viernes, 29 de junio de 2007

FP Failed States Index 2007


Salió el Failed States Index 2007, de la revista Foreign Policy. Hay que tomar estos indicadores (y la idea subyacente a los mismos) con pinzas, pero igual es interesante darle una mirada. Nuestro país aparece, como generalmente lo hace en este tipo de indicadores, a mitad de tabla. En el vecindario, Colombia aparece como "en peligro".

Ver: http://www.foreignpolicy.com/story/cms.php?story_id=3865

Jonathan Rée sobre Rorty

Siguen los homenajes a Richard Rorty... este es tomado del último número de la revista Prospect.


(...)

In The Linguistic Turn, Rorty observed that if philosophy could give up its claims to be a modern, scientific discipline, then it would be able to move on to a “post-philosophical phase,” throwing away the cumbersome baggage of “pseudo-scientific argumentation” and reinventing itself as a “new art form.” In his most famous book, Philosophy and the Mirror of Nature (1979), he stepped up to the plate, proposing that philosophy should be seen not as a hotline to Truth about the World but as a loose literary tradition which might from time to time provide the public with new metaphors to live by, or new stories for articulating the past or imagining the future. He was thus able to extend a hand of friendship to the kind of “continental philosophers” who had always been anathema to his colleagues; but then he made new enemies because the admirers of Heidegger, Gadamer and Derrida were not pleased to have their heroes bundled up with loose-talking American pragmatists who had given up on the idea of a shining path to truth.

Rorty’s disenchantment with hard-edged scientism led him not only to the sorts of thinkers that most professional philosophers dislike, but also to a kind of politics that they found equally unpalatable. He liked to recall his bookish left-wing parents, and how he was “brought up Trotskyite’ in rural New Jersey, even if he had since been “forced to admit that Lenin and Trotsky did more harm than good, and that Kerensky has gotten a bum rap.” But that did not detract from his admiration for his parents: they were Trotskyists not because they awaited a social revolution that would sweep away capitalism and injustice once and for all, but because they believed in socialism, democracy and the self-reliant simple-life Americanism of Emerson and Thoreau.

In Contingency, Irony and Solidarity (1989), Rorty argued for a revival of radicalism, but cured of the old superiority complex that deluded it into supposing that it was in possession of some exclusive insight into the fundamental structures of history, society or morality. He was an eclectic in politics, saying that he hoped to combine the progressive values of the Enlightenment with “the least common denominator of Mill and Marx, Trotsky and Whitman, William James and Vaclav Havel.” Politics was about solidarity rather than truth, and solidarity depended not on securing universal assent to principles that might be taken as self-evident, but on learning to love the fact that different people want different things from their lives, and that there is no reason why they shouldn’t. In Achieving our Country (1998), Rorty managed to annoy most would-be leftists by declaring his affection for everything they professed to despise: humanism, liberalism, individualism, technologism, representative democracy, and indeed the American way of life. He was unable to abstain from the general loathing for Reagan, Bush and the intervention in Iraq, but he also proclaimed an unfashionable preference for Roosevelt or Hubert Humphrey over Mao or Fidel Castro. He believed in a democratic utopia not because it would embody some ultimate political truth, but because it would mean that people realised there was no such thing as political truth. Above all he was a believer in hope—the hope for an open secular community where nothing matters except solidarity, and “love is pretty much the only law."


[Texto completo en: http://www.prospect-magazine.co.uk/article_details.php?id=9692]

miércoles, 27 de junio de 2007

Jesús Silva-Herzog sobre Rorty

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Les recomiendo leer el comentario de Jesús Silva-Herzog a propósito del fallecimiento de Richard Rorty; les recomiendo leer el blog de Jesús Silva-Herzog. El texto en cuestión lo he tomado de otro blog que recomiendo, de Andrés Lajous, ambos mexicanos.


Jesús Silva-Herzog Márquez / De la filosofía a la literatura

"Si la postura intelectual más respetable es aquella que es cuestionada con la misma virulencia por la izquierda y la derecha, estoy en buen sitio, decía Richard Rorty en su admirable ensayo "Trotsky y las orquídeas salvajes". Rorty, quien murió la semana pasada, era visto con curiosidad pero desde la distancia por conservadores y liberales. Unos lo tildaban de esnob: un pedante obsesionado por la alta cultura; otros lo veían como un pensador intoxicado por las incoherencias del posmodernismo. El hecho es que Rorty fue un provocador solitario, un intelectual que durante años encendió buenas polémicas.

Dio tantas razones para sentirse acompañado por él como motivos para oponerse a sus juicios. Su primer trabajo importante fue un ensayo contra la ilusión de la filosofía. La filosofía y el espejo de la naturaleza, es su título. Argumenta que, durante largos siglos, los filósofos han tenido una elevada opinión de su disciplina. El desinteresado amor por el conocimiento convierte a la mente en un limpio recipiente de la verdad. El libro era un esquela: ha muerto la filosofía reina de los saberes. Descanse en paz la inteligencia que define lo verdadero, lo conocible, lo bueno y lo bello. En aquel ensayo sobre las flores y el revolucionario ruso trazaba la ruta de sus exploraciones intelectuales. Rodeado del desprecio de la izquierda y el odio de la derecha, trataba de explicar el recorrido de su mente.


Sus padres pertenecieron al Partido Comunista, al que renunciaron para integrarse al movimiento trotskista. Crecí pensando que las personas de bien serían trotskistas o, por lo menos, socialistas, escribe en ese apunte autobiográfico. También sintió un impulso estético e incomunicable en el que pulsaba una búsqueda religiosa. Descubrió las orquídeas salvajes en las montañas de Nueva Jersey y se sintió devorado por la fascinación. Sin saber claramente por qué, Rorty acariciaba la delicadeza de las flores como si encarnaran una sabiduría moral: la belleza de lo puro. Ahí estaba el origen de sus dos pasiones: la compleja hermosura de la naturaleza; el rudo combate por la justicia. Su proyecto intelectual consistía en conciliar las orquídeas con Trotsky: encontrar, fundar o inventar un marco para la justicia y la realidad. La realidad eran los encantos del bosque; la justicia la liberación del débil (...)".

