Artículo publicado en La República, domingo 15 de setiembre de 2013
En noviembre de este año se celebrará la elección presidencial en Chile. Esta semana se conmemoraron los cuarenta años del golpe de Estado de Augusto Pinochet, que derrocó al gobierno de Salvador Allende, y que instauró una dictadura de más de 16 años. El presidente Piñera señaló que “la actual generación no debe traspasar a sus hijos y nietos los mismos odios y querellas”, y que el mejor legado que puede dejarles es “un país reconciliado y en paz”. “Estoy seguro (de) que la inmensa mayoría de los chilenos siente (…) que llegó el tiempo, no de olvidar, sino de superar los traumas del pasado”.
Cuán complicado resulta esto se expresa elocuentemente en el hecho de que las dos candidatas presidenciales principales, la expresidenta Michelle Bachelet, de la Concertación de Partidos para la Democracia, y Evelyn Matthei, de la Coalición por el Cambio, tienen historias personales inseparables de este pasado traumático. Los padres de ambas eran amigos y oficiales de la Fuerza Aérea. Fernando Matthei apoyó el golpe de Pinochet y Alberto Bachelet no, por lo que fue acusado de traición, encarcelado y torturado, y falleció en prisión. Matthei era formalmente director de la Academia de Guerra de la Aviación, donde ocurrieron estos hechos. Según éste, su cargo era formal, porque sus instalaciones habíando sido tomadas por la Fiscalía de Aviación después del golpe, y convertidas en centro de detención y local para consejos de guerra, por lo que no es responsable por lo que ocurrió en su interior.
Años después, Matthei, quien llegó a ser Comandante en Jefe de la Fuerza Aérea intercedió para terminar con el exilio de la familia Bachelet; y fue uno de los primeros oficiales en reconocer los resultados del Plebiscito de 1988, que iniciaron la transición a la democracia. Hoy Fernando Matthei enfrenta acusaciones de violación a los derechos humanos, y se cuenta a Alberto Bachelet entre sus víctimas, pero la familia de éste no responsabiliza a aquél por los sucesos...
El presidente Piñera también dijo que “para poder reconciliar a nuestro país vamos a tener que seguir avanzando por los caminos de la verdad, de la justicia, porque sin verdad y justicia toda reconciliación se construye no sobre roca sino sobre arena”. Como puede verse, en Chile, con matices, el discurso público de derecha y de izquierda parte de asumir la necesidad de verdad, justicia, y reparación como paso imprescindible para pensar en el futuro. Un futuro que ciertamente marcará la decisión electoral de noviembre: no se votará por quien estuvo a favor o en contra de Allende o de Pinochet, sino por quien encarne las aspiraciones de una sociedad percibida como estancada y con altos niveles de insatisfacción. Cabe mencionar que dos de los líderes de las protestas estudiantiles que conmocionaron a Chile hace unos años han decidido postular al Congreso como diputados: Camila Vallejo será candidata dentro de la alianza que encabeza Bachelet, y Giorgio Jackson, como independiente.
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