de 2013
Ha sido publicado Cuando despertemos en el 2062. Visiones del Perú en 50 años, editado por Bruno Seminario, Cynthia Sanborn y Nikolai Alva, en el contexto de las celebraciones por los 50 años de la Universidad del Pacífico. Permítanme un breve comentario partiendo del sugerente texto de Seminario y Alva, “El PIB, tres siglos pasados y media centuria venidera”. Uno de los grandes hallazgos es que en los últimos 300 años, Perú tiene tasas de crecimiento mayores a las del Reino Unido en la mayoría de los años; a pesar de esto, la diferencia en el producto per cápita pasa de ser el 2.4 en 1700 a 4.1 en 2010. Al mismo tiempo, encontramos que Perú crece por encima del promedio latinoamericano en muchos años, sin embargo en el periodo total el promedio de crecimiento de la región es casi el doble que el peruano.
Estas paradojas se entienden por el fuerte carácter “pendular” de nuestra economía. Es decir, tenemos periodos de crisis que son intensos y prolongados, que echan por la borda periodos de bonanza que nos hubieran permitido “ponernos al día” con otros países. La comparación con Chile es ilustrativa: en los años posteriores a la independencia Chile muestra un producto per cápita 50% superior al peruano, la distancia se acorta con el auge del guano y del salitre, pero luego de la Guerra del Pacífico la distancia se convierte en una de 4 a 1. Nuevamente nos recuperamos e incluso llegamos a superar a Chile en 1975, pero desde entonces volvemos a caer hasta 2004, año en el que la brecha llega a ser 2.7. Desde entonces estamos nuevamente acortando las distancias.
Es decir, tenemos históricamente la capacidad, habilidad, recursos, para aprovechar momentos de bonanza, pero no sabemos “guardar pan para mayo” ni evitar desplomes futuros. Nos fue mal en el periodo de la crisis colonial y de las guerras de la independencia, bien entre 1830 y 1870, muy mal alrededor de la Guerra del Pacífico, bien entre 1894 y hasta 1976 (con una interrupción alrededor de la crisis de 1929), nuevamente muy mal hasta 1992, año en que empieza la recuperación que estamos viviendo actualmente.
Según Seminario y Alva, si la tendencia siguiera sin interrupciones, Perú podría alcanzar en 2062 un producto per cápita similar al de un país desarrollado; sin embargo, podríamos también sufrir antes una crisis de grandes proporciones. Ella podría estar asociada al cambio demográfico: hasta el momento, tenemos mano de obra relativamente abundante y barata, pero en el futuro el envejecimiento promedio de la población haría caer la productividad y competitividad de la economía. ¿Cómo evitar ese escenario? Para Jürgen Schuldt (“Futurología de la economía política peruana”), la clave está en aumentar la productividad de los sectores que generan más empleo, y no cifrar todas nuestras esperanzas en las industrias extractivas, “tranferir intersectorialmente excedentes y gastos e inversiones públicas”, para lograr más equilibrio sectorial, geográfico, distributivo.
ACTUALIZACIÓN, 13 de abril
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1 comentario:
Señor Tanaka:
Se ve que el economicismo ha invadido todo el espectro de nuestro pensamiento moderno. "Salvo la economía el resto es ilusión". De algún modo las tesis de Marx resultan hoy ser una ley aunque sin nombrar a su autor. Queda en el olvido aquella manera "sociológica" de pensar de los años 70 cuando la economía no era el origen de todo sino el pensamiento, la ideología o la lucha de clases (o la religión). Creo que darle todo el crédito a la economía para decidir por el destino del ser humano es un exceso comprensible por la moda actual, pero se espera de los intelectuales al menos un poco de equiparidad para sopesar también otros factores como los filosóficos que derivan luego en nuevas ideologías que van a contramano de las nociones capitalistas que actualmente parecen "sagradas" y el homo economicus un hecho absolutamente único.
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