martes, 19 de junio de 2007

Desde el Medio Oriente


Artículo publicado en Perú21, martes 19 de junio de 2007

Regreso a Lima después de haber participado en un seminario sobre los populismos latinoamericanos en la Universidad de Tel Aviv. Mi visita a Israel coincidió con la conmemoración de los cuarenta años de la Guerra de los Seis Días y con los enfrentamientos en la franja de Gaza entre Hamas y Fatah.

Hace algunos años recuerdo haber leído un artículo en el cual se sostenía que, contra lo que indica el sentido común, la solución del problema palestino es bastante clara, y está allí para todo aquel que quiera verla: debe existir un Estado de Israel y uno palestino; la base del segundo deben ser los territorios ocupados por el primero en Cisjordania y en la franja de Gaza; Israel debe devolver los territorios ocupados y revertir sus asentamientos, y tiene, al mismo tiempo, derecho a pedir garantías por su seguridad al hacerlo; debe haber concesiones territoriales mutuas y espacios binacionales entre estos estados, que expresen el hecho de que hay muchos palestinos en Israel, e israelíes en territorios palestinos (capaces de convivir pacíficamente). Finalmente, Jerusalem, ciudad sagrada para judíos, musulmanes y cristianos, debería tener una administración compartida. Todo esto requiere de un gran compromiso y apoyo internacional para mantener la paz y lograr el desarrollo económico y social de la zona, que requiere complementar la actividad de los diversos territorios.

Una salida así esbozada, se decía, no solo es aceptada en el fondo por la mayoría de la población de todos los grupos involucrados, sino que, además, refleja situaciones que ocurren ya de hecho.

El problema está en la falta de voluntad política para seguir una 'hoja de ruta' como esta, esbozada inicialmente por los acuerdos de Oslo de 1993. Aunque suene también contrario al sentido común, estamos ante una situación en la que la mayoría pierde, pero ganan algunas minorías, capaces de imponer el mantenimiento del statu quo y una lógica de exclusiones mutuas. Cuán lejanos parecen hoy aquellos días, a inicios de 2005, en los que se abrió una oportunidad para avanzar, después de la muerte de Arafat y la llegada al poder de Mahmoud Abbas como presidente de la Autoridad Palestina, y con la decisión de Sharon de iniciar el retiro israelí de la franja de Gaza. Sin embargo, las cosas no avanzaron demasiado, como pudo verse luego.

Ahora, tenemos la guerra entre facciones palestinas, cuyo resultado es una mayor fragmentación y radicalización de todos los actores involucrados. Los intereses de la guerra, presentes en los distintos actores, se imponen sobre los intereses de la gente común y corriente, que quiere mayoritariamente la paz. Hay mucho de extremismo, pero también algo de corrupción, de actores armados que se alimentan del conflicto y que boicotean sus posibles soluciones.



Fotos: manifestación en Tel Aviv contra la ocupación israelí en Cisjordania y Gaza, del 9 de junio.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola Martin. El principal gremio de intelectuales britanicos ha decidido iniciar una campaña de boycott contra Israel por lo que considera sus multiples ataques al pueblo palestino. En esa linea, se prohibe colaborar en cualquier forma con universidades israelies. Ya que usted ha estado en una universidad israeli, ¿que opina de esta medida? ¿se lo merecen o no las universidades israelies? (que por cierto tienen fama de prestigiosas). Cordiales Saludos