Ver texto completo en: http://andreslajous.blogs.com/alternativa_joven/files/silva_herzog_de_la_filosofia_a_la_literatura.pdf

Blog de Andres Lajous: http://andreslajous.blogs.com/

Blog de Jesús Silva-Herzog: http://blogjesussilvaherzogm.typepad.com/el_blog_de_jess_silva_her/

Delito de opinión: Nelson Manrique


Mi solidaridad para Nelson Manrique. Podemos estar de acuerdo o discrepar, pero nunca censurar. El Sr. Rey es un personaje público, sometido a crítica y cuestionamiento. Debe defenderse con argumentos, no con procesos penales; cada quien evaluará quién tiene razón, si Manrique o Rey. Algunos pensarán que Manrique; otros que Rey, y Manrique perderá credibilidad. Esa debe ser la sanción, si es que un columnista se equivoca; la sanción de los lectores, no del poder judicial. Este es un caso en el cual el poder presiona para amedrentar a la prensa.


Instituto Prensa y Sociedad (IPYS)
www.ipys.org/ultimasaler.php / contacto: postmaster@ipys.org
21 de junio de 2007

PERÚ: CONDENAN A COLUMNISTA POR OPINAR SOBRE LA CONDUCTA DE UN POLÍTICO

El 9 de enero de 2007, el 41º Juzgado Penal de Lima encontró culpable al historiador Nelson Manrique, columnista del diario Perú 21, del cargo de difamación agravada en contra del Rafael Rey, actual ministro de la Producción, quien lo querelló en noviembre de 2005 cuando era congresista. El juzgado ordenó el pago de 3 mil soles (US$ 950) de reparación civil y se reservó el fallo condenatorio por un año.

Entre abril y mayo de 2005, Manrique escribió que Rey y su partido CODE ― Renovación, falsificaron firmas para inscribirse en las elecciones generales del año 2000, basándose en sus propias deducciones y en datos de alcance público. Calificó el hecho como "una estafa de gran escala en contra del país". En una respuesta pública, Rey sostuvo que eran falsos tanto las deducciones de Manrique como sus datos.

El historiador fue absuelto en primera instancia. Tras la apelación de Rey, la Quinta Sala Especializada en lo Penal anuló la resolución al considerar que, si bien el tema era de interés público, Manrique centraba sus opiniones en Rey. Usando esos mismos criterios, el 41º Juzgado Penal lo condenó.

Manrique apeló la sentencia, y el caso ha vuelto a la Quinta Sala Penal, que ya se pronunció sosteniendo su culpabilidad. Ello asegura que la apelación del columnista será desestimada.

De la lectura de los artículos, el IPYS considera que Manrique ejerció su derecho de opinión, y que sus expresiones no pueden ser castigadas por ningún juez sin violar la Constitución y los conveniosinternacionales suscritos por el Perú. Asimismo, expresa su preocupación porque la misma sala que revocó la absolución es la que ahora ve el caso.

Acciones recomendadas:

Solicitar a la justicia que revoque el fallo, ya que Manrique opinó sobre un tema de interés público amparado en sus derechos constitucionales.

Dirigirse a:

Corte Superior de Justicia de Lima
Quinta Sala Especializada en lo Penal para Procesos con Reos Libres
Donayre Mavila, Rosario – vocal
Escobar Antezano, Carlos – vocal
Vidal Morales Juan Carlos - vocal
Av. Abancay cdra. 5 s/n. Edificio Anselmo Barreto León
Telf.: 51 426-5010 (anexos 1220-1228-1107-1218)
Fax: 51 427-1600


Más información en: http://martintanaka1.blogspot.com/2007/06/delito-de-opinin-nelson-manrique.html

martes, 26 de junio de 2007

Algo sobre Edgar Morin


En estos días está en nuestro país Edgar Morin, acontecimiento importante, para un medio en el que este tipo de visitas son tan escasas.

Hay muchas maneras de valorar los aportes de Morin; en lo personal, siempre me interesó el concepto de complejidad, que también trabajó Niklas Luhmann y han aplicado creativamente muchos otros (entre ellos, Michael Walzer o Danilo Zolo).

Tanto Morin como Luhmann son autores difíciles. Por eso siempre sugiero entrar a ellos por una puerta más accesible. Les recomiendo por ello este texto de Morin sobre el amor y la complejidad, en el que podrán ver el tipo de razonamientos del autor, su estilo de pensamiento. No parece casualidad esta relación entre dos temas aparentemente inconexos: Luhmann tiene también un libro dedicado al tema, El amor como pasión: la codificación de la intimidad (1985).


Complejo de amor

En la compleja textura del amor se entretejen hilos muy diversos, que abarcan desde lo biológico sexual a lo mitológico o imaginario. Todos sus componentes conforman una realidad humana profunda y se encuentran remodelados por la cultura, como es bien sabido. Aquí, se expone un análisis que muestra y describe cuáles son esos componentes, rastreando su base antropológica sin alejarse de la experiencia vivida.

Ver: http://www.pensamientocomplejo.com.ar/docs/files/Morin-Edgar%20Complejo%20de%20amor.pdf

(Foto: Morin en la Biblioteca Nacional)

Vattimo, Taylor y Rorty sobre la globalización

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Gianni Vattimo, Charles Taylor y Richard Rorty juntos en un conversatorio sobre la globalización, ocurrido en 2001:

VATTIMO: President Bush holds that globalization helps the world’s poor, but they are not persuaded by him. Neither are those who rally against
globalization—the so-called “people of Seattle”—who do not really represent the poor. Not to mention the underdeveloped nations, who are also not very enthusiastic about Bush or about his view. Why? In theory economic trade should bring about benefits and advantages for all, since this is what happened with Western capitalism: it expanded borders, increased production, wealth and so on. Why, then, are we so dubious?

TAYLOR: The example of the great industrial process of the nineteenth century shows that while industrialization may be good for all in the long-run, in the short-term it may have catastrophic effects on most of the population. Among those negatively affected are those whose jobs are most at risk because the great industries might be shutting down soon. This situation could continue for quite a long time and a lot of people simply will not be there any longer to enjoy the positive benefits associated with long-term effects. This is why we are comfortable with an economic politics of small assistance for all. In this respect, history demonstrates the absurdity of the former position, and the truthfulness of the latter.

VATTIMO: I share your point of view. Indeed, I believe that the developed nations should be more favorable to this project of social welfare, even though they are dissatisfied with it.

