lunes, 3 de diciembre de 2007

Roger Bartra, las ciencias sociales en México

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Excelente texto de Roger Bartra sobre las ciencias sociales en México, cuyas ideas pueden perfectamente aplicarse a las ciencias sociales peruanas.


Revista Nexos No. 359 • Noviembre de 2007

Las ciencias sociales en su tinta
Roger Bartra

Martes 30 de octubre de 2007

No sé si las ciencias sociales en México nos abren una puerta amplia para entender la realidad del país y del mundo. Lo que sí me parece claro es que las ciencias sociales tienen grandes dificultades para percibir su propio estado y para aquilatar el desarrollo, las limitaciones y los aciertos de las investigaciones que se realizan en México. Esta falta de habilidad de la ciencia social para reconocer los avances que se hacen en su nombre es una señal adversa que nos lleva a temer que estamos ante una condición crítica. Hace años ya que muchos sospechan que las ciencias sociales se encuentran en una situación difícil. Se ha hablado de quiebra de la antropología, de crisis de la sociología, de la esterilidad de los estudios históricos, de la corrupción de la práctica jurídica, del atraso de los análisis económicos y de la inutilidad de la psicología. Sin embargo, estas visiones acaso excesivamente pesimistas no pueden fundamentarse fácilmente, pues carecemos de instrumentos para medir la condición de las ciencias sociales en México. Y, sin embargo, podemos suponer que la misma escasez de estudios críticos sobre las disciplinas sociales es un indicador de que estamos ante una situación anómala. Muchos de los que nos dedicamos a las ciencias sociales sentimos un malestar y percibimos inquietudes a nuestro alrededor. Si yo mismo estoy escribiendo estas líneas se debe a una interrogación expresa acerca de si sufrimos en México un serio déficit de crítica, lo que ocasionaría que obras que valen la pena pasen desapercibidas mientras que ocurrencias y hasta tonterías sean sobrevaloradas. Comparto esta inquietud y he comentado con muchos colegas esta situación. Creo que hay consenso al respecto: las ciencias sociales no están muy inclinadas a examinar su propia condición. Esta situación es evidente si observamos que las revistas académicas reseñan muy pocos estudios y prácticamente no debaten las ideas que expresan los investigadores. La crítica en la prensa no académica (suplementos y revistas culturales) es un tanto errática y depende muchas veces de criterios ideológicos o de intereses de grupo, aunque ahí es más frecuente la polémica. Es muy raro encontrar ese tipo de ensayos que hacen un balance de los avances en determinados temas (en inglés se denominan “review articles”). Tampoco los libros suelen presentar críticamente los estudios precedentes referidos a la materia que se aborda.

¿Qué es lo que inhibe la crítica? Podemos señalar varias causas inmediatas: influencia de caciquillos académicos que bloquean el trabajo de aquellos que no comparten sus intereses o ideas; presencia excesiva de un sector mediocre, estéril, burocratizado e indiferente a lo que se genera a su alrededor; falta de recursos en las ciencias sociales por la hegemonía de las llamadas ciencias duras; efecto de potlatch igualador que bloquea el apoyo a quienes se considera que destacan excesivamente por encima del resto (síndrome de Liliput). Al carácter raquítico de la crítica se agrega el hecho de que en muchos casos la exaltación desmesurada de alguna obra se debe a que su autor ejerce o ha ejercido poderosas funciones burocráticas o gubernamentales. Aquí nos enfrentamos al complejo problema de creación de modelos para estudiantes e investigadores jóvenes. Si los modelos a seguir son obras vacías e insustanciales, se crea un efecto multiplicador de la mediocridad y se institucionaliza un bajo nivel de creatividad. Esta desmesurada valoración de obras prescindibles suele ir acorazada de la defensa de las glorias locales frente a la influencia de corrientes extranjeras. En lugar de elevar los umbrales de la competencia a niveles internacionales, se bajan las exigencias en las pistas locales para que competidores de escasa calidad sean protegidos y exaltados. El resultado es la formación de coágulos meritocráticos en la red de vasos comunicantes que debería irrigar y nutrir el trabajo intelectual y académico (...)

Texto completo en:

http://martintanaka1.blogspot.com/2007/12/roger-bartra-las-ciencias-sociales-en.html

(gracias a Pablo Sandoval)

3 comentarios:

Rodrigo dijo...

Martin, me quedo con esta frase:

"Enfrentamos un problema doble: por un lado, las ciencias sociales, paradójicamente, se alejan de la sociedad que las rodea. Por otro lado, las ciencias sociales, fragmentadas, se aíslan de sí mismas. La academia se aparta de la sociedad y produce pocos estudios basados en la investigación directa y demasiadas especulaciones: poca empiria, mucha teoría. A lo cual se agrega el hecho inquietante de que los investigadores prestan poca atención crítica a lo que se hace fuera de su círculo."

Realmente son muchas las semejanzas. Saludos

Anónimo dijo...

coke.- este es un gran articulo

JuaNnpi dijo...

ola creo que esta muy bien estructurado gracias.