martes, 3 de junio de 2008

Nuevos presidentes y la refundación del orden político


Artículo publicado el martes 3 de junio de 2008

Fernando Lugo, presidente electo de Paraguay, llegó al poder encabezando la coalición Alianza Patriótica para el Cambio (APC), y puso fin a más de 60 años de gobiernos del Partido Colorado. Muchos han comparado esto con el fin de la hegemonía del PRI mexicano en las elecciones de 2000, después de más de 70 años. ¿Será este el inicio de un corte radical en la historia paraguaya? Podría ocurrir también que estas expectativas terminen en una gran decepción, como la que se respira en México después del gobierno de Vicente Fox.

Las desilusiones vienen porque se suele considerar solamente el resultado de la elección presidencial, y pasar por alto la consistencia del grupo que llega al poder, así como la fortaleza de la oposición. En el caso de Paraguay, la APC es una coalición sumamente heterogénea, en donde el tradicional Partido Liberal Radical Auténtico es, de lejos, el grupo más fuerte. Al ver la composición del Congreso, encontramos que el Partido Colorado sigue siendo el grupo más grande, tanto en el Senado como en la cámara baja. A la APC no le será fácil construir mayoría; por lo tanto, le será difícil implementar cambios radicales. Algo muy parecido pasó en México: el PAN ganó la Presidencia, pero le es difícil construir mayoría, por lo que el proceso legislativo es complicado y costoso.

Enfrentados a esta situación, los presidentes tratan de hacerse de mayor poder intentando aprovechar el desprestigio de los Congresos, generando confrontaciones con estos. ¿Hasta qué punto? Algunos, en última instancia, evitan romper la institucionalidad vigente, como los presidentes Álvaro Uribe en Colombia o Vicente Fox en México. Es que algunos presidentes se han embarcado en una lucha abierta con los congresos, y han sido derrotados: recordemos los casos de Fernando Collor en Brasil, Abdalá Bucaram y Lucio Gutiérrez en Ecuador, presidentes que pretendieron cerrar los congresos de sus países, pero terminaron siendo destituidos por aquellos.

Sin embargo, otros presidentes se han lanzado con éxito en intentos de refundar el orden político y construir nuevas instituciones bajo su hegemonía política. Es el caso de Alberto Fujimori en Perú, y Hugo Chávez en Venezuela; es el intento actual de Rafael Correa en Ecuador, y de Evo Morales en Bolivia. En estos dos casos, la moneda está todavía en el aire, sobre todo en Bolivia.

¿De qué depende que estos intentos de refundación tengan éxito o no? Entender las diferencias implica analizar el estado de la opinión pública, el talento político tanto en el gobierno como en la oposición, la capacidad de resistencia y autonomía de las instituciones. ¿Hasta qué punto los presidentes pueden presentarse creíblemente como fundadores de un orden mejor, y no como demagogos oportunistas?

Foto:
http://www.abc.com.py/blogs/post_view.php?bl_id=102&id=d5e67ced15e86d994718b27caa9de6e7

1 comentario:

Mallqui dijo...

Exugo y pido de manera atenta que el reputado Filósofo Victore sameul Rivera comente este articulo
el podria aportar