RORTY: I’d like to start by making two points. First, as Taylor has said, the history of Western capitalism demonstrates how hard the creation of new wealth can be on the poor. Recognizing this fact, some of the Western democracies have created social safety networks. The problem is that we have no equivalent for the national government at the global level, no government charged with the welfare of the species as a whole. It would have been better if economic globalization had taken place only after the creation of a world federation and of a supra-national government that would try to create a global welfare state.. Unfortunately, the global economy arose before we had set up what Tennyson once called the “Parliament of Man, the federation of the world.” My second remark is that in a globalized labor market the standard of living of the workers in the old democracies will sink dramatically. We thus run the risk of a social revolution that will endanger democracy even in countries where it has long been established.

VATTIMO: In sum, the question of globalization, albeit utopian, is also and foremost a matter of democracy. Before the advent of economic globalization we should have put in place a world federation, with the awareness that in the past the economic processes unfolded in a different manner. The European Union, for example, has begun to organize itself as an economic community with respect to its most important substances like coal and steel in order to move closer, recently, to a form of economic unity, which should eventually lead to political unity.

I realize, though, that the single currency, and its weakness since it was first introduced into the European Union, seems to depend on the fact that people do not believe in it, because they do not sense a strong political entity behind it. We cannot continue to act as if economic development were a natural fact. This situation reminds me of Nietzsche’s statement to the effect that “so far there must have been a few supermen.” True, the
present technology of communication between governments and non-governments makes older models of development look too ‘natural.’ We need a stronger and more effective political unity; otherwise it is a factual given that since the multinationals make huge earnings they cannot support a stronger political action on the part of the European community. So we find in the foreground the question of how democracy is to be realized. It is an extremely pressing question insofar as it bears upon the political evaluation of contemporary movements: the unpopular image of the Seattle movement as a group of anarchists who destroy everything or into groups of people who, like hippies sing songs, has been produced by same media that serve the interests of multinationals (...).


Texto completo en: http://www.jcrt.org/archives/08.2/roundtable.pdf

¿Qué hemos aprendido sobre el gobierno en las últimas semanas?


Artículo publicado en Perú21, martes 26 de junio de 2007

Revisando los hechos de las últimas semanas (extradición de Fujimori, elección de cuatro miembros del Tribunal Constitucional (TC), reaparición de Agustín Mantilla), ¿qué podemos concluir?

En primer lugar, el pedido de detención de Fujimori cuestiona la idea de la 'alianza' entre el Gobierno y el fujimorismo: si para este el sentido de aquella es evitar la extradición, es claro que o la alianza no existe, o ya se rompió, o no sirve para sus propósitos. La 'sutil' amenaza de Keiko Fujimori, en el sentido de que la extradición no le convendría al presidente García, no hace sino confirmar el tipo de relación que hay entre el Gobierno y el fujimorismo: apoyos mutuos en los muchos puntos en los que coinciden y presiones y extorsiones cuando discrepan. Lo de la extradición va en firme, al punto de que Fujimori considera seriamente escabullirse por la puerta del Senado japonés.

Respecto a la elección de los miembros del TC, resulta claro que el trabajo de la Comisión Pastor consistió en armar la lista final de 16 candidatos para que el Pleno elija entre ellos, con un criterio político, al margen del orden de méritos, y luego facilitar los acuerdos que permitan conseguir los 80 votos requeridos. Atención que la propuesta de lista cerrada aprobada contó con 84 votos, cuando la suma de los votos de los apristas (36) y fujimoristas (13) suma apenas 49. Es decir, en esto participaron también UPP y el PNP. Esto es aun más grave; casi todo el Congreso se prestó a la lógica de "yo no veto a los tuyos, tú no vetas a los míos, y nos repartimos a los cuatro".

Pero algo más hemos aprendido al saber de los asesores de la presidenta del Congreso (Cevasco, Barturén, Poicón): existe, en todos los niveles del Gobierno, una gran afinidad con diversos personajes vinculados al gobierno de Fujimori. Esto mostraría que el APRA carece de cuadros propios con experiencia en el sector público suficientes y que, al romper con los peruposibilistas, y con sectores vinculados a la izquierda, se encuentra cómodo reclutando a algunos que vienen del fujimorismo. Comparten una común animadversión con el establishment tecnocrático: el Gobierno se apoya en este para algunos sectores de la alta tecnocracia, pero no para todo lo que está por debajo. En este ámbito, esta afinidad es antigua, pensemos sino en Absalón Vásquez; antes había un desplazamiento del APRA al fujimorismo, ahora el flujo es al revés. Por ello hay un aire de familia innegable y, en este sentido, hay que ubicar a Agustín Mantilla. Queda claro que es un personaje con ascendencia dentro del APRA, y que se mueve con soltura en ligas intermedias, vinculando sus contactos en el partido, los que hizo como ministro del Interior y los que estableció al pactar con la red de Montesinos.

lunes, 25 de junio de 2007

Yale contra el Estado peruano, según el NYT


Si no lo han leído, tienen que leer esto... es el artículo de Arthur Lubow, del NYT Magazine del domingo, sobre la controversia entre la Universidad de Yale y el Estado peruano sobre la devolución de las piezas que Bingham se llevó de Machu Picchu... el artículo expresa una posición de parte, y está lleno de comentarios de lo más insidiosos... sutilmente descalifica la posición peruana caricaturizando a quienes la han defendido. Esto tiene que merecer una respuesta de todos los personajes involucrados. Algunos extractos:

"Before being admitted to see Karp-Toledo on that morning in August 2002, Burger and Salazar were kept waiting for an hour and a half while she conferred with an anthropologist, Luis Lumbreras, who was well known to the Yale couple. A charismatic Marxist, Lumbreras was one of Salazar’s professors at San Marcos. He is an expert on pre-Inca Peruvian cultures, and is best known academically for his pioneering excavations of an ancient ceremonial capital, Chavín de Huantar. Burger later worked at the same site and published studies that discredited many of Lumbreras’s conclusions. Scholars can be as jealously territorial as nations when it comes to the proprietorship of cultural patrimony. Entering Karp-Toledo’s office, Burger and Salazar discovered with mild consternation that Lumbreras would be participating in the discussion. Soon after, the president himself appeared.

“During the meeting, Toledo came in and gave his opinion,” Burger said.

