Artículo publicado en La República, domingo 16 de marzo de 2014
Hace un mes comentaba sobre el último libro de Francisco Durand, dedicada al estudio de la familia Romero y cómo construyó a lo largo de cuatro generaciones su liderazgo económico. Prometí seguir con el tema, recién puedo hacerlo ahora.
Decía que una de las tesis centrales de Durand es la de la “captura del Estado” por intereses privados. Durand habla del funcionamiento de la “puerta giratoria” (funcionarios que pasan del sector privado al público y de vuelta al privado), la intervención de “gestores de intereses”, y también de prácticas de presión directa de líderes empresariales o indirectas a través de estudios de abogados y la presión de medios de comunicación.
Con la conformación del nuevo gabinete, podría decirse que esa tesis parece encontrar gran sustento. El presidente del Consejo de Ministros saliente, César Villanueva, pretendió reemplazar al Ministro de Economía Miguel Castilla, pero al final quien salió fue aquél. Y la saliente ministra de la Producción, Gladys Triveño, en entrevista con IDL-Reporteros, denunció intensas presiones de la Sociedad de Pesquería en contra del ordenamiento del sector, a través de gestores de intereses tanto sobre el poder ejecutivo como sobre el Congreso; dio cuenta de la debilidad de un Estado que se ve forzado a contratar empresas supervisoras financiadas por compañías fiscalizadas, y que se enfrenta a empresas que judicializan procesos de sanción. La judicialización sería una estrategia hábil en tanto los más importantes estudios de abogados solo trabajan para los privados, no para el sector público; estrategia que se complementa con el uso de consultoras de comunicación y la implementación de campañas de desprestigio a cargo de “sicarios comunicacionales”. Al final, los funcionarios que se allanan son recompensados: la ministra habla de exministros condecorados por dar favores políticos, o contratados por el sector privado con muy buenas remuneraciones. Todo esto, ciertamente debería investigarse y, eventualmente, sancionarse. Sin embargo, el reemplazo de la ministra ha sido Piero Ghezzi, quien ha anunciado la continuidad de los esfuerzos de reordenamiento del sector.
Pienso que la tesis de la captura del Estado no distingue bien el puro interés particularista (“mercantilista” dirían algunos) de la acción de tecnócratas o funcionarios que operan sobre la base de principios, o ideologías, si se quiere: en este caso, favorables al desarrollo de los mercados. Esto ciertamente los hace cercanos al mundo empresarial, pero no a intereses particularistas. Esa tesis subestima el poder de las ideas o ideologías; los tecnócratas como tales toman decisiones favorables al desarrollo de los mercados no porque estén “comprados” por las empresas (aunque también puede suceder, por supuesto), sino porque creen estar haciendo lo correcto. En otras palabras, no solo habría que denunciar presiones indebidas del sector privado, también ganar la batalla en el terreno de las ideas.
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