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PARIS.-¿Por qué ser fiel a una izquierda que se derrumba? ¿Por qué negarse a cruzar la frontera ideológica y pasarse con bandera y banda al sarkozismo triunfal, como hicieron muchos de sus amigos? Esas preguntas sirven de hilo conductor al filósofo francés Bernard-Henri Lévy para hacer un balance sin concesiones del estado de la izquierda en Francia y tratar de identificar las razones de la derrota socialista en las elecciones presidenciales de abril y mayo pasados.
El más célebre, el más mediático de los llamados “nuevos filósofos”, responde a esos interrogantes en su reciente libro Ce grand cadavre tombé à la renverse (“Ese gran cadáver caído de espaldas”), fórmula utilizada por Jean-Paul Sartre para calificar a la izquierda cuando escribió el prefacio del libro Aden Arabie, de Paul Nizan, en 1960.
Solicitado por Nicolas Sarkozy para que publicara un artículo de apoyo a su candidatura durante la reciente campaña electoral –como habían hecho André Glucksmann y Alain Finkielkraut–, Lévy confiesa haber explicado al entonces candidato presidencial que, “a pesar de la amistad que los une” desde 1983, le resultaba imposible apoyarlo. “Después de todo –argumentó–, la izquierda sigue siendo mi familia.”
A partir de esa conversación, BHL –como se lo conoce en Francia– se lanza a un meticuloso análisis interior con el fin de descifrar sus razones más íntimas para ser de izquierda. Desfilan así imágenes, acontecimientos y reflejos que marcaron su vida, transformándose en elementos constitutivos de su personalidad: mayo de 1968, el escándalo Dreyfus, la guerra de España, el anticolonialismo, el antisemitismo –que no consigue separar del antirracismo– y la libertad, que no consigue separar de la igualdad.
Pero la parte más importante del libro quizás sea la última, donde hace un balance de “ese campo de ruinas” en que se ha transformado la izquierda actual.
Es verdad –afirma–, la izquierda rompió con la versión clásica de la tentación totalitaria, “el socialo-comunismo”. Pero de esas ruinas apareció otra tentación totalitaria que ya no se inspira en la extrema izquierda, sino en la derecha, incluso en la extrema derecha. Para Bernard-Henri Lévy, la izquierda está enferma. Es víctima de su fascinación por la nación y la bandera, de su antieuropeísmo, de su antinorteamericanismo, de su antiliberalismo, de su antisemitismo, de su fasci-islamismo…
“La izquierda está enferma de derechismo, ésa es la verdad”, resumió en una entrevista exclusiva con LA NACION en París.
Ver la entrevista en: http://www.lanacion.com.ar/edicionimpresa/suplementos/enfoques/nota.asp?nota_id=969190
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