“It was the first time we saw him,” Salazar continued. “He said: ‘I saw the proposal, it’s great. When can I sign? I want to be at the opening of the exhibition.’ ”

After Toledo made his exuberant offer to travel to New Haven, there was an uneasy silence. Then his wife reprimanded him.

“Eliane raised her finger and said, ‘You’re not going anywhere,’ ” Salazar continued.

“That moment was embarrassing, for me as a Peruvian.”

“For me as a man it was embarrassing,” Burger said.

“He started to fix his tie,” Salazar went on.

“He said, ‘I have to go back to my cabinet meeting, I have left all cultural matters in Eliane’s hands,’ ” Burger recalled.

Once Toledo departed, Karp-Toledo expressed herself clearly.

“It was very uncomfortable,” Burger said. “She said she wanted everything back. It was a question of legal repatriation.”

“She said, ‘This is a proposal that you have written, not that we have written,’ ” Salazar said.

“Lumbreras began to give a history of Machu Picchu that was completely wrong,” Burger said. “He was saying that all of the material should have been returned in six months.” Evidently, Karp-Toledo was guided by his counsel.

“Eliane is a child of the ’60s, of Paris and Berkeley, of the rights of indigenous people,” Burger told me. “For her, meeting Lumbreras is like meeting the reincarnation of Che Guevara, the embodiment of the Latin American revolution.”

(...)

"At this point, the cultural-patrimony dispute between Peru and Yale began to resemble one of those bitter custody battles in which the adoptive parents painstakingly document how they have provided the child with a superior home while the birth parents, insisting that they never intended to give up their progeny permanently, seek recourse in the courts. In some ways, Peru’s claim against Yale mirrored the more famous bickering between the British Museum, which maintains that Lord Elgin rescued the Parthenon frieze from target practice and souvenir seekers, and the Greek government, which argues that a central treasure of its history was illegitimately seized while the country was under the colonial domination of the Ottoman Empire. The Peruvian case, however, featured a legal paper trail of documents"

(...)

"Historic relics have pragmatic value: politically, for purposes of national pride and partisan advantage; economically, for display to tourists, museumgoers, magazine readers and TV-program watchers; scientifically, as research material for scholars pursuing academic careers; and, most nakedly, as merchandise for dealers in antiquities. In comparing the arguments and motivations of the different claimants to the Yale collection, I often identified with historians of the Inca trying to untangle those Spanish chronicles that were spun from the tales of native informants with their own purposes. The people at Yale say that they have preserved the collection as a legacy of a great civilization and they want to continue to study these artifacts to learn more about that culture. They are also paying tribute to one of the most colorful and glamorous figures in the university’s history. The Peruvians celebrate their own legendary ancestor when they describe the urgency of their case, but they also have very down-to-earth political and commercial uses for the collection. “Cultural patrimony” — the phrase sounds so otherworldly. Bingham and Pachacuti were both very practical men. They would not have been fooled for a minute".

Ver texto completo: http://www.nytimes.com/2007/06/24/magazine/24MachuPicchu-t.html?pagewanted=all

Ver también: http://elmorsa.blogspot.com/2007/06/la-otra-historia-de-machu-picchu.html

domingo, 24 de junio de 2007

The Police en Vancouver...



Como les había comentado, estuve en Vancouver a finales de mayo, asistiendo a una conferencia. Tuve la suerte de coincidir allí con el inicio de la gira mundial de The Police, el 28 de mayo... y tuve la suerte de estar allí... el concierto del reencuentro después de más de veinte años. Sé que Stewart Copeland habría criticado la actuación del grupo en el segundo concierto en Vancouver (el 30), pero el primero estuvo muy bueno... por lo emotivo, sobre todo. Algunos comentarios sobre el concierto pueden verse en:

http://news.bbc.co.uk/1/hi/entertainment/6697809.stm

Siempre he pensado que una de las mejores cosas que uno puede hacer cuando está de visita en alguna parte es asistir a algún espectáculo en vivo (o a alguna exposición temporal). Estando en Vancouver, ir a ese concierto fue una de las mejores cosas que pude hacer...

viernes, 22 de junio de 2007

Sobre Bolivia


El último número de la revista Nueva Sociedad está muy interesante: el tema central es la Bolivia de Evo Morales. Todos los textos se pueden descargar.

Bolivia: ¿el fin del enredo? Nueva Sociedad 209 Mayo /Junio 2007

De todas las alternativas al modelo neoliberal surgidas en América Latina en los últimos años, la que vive hoy Bolivia es la más radical, compleja y ambiciosa. Bolivia mezcla, en dosis dispares, indigenismo, izquierda y nacionalismo, tres corrientes que conviven de modo problemático en un contexto de polarización étnica, política y geográfica, entre un Occidente pobre y un Oriente rico. Todo esto le confiere a la realidad que vive hoy Bolivia, a un año de la asunción del nuevo gobierno, un carácter conflictivo y único.

Tema Central

Oportunidad histórica: cambio político y nuevo orden sociocultural
Fernando Calderón

Bolivia atraviesa una coyuntura compleja que supone, también, una oportunidad histórica para conjugar el reconocimiento cultural de los sectores indígenas excluidos con un desarrollo económico equitativo y un nuevo orden institucional. Para superar este triple desafío, los líderes deberán privilegiar una lógica deliberante, de reconocimiento del otro y de búsqueda de resultados concretos, como sucedió con el seleccionado de fútbol que en 1994 logró clasificar para el campeonato mundial. Si Bolivia logra conciliar economía y sociedad, si construye un nuevo tipo de Estado y si consolida un pacto de igualdad en la Asamblea Constituyente, no solo podrá aspirar a un nuevo mundial de fútbol: también podrá demostrarle al mundo que un proceso de modernidad emancipatoria puede provenir de la periferia.

Siete preguntas y siete respuestas sobre la Bolivia de Evo Morales
Pablo Stefanoni

¿Es indigenista Evo Morales? ¿Impulsa un proyecto posneoliberal? ¿Qué lugar ocupan los movimientos sociales? ¿Cuál es la influencia real de Hugo Chávez? ¿Cómo debe interpretarse la nacionalización de los hidrocarburos? ¿Qué pasará con la Asamblea Constituyente? ¿Y con la autonomía de Santa Cruz? El artículo formula preguntas –y ensaya respuestas– acerca de algunos de los principales temas de la realidad boliviana actual, con la intuición de que, más allá de los resultados finales y de la evaluación sobre la marcha del gobierno, el país atraviesa una serie de profundos cambios que marcarán un antes y un después en su historia.

