miércoles, 29 de enero de 2014

Chile y Perú

Artículo publicado en el diario La República, domingo 26 de enero de 2014

En estos días en los que se comentará mucho sobre el fallo de la Corte Internacional de Justicia de La Haya sobre la delimitación de la frontera marítima con Chile, podría ser interesante pensar en algunas ideas que surgen de la comparación entre nuestros países.

En primer lugar, está la pregunta de qué explica las diferencias que se registran desde las primeras décadas de la vida republicana, más notorias considerando que durante la colonia, el Virreynato del Perú tenía preeminencia sobre la Capitanía de Chile. En las primeras décadas de vida independiente padecimos de una gran inestabilidad; las cosas empezaron a cambiar alrededor de 1830 en Chile y de 1845 en Perú. En esos años se da un primer despegue económico, que da pie a un notable desarrollo estatal e institucional en Chile, que se da muy precariamente en Perú. Esa diferencia de desarrollo relativo ayuda a entender, por supuesto, el resultado de la Guerra del Pacífico. En general, desde el Perú ha tendido a pensarse que esto se explica por la división de nuestras élites, mientras que las chilenas habrían estado imbuídas tempranamente por un sentido de proyecto. Sin embargo, la colega Maritza Paredes en diversos trabajos ha mostrado que la prosperidad chilena está basada en una estructura económica más diversificada y equilibrada, que ayudó a sentar las bases de una comunidad política más proclive a negociar y llegar a consensos, que facilitaron la construcción de instituciones con mayor autonomía y eficiencia. Esto también permitió crear un sistema de representación política más estable. Por el contrario, la prosperidad peruana de mediados del siglo XIX se debió casi exclusivamente en la renta guanera, lo que generó una cultura rentista, una disputa exacerbada por el control del Estado, una comunidad política más dividida.

Lo que no suele contarse en esta historia es que la consolidación de la elite chilena llevó también a que esa comunidad política fuera más oligárquica y excluyente; por el contrario, la precariedad de nuetras elites las hizo siempre más proclives a hacer concesiones e incorporaciones parciales; de allí la persistencia de agudos problemas de desigualdad en Chile, más fuertes que en el Perú. Los problemas distributivos y una arena política competitiva ayuda a entender la grave polarización social de ese país en las décadas de los años sesenta y setenta, que explican también a una dictadura como la de Pinochet. Estos conflictos debilitaron el crecimiento de Chile, que permitieron que Perú alcanzara su producto percápita a mediados de los años setenta del siglo pasado. Por el contrario, el populismo ha sido un elemento central en nuestra práctica política, a diferencia de Chile, y nostros tuvimos una dictadura reformista como la de Velasco, que continuó la lógica de concesiones e incorporaciones parciales de sectores excluidos.

Con la transición a la democracia se pueden también explorar otras comparaciones, que espero poder hacer la próxima semana.

Ver también:

STATE FORMATION, TAX STRUCTURES AND MINERAL ABUNDANCE CHILE AND PERU, 1850-1930s
Agosto, 2010
Paredes, Maritza

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