Artículo publicado en La República, domingo 12 de diciembre de 2009http://www.larepublica.pe/pagina_impreso.php?pub=larepublica&anho=2009&mes=12&dia=13&pid=1&sec=1634&pag=17El jueves pasado el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, recibió el premio Nobel de la paz en Oslo, y en su discurso de aceptación no evitó abordar la controversia de su designación y la paradoja de premiar a un presidente que libra varias guerras en distintas partes del mundo: según Obama,
guerras justas, siguiendo al filósofo Michael Walzer. Para algunos, este discurso es la confirmación de un liderazgo realista, muestra de la responsabilidad de un estadista que asume la realidad tal como es y actúa sobre ella conciente de las limitaciones y costos de su accionar. Para otros, fue un discurso cínico y decepcionante, que confirmaría lo distinto que resulta el presidente comparado con el candidato que encarnó la promesa de un gran cambio. La brecha entre expectativas y realidades se da también respecto al presidente Lula, que recientemente visitó nuestro país. ¿Cómo un presidente socialista puede hacer compras de armas millonarias? ¿Cómo puede tener relaciones con Irán? ¿Cómo puede gastar tanto dinero en la organización de las olimpiadas y del mundial de futbol en un país con tanta pobreza?
Este tipo de consideraciones hace que mucha gente confirme un prejuicio muy arraigado: la política es esencialmente sucia, todos los políticos claudican, terminan siendo comprados o asimilados por “el sistema”. Sin embargo, la pregunta es hasta qué punto esta decepción es fruto de que creamos expectativas irreales de las virtudes y capacidades de los candidatos, de nuestra inmadurez, de nuestra ignorancia e ingenuidad respecto a cómo funciona la política, el Estado, las políticas públicas. El problema es que la consecuencia práctica de esto es alejar a personas valiosas de la política, con lo que esta tiende a quedar en manos de los más inescrupulosos.
Pienso también que la política es sucia, aunque no por ello menos digna. Hay muchos trabajos sucios, necesarios y dignos, como los que hacen recogedores de basura, gasfiteros, o desatoradores de tuberías de desagüe, por así decirlo. En otras palabras, es necesaria la participación política, pero siendo concientes de que toda empresa colectiva implica renuncias y tolerancia; y que la relación con los adversarios pasa necesariamente por la negociación y las concesiones.
En su libro
El político y el científico Max Weber dice que dejar la puerilidad política implica entender que “la realidad es que en su dinamismo ya no es lo bueno lo que sólo produce el bien y lo malo el mal, sino que, a menudo, suele ocurrir a la inversa”. Ahora, bien, esto no implica caer en un realismo cínico. Weber también dice que “Es completamente cierto, y así lo prueba la historia, que en este mundo no se consigue nunca lo posible si no se intenta lo imposible una y otra vez”. Otra manera de verlo es recordar que la política debe ser entendida como “el arte de hacer posible lo necesario”. Pensar en esto para las elecciones que se vienen.
MÁS:
Obama’s Nobel Remarks
Published: December 10, 2009
Following is the transcript of President Obama's speech at the Nobel Peace Prize ceremony in Oslo on Wednesday, as released by the White House:
http://www.nytimes.com/2009/12/11/world/europe/11prexy.text.htmlUna defensa de la guerra (justa)
10 de diciembre de 2009
http://blogjesussilvaherzogm.typepad.com/el_blog_de_jess_silva_her/2009/12/una-defensa-de-la-guerra-justa.htmlIs Obama's War in Afghanistan Just?
Michael Walzer - December 3, 2009
http://www.dissentmagazine.org/online.php?id=314Hace algunas semanas leí en el blog de Rafael León un comentario muy relacionado con el tema que planteo, referido a su relación con Marco Arana:
"El asunto es que, tal como yo ya lo suponía, Marcos Arana decidió saltar a la arena política y lanzarse a inscribir un partido,
Tierra y Libertad, con el cual participar en las próximas elecciones generales, con el mismo Arana como candidato a la presidencia de la República. Para mí, en lugar de que la noticia sellara la coherencia de mi propia lógica y me creara entusiasmo, fue como si se bajara el soufflé en el horno, algo se aguó, algo se derrumbó como dice la balada. ¿Y qué fue eso que patinó a pesar de que de alguna manera yo lo había estado esperando? La desconfianza en la política. La posibilidad de encontrar a un personaje sumamente interesante, entreverado con la gentuza que desde hace demasiado tiempo define la clase política que nos gobierna. La certeza de que al verlo declarar en los medios desde ese momento en adelante, me iba a remitir a las leguleyadas y a las pendejadas de las que se valen los congresistas y los ministros y los oficialistas y los opositores para poder mantenerse lactando de la teta del poder. Debo confesar (si estamos hablando de un cura, además) que me ha preocupado este cambio de impresión mío frente a Arana. No tengo ningún elemento objetivo como para afirmar que el cura ya haya entrado a la cuchipanda politiquera y sin embargo, de alguna extraña manera ya lo estoy descalificando. De pronto el problema, antes que de él, es mío, por no atreverme a cambiar un punto de vista que en el fondo hasta me resulta cómodo, que consiste en alinearse con casi todo el país en el descrédito por la política. De repente lo que toca más bien es ensuciarse las manos y tomar el riesgo y meter las narices ahí donde más apesta, para quitarle las riendas a tanta gente corrupta, ignorante, improvisada y cortoplacista. No lo sé, son mares de dudas y cuando digo mares, relevo la magnitud y el tamaño de ellas. Pues no descartaría tener una segunda conversación con Marcos Arana, pero esta vez ya no sobre los rituales del agua sino sobre las bases de
Tierra y Libertad, los espacios del partido para gente de pensamiento del todo independiente pero afín a la preocupación ambientalista. ¿Por qué no? ¿Qué es lo peor que puede pasar? Habla, navegante".
Rafael León Un Evangelio Según Marcos (2)
10/Sep/2009
http://www.caretas.com.pe/Main.asp?T=3123&BlogsAction=PL&Code=1#Post_199