Dilemas internos y espacios internacionales en el gobierno de Evo Morales
Luis Maira

Desde el siglo XIX, Bolivia ha constituido un caso paradigmático de disputas y desacuerdos entre sus elites políticas respecto a los objetivos del desarrollo nacional, lo que ha frustrado sus posibilidades una y otra vez. Hoy, el gobierno de Evo Morales tiene muchas chances de romper esta maldición, ya que cuenta con un sólido apoyo social y los recursos del gas. Para ello deberá desarrollar sus capacidades internacionales, cada vez más relevantes debido a la ubicación de Bolivia en el corazón de Sudamérica y su posición estratégica como paso entre los dos oceános.

La ruta de Evo Morales
Rafael Archondo

El artículo repasa los diferentes componentes de la personalidad política de Evo Morales y se detiene en un momento esencial de su trayectoria: la decisión de transformar el movimiento social de cultivadores de coca en un partido político que participe del juego institucional. En Bolivia, contra lo que sostienen las teorías más difundidas, esta decisión fue consecuencia de la cerrazón del sistema político y no de su apertura. El salto a la política era la única opción posible para poner en práctica demandas largamente respaldadas. Hoy, el Movimiento al Socialismo es una fuerza amplia y heterogénea que ocupa casi todo el campo político y que, si combina acciones que fortalezcan al Estado, redistribuyan la riqueza y respeten la legalidad democrática, puede fácilmente convertirse en hegemónica.

El caudillismo fragmentado
Roberto Laserna

En el gobierno de Evo Morales conviven tres tendencias: el indigenismo, el estatismo y el populismo, articuladas por el nacionalismo como referencia común y por el liderazgo unificador del presidente. El artículo sostiene que, en última instancia, la orientación populista prevalece sobre las demás. Como se trata de una tendencia políticamente poco clara, que se define más por su método que por sus objetivos, no ha permitido que el gobierno consolide un rumbo definido. Hoy, Evo Morales se encuentra sometido a las presiones contradictorias de sectores y grupos sociales cada vez más fragmentados y dispersos, y corre el riesgo de buscar refugio afirmando su caudillismo, lo cual crearía una gobernabilidad frágil y poco democrática.

El reto posneoliberal de Bolivia
George Gray Molina

La nacionalización de los hidrocarburos, la principal decisión económica del gobierno de Evo Morales, fortaleció los ingresos públicos y le permitió a Bolivia superar los 10.000 millones de dólares de PBI. Sin embargo, sería un error pensar que con eso alcanza. A lo largo de su historia, Bolivia ha cambiado varias veces de modelo económico, pasando del estatismo al neoliberalismo, sin alterar nunca un patrón de desarrollo basado en la extracción de recursos naturales. El reto posneoliberal de Bolivia consiste, entonces, en construir una economía de base ancha que incluya más actores, exportaciones más diversificadas y una mayor variedad de articulaciones internas y externas.

Bolivia en el péndulo de la historia
Cristine Koehler Zanella / Pâmela Marconatto Marques / Ricardo Antonio Silva

En 1952, tras largos días de batallas entre la población y el ejército, la Revolución Nacional Boliviana derrocó al gobierno y se convirtió en el experimento de cambio más radical de América Latina. Sin embargo, sus iniciativas de nacionalización del cobre, reforma agraria y redistribución de la riqueza fracasaron ante la presión de las masas y las dificultades de gestión. Hoy, Evo Morales enfrenta desafíos similares. Para superarlos, debe mirar al pasado en busca de lecciones útiles para el futuro. Solo así Bolivia se liberará del péndulo que, a lo largo de su accidentada historia, la ha condenado al ir y venir entre los extremos.

Bolivia: ¿un futuro político hipotecado?
Jean-Pierre Lavaud

La llegada de Evo Morales a la Presidencia no ha resuelto los problemas pendientes de Bolivia: las tensiones con los nucleos opositores que reclaman autonomía, sobre todo con el Comité Civíco de Santa Cruz, sumadas a los conflictos con los prefectos y las reivindicaciones de los pueblos indígenas, han puesto al gobierno en una situación difícil. Fortalecido económicamente por los mayores ingresos consecuencia de la nacionalización de los hidrocarburos, el gobierno ha optado por satisfacer, en la medida de lo posible, los reclamos de sus bases. Esto ha llevado a un copamiento del Estado por una nueva cohorte de funcionarios, a menudo poco calificados, y ha acentuado la arraigada costumbre de llevar los reclamos a la calle mediante paros y bloqueos.

«Las reformas pactadas». Entrevista de José Natanson
Álvaro García Linera


Ver: http://www.nuso.org/revista.php?n=209

miércoles, 20 de junio de 2007

Regresando de la Universidad de Tel Aviv

Saludos,

regreso a Lima luego de varios viajes seguidos. El último, a una conferencia en la Universidad de Tel Aviv sobre Populismo y Estado en América Latina. Estuvo muy interesante, el programa de la conferencia pueden verlo aquí:

http://www2.tau.ac.il/InternetFiles/event/Abraham/UserFiles/File/popolism.pdf

La conferencia fue muy buena, por la calidad de los invitados y la calidad de los latinoamericanistas israelíes.

Preparando el viaje, me enteré de que un grupo de académicos ingleses promueven un boycott a las universidades israelíes, protestando por su supuesta complicidad con la ocupación del Estado israelí de territorios palestinos. Si bien la U. de Tel Aviv no está en el ojo de la tormenta (y mi impresión general es que se trata de una institución académica plural y crítica), termina siendo parte de la controversia. Sobre el punto ver:

http://education.guardian.co.uk/higher/worldwide/story/0,,2091498,00.html

http://education.guardian.co.uk/higher/worldwide/story/0,,2091366,00.html

Ahora bien, muchos están en contra del boycott. Ver por ejemplo el artículo de Martha Nussbaum publicado en Dissent:

Against Academic Boycotts
By Martha Nussbaum
Spring 2007

On May 30, Britain's 120,000-strong University and College Union voted to endorse a motion to boycott Israeli universities, calling on British academics to condemn "the complicity of Israeli academics in the occupation." In the upcoming weeks, local branches will decide on whether to uphold the endorsement. Unison, Britain's largest union, has also announced that it intends to vote on a similar Israel boycott. In the forthcoming Summer 2007 issue (out the first week of July), Martha Nussbaum provides an impassioned argument against academic boycotts. Because of the imminent—and consequential—nature of the debate, we are publishing her article online in advance of the issue. - editors.

