Artículo publicado en La República, domingo 27 de abril de 2014
El 31 de marzo pasado se celebraron los cien años del nacimiento del mexicano Octavio Paz, Premio Nobel de literatura de literatura de 1990. Se ha escrito tanto y tan bien sobre Paz, que uno siente que tiene muy poco o nada que añadir. Quiero por eso comentar sobre un libro de Paz, que me parece que no ha merecido la atención que merece: me refiero a Los hijos del limo (1974). Si bien el poeta Paz es notable, también lo es el Paz ensayista, y fundamental su papel como intelectual para todos los latinoamericanos. En este libro Paz integra todas estas dimensiones.
En un impresionante despliegue de erudición, Paz estudia la poesía moderna haciendo un itinerario que parte de los románticos ingleses y alemanes, pasa por el simbolismo francés, llega al modernismo hispanoamericano, y termina en las vanguardias del siglo XX. Pero no es un trabajo académico, “sino una exploración de mis orígenes y una tentativa de autodefinición indirecta” en tanto poeta hispanoamericano. El libro puede leerse como un ajuste de cuentas y una fundamentación de su identidad y trayectoria intelectual.
Para Paz la poesía moderna es parte de la modernidad, pero también su crítica y negación. “Desde su origen la poesía moderna ha sido una reacción frente, hacia y contra la modernidad: la Ilustración, la razón crítica, el liberalismo, el positivismo y el marxismo”. Modernos críticos de la modernidad: “de ahí la ambigüedad de sus relaciones —casi siempre iniciadas por una adhesión entusiasta seguida por un brusco rompimiento— con los movimientos revolucionarios de la modernidad, desde la Revolución francesa a la rusa”.
En su crítica al racionalismo, los poetas “redescubren una tradición tan antigua como el hombre mismo y que, transmitida por el neoplatonismo renacentista y las sectas y corrientes herméticas y ocultistas de los siglos XVI y XVII, atraviesa el siglo XVIII, penetra en el XIX y llega hasta nuestros días. Me refiero a la analogía, a la visión del universo como un sistema de correspondencias y a la visión del lenguaje como el doble del universo”. Pero también los proyectos revolucionarios modernos son ambiguos: “el tema mítico del tiempo original se convierte en el tema revolucionario de la sociedad futura. Desde fines del siglo XVIII y señaladamente desde la Revolución francesa, la filosofía política revolucionaria confisca uno a uno los conceptos, valores e imágenes que tradicionalmente pertenecían a las religiones”. El marxismo aparece como la versión secularizada del cristianismo y la promesa de la redención futura. La segunda vuelta de cristo es la revolución.
Al final, Paz se presenta como un poeta moderno hispanoamericano, crítico del capitalismo pero también de los sueños revolucionarios. Frente a las utopías liberadoras, nos propone “edificar una Ética y una Política sobre la Poética del ahora. La Política cesa de ser la construcción del futuro: su misión es hacer habitable el presente”. Cuán vigente y deslumbrante sigue siendo este libro.
Walt Whitman - Yo canto al cuerpo eléctrico (Traducción: Jorge Luis Borges)
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1Yo canto al cuerpo eléctrico,Me abrazan los ejércitos de quienes amo y yo
los abrazo,No han de soltarme hasta que yo vaya con ellos, hasta que les
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