Artículo publicado en Perú21, martes 26 de junio de 2007Revisando los hechos de las últimas semanas (extradición de Fujimori, elección de cuatro miembros del Tribunal Constitucional (TC), reaparición de Agustín Mantilla), ¿qué podemos concluir?
En primer lugar, el pedido de detención de Fujimori cuestiona la idea de la 'alianza' entre el Gobierno y el fujimorismo: si para este el sentido de aquella es evitar la extradición, es claro que o la alianza no existe, o ya se rompió, o no sirve para sus propósitos. La 'sutil' amenaza de Keiko Fujimori, en el sentido de que la extradición no le convendría al presidente García, no hace sino confirmar el tipo de relación que hay entre el Gobierno y el fujimorismo: apoyos mutuos en los muchos puntos en los que coinciden y presiones y extorsiones cuando discrepan. Lo de la extradición va en firme, al punto de que Fujimori considera seriamente escabullirse por la puerta del Senado japonés.
Respecto a la elección de los miembros del TC, resulta claro que el trabajo de la Comisión Pastor consistió en armar la lista final de 16 candidatos para que el Pleno elija entre ellos, con un criterio político, al margen del orden de méritos, y luego facilitar los acuerdos que permitan conseguir los 80 votos requeridos. Atención que la propuesta de lista cerrada aprobada contó con 84 votos, cuando la suma de los votos de los apristas (36) y fujimoristas (13) suma apenas 49. Es decir, en esto participaron también UPP y el PNP. Esto es aun más grave; casi todo el Congreso se prestó a la lógica de "yo no veto a los tuyos, tú no vetas a los míos, y nos repartimos a los cuatro".
Pero algo más hemos aprendido al saber de los asesores de la presidenta del Congreso (Cevasco, Barturén, Poicón): existe, en todos los niveles del Gobierno, una gran afinidad con diversos personajes vinculados al gobierno de Fujimori. Esto mostraría que el APRA carece de cuadros propios con experiencia en el sector público suficientes y que, al romper con los peruposibilistas, y con sectores vinculados a la izquierda, se encuentra cómodo reclutando a algunos que vienen del fujimorismo. Comparten una común animadversión con el
establishment tecnocrático: el Gobierno se apoya en este para algunos sectores de la alta tecnocracia, pero no para todo lo que está por debajo. En este ámbito, esta afinidad es antigua, pensemos sino en Absalón Vásquez; antes había un desplazamiento del APRA al fujimorismo, ahora el flujo es al revés. Por ello hay un aire de familia innegable y, en este sentido, hay que ubicar a Agustín Mantilla. Queda claro que es un personaje con ascendencia dentro del APRA, y que se mueve con soltura en ligas intermedias, vinculando sus contactos en el partido, los que hizo como ministro del Interior y los que estableció al pactar con la red de Montesinos.
1 comentario:
Señor Tanaka,
solo comentarle que lo he leido todo el bendito ciclo, en el curso democracia y desarrollo en la PUCP, y bueno que sus ideas son geniales, y que si hubiera sabido antes que tenía blog le pedía asesorías..
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