I DO NOT PLAN to discuss the specific facts concerning boycotts of Israeli academic institutions and individuals. There are three reasons for this silence. First, I believe that philosophers should be pursuing philosophical principles—defensible general principles that can be applied to a wide range of cases. We cannot easily tell whether our principles are good ones by looking at a single case only, without inquiring as to whether the principles we propose could be applied to all similar cases.

Second, I am made uneasy by the single-minded focus on Israel. Surely it is unseemly for Americans to discuss boycotts of another country on the other side of the world without posing related questions about American policies and actions that are not above moral scrutiny. Nor should we fail to investigate relevantly comparable cases concerning other nations. For example, one might consider possible responses to the genocide of Muslim civilians in the Indian state of Gujarat in the year 2002, a pogrom organized by the state government, carried out by its agents, and given aid and comfort by the national government of that time (no longer in power). I am disturbed by the world’s failure to consider such relevantly similar cases. I have heard not a whisper about boycotting Indian academic institutions and individuals, and I have also, more surprisingly, heard nothing about the case in favor of an international boycott of U.S. academic institutions and individuals. I am not sure that there is anything to be said in favor of a boycott of Israeli scholars and institutions that could not be said, and possibly with stronger justification, for similar actions toward the United States and especially India and/or the state of Gujarat.

I would not favor an academic boycott in any of these cases, but I think that they ought to be considered together, and together with yet other cases in which governments are doing morally questionable things. One might consider, for example, the Chinese government’s record on human rights; South Korea’s lamentable sexism and indifference to widespread female infanticide and feticide; the failure of a large number of the world’s nations, including many, though not all, Arab nations, to take effective action in defense of women’s bodily integrity and human equality; and many other cases. Indeed, I note that gross indifference to the lives and health of women has never been seriously considered as a reason for any boycott, a failure of impartiality that struck me even in the days of the South Africa boycott. Eminent thinkers alleged that the case of South Africa was unique because a segment of the population was systematically unequal under the law, a situation that of course was, and still is, that of women in a large number of countries. By failing to consider all the possible applications of our principles, if we applied them impartially, we are failing to deliberate well about the choice of principles. For a world in which there was a boycott of all U.S., Indian, and Israeli scholars, and no doubt many others as well, let us say those of China, South Korea, Saudi Arabia (on grounds of sexism), and Pakistan (on the same grounds, though there has been a bit of progress lately) would be quite different from the world in which only scholars from one small nation were being boycotted, and this difference seems relevant to the choice of principles.

The third reason why I shall speak abstractly is that I am not a Middle East expert. I have recently completed a book on the Gujarat genocide in India, after studying that incident and its history and context for five years, so I think I am equipped to speak about that case, and I propose to do so occasionally, because it sheds light on some of the issues before us. Above all, however, I shall be looking for general and defensible principles.

(...) When people believe that a serious wrong has been done by some organization and its agents, there are a number of options open to those who want to express strong condemnation. Boycotts are not the only option.Quite a few others have been used effectively in comparable cases (...).

Ver texto completo aquí:

http://www.dissentmagazine.org/article/?article=811

martes, 19 de junio de 2007

Falleció Richard Rorty


New York Times, June 11, 2007

Richard Rorty, Philosopher, Dies at 75

By PATRICIA COHEN

Correction Appended

Richard Rorty, whose inventive work on philosophy, politics, literary theory and more made him one of the world’s most influential contemporary thinkers, died Friday in Palo Alto, Calif. He was 75. The cause was complications from pancreatic cancer, said his wife, Mary Varney Rorty.

Raised in a home where “The Case for Leon Trotsky” was viewed with the same reverence as the Bible might be elsewhere, Mr. Rorty pondered the nature of reality as well as its everyday struggles. “At 12, I knew that the point of being human was to spend one’s life fighting social
injustice,” he wrote in an autobiographical sketch.

Russell A. Berman, the chairman of the Department of Comparative Literature at Stanford University, who worked with Mr. Rorty for more than a decade, said, “He rescued philosophy from its analytic constraints” and returned it “to core concerns of how we as a people, a country and humanity live in a political community.”

Mr. Rorty’s enormous body of work, which ranged from academic tomes to magazine and newspaper articles, provoked fervent praise, hostility and confusion. But no matter what even his severest critics thought of it, they could not ignore it. When his 1979 book “Philosophy and the Mirror of Nature” came out, it upended conventional views about the very purpose and goals of philosophy. The widespread notion that the philosopher’s primary duty was to figure out what we can and cannot know was poppycock, Mr. Rorty argued. Human beings should focus on what they do to cope with daily life and not on what they discover by theorizing.

To accomplish this, he relied primarily on the only authentic American philosophy, pragmatism, which was developed by John Dewey, Charles Peirce, William James and others more than 100 years ago. “There is no basis for deciding what counts as knowledge and truth other than what one’s peers will let one get away with in the open exchange of claims, counterclaims and reasons,” Mr. Rorty wrote. In other words, “truth is not out there,” separate from our own beliefs and language. And those beliefs and words evolved, just as opposable thumbs evolved, to help human beings “cope with the environment” and “enable them to enjoy more pleasure and less pain.”

Mr. Rorty drew on the works of Freud, Nietzsche, Heidegger, Wittgenstein, Quine and others. Although he argued that “no area of culture, and no period of history gets reality more right than any other,” he did maintain that a liberal democratic society was by far the best because it was the only one that permits competing beliefs to exist while also creating a public community.

His views were attacked by critics on the left and the right. The failure to recognize science’s particular powers to depict reality, Daniel Dennett wrote, shows “flatfooted ignorance of the proven methods of scientific truth-seeking and their power.” Simon Blackburn, a philosopher at Cambridge University, has written of Mr. Rorty’s “extraordinary gift for ducking and weaving and laying smoke.” Mr. Rorty was engaged with and amused by his critics. In a 1992 autobiographical essay, “Trotsky and the Wild Orchids,” he wrote that he was considered to be one of the “smirking intellectuals whose writings are weakening the moral fiber of the young”; “cynical and nihilistic”; “complacent”; and “irresponsible.” Yet he confounded critics as well, by speaking up for patriotism, an academic canon and the idea that one can make meaningful moral judgments. His reason for writing the 1992 essay, he said, was to show how he came by his particular views.

Richard McKay Rorty was born in 1931 to James and Winifred Rorty, anti-Stalinist lefties who let their home in Flatbrookville, N.J., a small town on the Delaware river, be used as a hideout for wayward Trotskyites. He describes himself as having “weird, snobbish, incommunicable interests” that as a boy led him to send congratulations to the newly named Dalai Lama, a “fellow 8-year-old who had made good.”

Later, orchids became another obsession, and his love of the outdoors continued throughout his life. An avid birder for the last 30 years, Mr. Rorty liked to “head over to open spaces and walk around,” his wife Mary said yesterday from their home in Palo Alto. His last bird sighting was of a condor at the Grand Canyon in February. In addition to his wife, Mr. Rorty is survived by three children and two grandchildren.

When he was 15, Mr. Rorty wrote, he “escaped from the bullies who regularly beat me up on the playground of my high school” to attend the Hutchins School at the University of Chicago, a place A. J. Liebling described as the “biggest collection of juvenile neurotics since the Children’s Crusade.”

In his early career, at Wellesley and Princeton, he worked on analytic philosophy, smack in the mainstream. As for the surrounding 1960s counterculture, he said in a 2003 interview, “I smoked a little pot and let my hair grow long,” but “I soon decided that the radical students who wanted to trash the university were people with whom I would never have much sympathy.”

By the 1970s, it became clear that he did not have much sympathy for analytic philosophy either, not to mention the entire Cartesian philosophical tradition that held there was a world independent of thought. Later frustrated by the narrowness of philosophy departments, he became a professor of humanities at the University of Virginia in 1982, before joining the comparative literature department at Stanford in 1998. Over time, he became increasingly occupied by politics. In “Achieving Our Country” in 1998, he despaired that the genuine social-democratic left that helped shape the politics of the Democratic Party from 1910 through 1965 had collapsed. In an interview, he said that since the ’60s, the left “has done a lot for the rights of blacks, women and gays, but it never attempted to develop a political position that might find the support of an electoral majority.”

In recent years, Mr. Rorty fiercely criticized the Bush administration, the religious right, Congressional Democrats and anti-American intellectuals. Though deeply pessimistic about the dangers of nuclear confrontation and the gap between rich nations and poor, Mr. Rorty retained something of Dewey’s hopefulness about America. It is important, he said in 2003, to take pride “in the heritage of figures like Jefferson, Lincoln, Wilson, Roosevelt, Martin Luther King, and so on,” he said, and “to use this pride as a means of generating sympathy” for a country’s political aims.

Correction: June 16, 2007

An obituary on Monday about the philosopher Richard Rorty misidentified the source of the quotation, “There is no basis for deciding what counts as knowledge and truth other than what one’s peers will let one get away with in the open exchange of claims, counterclaims and reasons.” It was from Charles Guignon and David R. Hiley in the introduction to the book “Richard Rorty,” which they edited; it was not from Mr. Rorty.

VER TAMBIÉN:

Obituario de The Guardian:
http://www.guardian.co.uk/obituaries/story/0,,2100636,00.html

Comentario de Greg Mankiw:
http://gregmankiw.blogspot.com/2007/06/richard-rorty.html

Comentario de Jürgen Habermas:
http://www.signandsight.com/features/1386.html

Comentario de Roger Scruton:
http://www.opendemocracy.net/democracy_power/people/richard_rorty_legacy

Desde el Medio Oriente


Artículo publicado en Perú21, martes 19 de junio de 2007

Regreso a Lima después de haber participado en un seminario sobre los populismos latinoamericanos en la Universidad de Tel Aviv. Mi visita a Israel coincidió con la conmemoración de los cuarenta años de la Guerra de los Seis Días y con los enfrentamientos en la franja de Gaza entre Hamas y Fatah.

Hace algunos años recuerdo haber leído un artículo en el cual se sostenía que, contra lo que indica el sentido común, la solución del problema palestino es bastante clara, y está allí para todo aquel que quiera verla: debe existir un Estado de Israel y uno palestino; la base del segundo deben ser los territorios ocupados por el primero en Cisjordania y en la franja de Gaza; Israel debe devolver los territorios ocupados y revertir sus asentamientos, y tiene, al mismo tiempo, derecho a pedir garantías por su seguridad al hacerlo; debe haber concesiones territoriales mutuas y espacios binacionales entre estos estados, que expresen el hecho de que hay muchos palestinos en Israel, e israelíes en territorios palestinos (capaces de convivir pacíficamente). Finalmente, Jerusalem, ciudad sagrada para judíos, musulmanes y cristianos, debería tener una administración compartida. Todo esto requiere de un gran compromiso y apoyo internacional para mantener la paz y lograr el desarrollo económico y social de la zona, que requiere complementar la actividad de los diversos territorios.

Una salida así esbozada, se decía, no solo es aceptada en el fondo por la mayoría de la población de todos los grupos involucrados, sino que, además, refleja situaciones que ocurren ya de hecho.

El problema está en la falta de voluntad política para seguir una 'hoja de ruta' como esta, esbozada inicialmente por los acuerdos de Oslo de 1993. Aunque suene también contrario al sentido común, estamos ante una situación en la que la mayoría pierde, pero ganan algunas minorías, capaces de imponer el mantenimiento del statu quo y una lógica de exclusiones mutuas. Cuán lejanos parecen hoy aquellos días, a inicios de 2005, en los que se abrió una oportunidad para avanzar, después de la muerte de Arafat y la llegada al poder de Mahmoud Abbas como presidente de la Autoridad Palestina, y con la decisión de Sharon de iniciar el retiro israelí de la franja de Gaza. Sin embargo, las cosas no avanzaron demasiado, como pudo verse luego.

Ahora, tenemos la guerra entre facciones palestinas, cuyo resultado es una mayor fragmentación y radicalización de todos los actores involucrados. Los intereses de la guerra, presentes en los distintos actores, se imponen sobre los intereses de la gente común y corriente, que quiere mayoritariamente la paz. Hay mucho de extremismo, pero también algo de corrupción, de actores armados que se alimentan del conflicto y que boicotean sus posibles soluciones.



Fotos: manifestación en Tel Aviv contra la ocupación israelí en Cisjordania y Gaza, del 9 de junio.

martes, 12 de junio de 2007

Conflicto minero para dummies

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Publicado en Perú21, martes 12 de junio de 2007

A propósito de la publicación de Minería y desarrollo en el Perú, con especial referencia al Proyecto Río Blanco, Piura (Lima, IEP-OXFAM-CIPCA-PSG, 2007), de Anthony Bebbington y otros, propongo algunas ideas elementales para entender los conflictos sociales vinculados a la actividad minera.

Creo que una buena manera de pensar el asunto es compararlo con problemas urbanos equivalentes. Esto lo hace comprensible para quienes vivimos en ciudades, y hace visible el que los ámbitos rurales del entorno de los asentamientos mineros no son espacios vacíos, en donde los campesinos aparecen como parte del paisaje; son ciudadanos con iguales derechos que nosotros.

¿Qué pasaría si súbitamente nos cortan el agua o la luz, o cierran nuestra calle, y descubrimos que es porque van a abrir un centro comercial gigantesco en nuestra cuadra, o porque van a construir una vía expresa que cruzará por nuestra manzana, sin avisarnos? ¿Qué pasaría si los inversionistas nos aseguran que nos compensarán "adecuadamente" por las molestias y perjuicios? ¿Les creeríamos? ¿Qué pasaría si las autoridades municipales no dan la cara, si diversas entidades públicas se contradicen entre sí o, aun peor, si percibimos que están coludidas con los inversionistas? Pues, simplemente, saldríamos a la calle a protestar. Algunos, "hasta las últimas consecuencias".

También encontraríamos a algunos que estarían de acuerdo: por ejemplo, los que estaban pensando en mudarse y ven revalorizadas sus propiedades; los que viven cerca, pero no son afectados directamente; y las autoridades tenderán a pensar que es bueno recaudar más y así poder atender los urgentes problemas del vecindario. En medio de todo esto, por supuesto, diversos políticos y negociantes aparecerán y apoyarán a alguno de los grupos en pugna. Creo que la dinámica de los conflictos mineros no difiere sustancialmente de la situación aquí planteada.

¿Qué hacer? Primero, es necesaria la información, la consulta y la participación de los vecinos en la toma de decisiones. Segundo, esto no es suficiente, porque siempre habrá algunos a favor y otros en contra: es necesario que en este debate se tome en cuenta los intereses de los afectados y también el "bien común", y este debate es eminentemente político (debate sobre desarrollo local). Tercero, este debate debe expresarse en criterios de zonificación y desarrollo urbano transparentes (ordenamiento territorial; no es mina sí o no, sino en qué condiciones). Cuarto, debe haber una autoridad (ambiental) capaz de dirimir disputas, velar por el establecimiento de compensaciones adecuadas para los afectados, por el cumplimiento de los acuerdos, y capaz de imponer sanciones, drásticas, de ser necesario. Se necesita otra institucionalidad estatal.

martes, 5 de junio de 2007

Después del desalojo de Santa Anita

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Artículo publicado en Perú21, martes 5 de junio de 2007


Como han señalado varios, el reciente desalojo en Santa Anita resulta emblemático y aleccionador en varios sentidos, por ello vale la pena seguir analizándolo.

En primer lugar, creo que las opiniones expresadas en los últimos días varían según uno siga una tradición hobbesiana, o una lockeana o rousseauniana (en esto me inspiro en el artículo de Jorge Bruce sobre el tema y en uno sobre otros asuntos del politólogo chileno Pablo Policzer). Algunos privilegian el mantenimiento del orden y el respeto a la ley; otros, el respeto a los derechos de las personas frente a la intervención del Estado, y otros parten del supuesto de la condición de víctimas de los invasores. Los primeros se ubican más a la derecha, y a la izquierda los otros.

Creo que estamos ante una buena ilustración de miradas parciales que deberían complementarse: desde la izquierda, siempre ha sido un desafío atender las necesidades y demandas por ley y orden, que dicho sea de paso, son cada vez más importantes en todos los países de la región. La demanda por seguridad no es necesariamente conservadora: se vuelve así si es que no es atendida eficazmente desde la izquierda. De otro lado, la derecha suele ser insensible frente a los “perdedores” de la economía de mercado. Aquellos que fueron estafados o que pretendieron sacar provecho de la informalidad, “piñas”. No hay nada que hacer con ellos, para no dar una “mala señal”.

De otro lado, en Santa Anita ha estado en juego el respeto a la institucionalidad formal frente a la vigencia de una práctica informal institucionalizada: invado, resisto, y al final me legalizan. Casi toda Lima ha sido ocupada de esta manera; varias generaciones de políticos han construido clientelas legalizando ocupaciones informales. Esto funciona mientras se invadan terrenos eriazos en zonas marginales: no funciona cuando se atenta de manera directa contra un bien público que la autoridad pretende utilizar para construir legitimidad. Acá defender el bien público resulta más rentable que satisfacer a un grupo de invasores.

Finalmente, hay lecciones en cuanto a estrategias de negociación. Visto todo retrospectivamente, en los días previos al desalojo hubo una lógica de extorsiones mutuas, de intentos de hacer desistir al rival convenciéndolo de que se estaba dispuesto a ir “hasta las últimas consecuencias”. Sin embargo, una vez que la policía entró, los invasores simplemente salieron. Muchas otras protestas sociales en el Perú tienen este carácter: durante la negociación se es maximalista, pero después se es muy pragmático. Esta es una clave para entender por qué el país parece muchas veces a punto de estallar, y por qué al mismo tiempo estamos (todavía) lejos de las protestas y movilizaciones que han ocurrido en Bolivia o Ecuador.


[El artículo de Bruce al que me refiero es:

http://www.peru21.com/Comunidad/Columnistas/Html/2007-05-27/Bruce0729009.html

Y el de Policzer es:

http://weblogs.elearning.ubc.ca/leftturns/Pablo_Policzer_Paper.pdf]