jueves, 28 de enero de 2010

Manifiesto ¡Por la gran transformación del Perú! (2)

Sigo con el tema del post anterior:

http://martintanaka.blogspot.com/2010/01/manifiesto-por-la-gran-transformacion.html

¿Cómo entender que quienes tuvieron una importante y positiva participación en los gobiernos de Paniagua y Toledo ahora digan que están en contra de la continuidad neoliberal en lo económico y de un modelo excluyente en lo político, y que es por eso que apoyan hoy a Humala?

Me parece que la única manera de hacerlo coherente es que se pueda sostener un argumento como este: "siempre estuve en contra del neoliberalismo y de la exclusión política, apoyé a Paniagua / Toledo en nombre de eso, pero ellos traicionaron esas banderas, que ahora levanta Humala".

Veamos este razonamiento con más detenimiento. En su libro La transición inconclusa, Adrianzén habla de una transición frustrada por culpa de Toledo; con Paniagua habríamos vivido la posibilidad de una "refundación republicana", un pacto antifujimorista, antiautoritario, que expresara la "nueva mayoría política" forjada en el combate al fujimorismo; mientras que con Toledo habríamos tenido la continuidad tanto del modelo económico como de viejas prácticas políticas (p. 187-189). En su libro El argumento democrático sobre América Latina, Lynch dice que Toledo encarnó la posibilidad de hacer las grandes reformas que Paniagua no estuvo en condiciones de hacer, pero que fue abandonando progresivamente ese camino: partiendo por el gabinete de Roberto Dañino, "que ensaya una transición entendida como transacción", hasta el de Kuczynski, "que significa la vuelta al gobierno de los ricos sin mayores intermediarios" (p. 128-129). Sobre ambos libros he comentado antes acá:

http://martintanaka.blogspot.com/2010/01/la-transicion-inconclusa.html

http://martintanaka.blogspot.com/2009/12/elites-o-neoliberalismo.html

Otra argumentación interesante es la del economista Félix Jiménez. Según éste, con Toledo sí se habría roto con el modelo neoliberal; las limitaciones estarían por las continuidades en lo político, expresadas emblemáticamente, en eso coincide con Lynch, en la presencia de Kuczynski como Presidente del Consejo de Ministros (agosto 2005 - julio 2006). Ver por ejemplo:

28/12/05: Perú: ¿el fin de la hegemonía neoliberal? (I)
"El patrón de crecimiento actual, lo hemos dicho, es distinto al neoliberal porque está creando mercados internos; está incorporando al mercado a la población pobre y provinciana del país; está avanzando hacia adentro sin cerrarse al mundo y sin crear déficit externos ni presiones inflacionarias; ya no es adicta al dólar; y, su financiamiento no depende de los flujos de capitales extranjeros. Pero, debido al corto período de crecimiento (52 meses) no han aumentado significativamente los puestos de trabajo ni ha mejorado la calidad del empleo; tampoco han aumentado los ingresos. La calidad de vida de la mayoría de la población no ha mejorado, el sistema educativo está en crisis...".
http://blog.pucp.edu.pe/item/22126

29/12/05: Perú: ¿el fin de la hegemonía neoliberal? (final)
"Pero para que no se trunque esta nueva oportunidad de desarrollo nacional integrador, hay que culminar la transición política hacia la democracia, practicando la decencia y combatiendo la indecencia. La transición política a la democracia se pervirtió durante el gobierno de Toledo. Este alimentó la práctica del cinismo como forma de negación de su fujimorismo en todos aquellos que apoyaron al dictador o actuaron como sus cómplices. El país necesitaba de una cura moral, de la práctica de la decencia como el "supremo valor moral en toda clase de relación –personal, social, política y profesional". Sin embargo, nada de esto ocurrió, pues en el propio seno del gobierno de Toledo se ubicaron aquellos que colaboraron con el sátrapa, que practicaron la hipocresía o afectaron sin pudor los intereses nacionales. El típico operador del fujimorismo económico y político es el primer ministro actual".
http://blog.pucp.edu.pe/item/22127

Como puede verse, en estos tres casos el diagnóstico de "la transición" y sus potencialidades justifica la participación en los gobiernos de Paniagua o Toledo, y la evaluación de sus limitaciones, achacadas a la evolución ulterior del gobierno de Toledo, justifica el alejamiento de este y el actual apoyo a Humala. Recordemos que Adrianzén fue asesor de Paniagua, Lynch fue Ministro de Educación de Toledo (julio 2001-julio 2002) y luego asesor del presidente (aparentemente hasta octubre del mismo año); Jiménez ocupó diversos cargos durante el gobierno de Toledo, en el viceministerio de hacienda, el MEF, y el Banco de la Nación hasta 2005. Sinesio López fue director de la Biblioteca Nacional hasta el final del gobierno de Toledo, y es más, en algún momento pareció que continuaría en el cargo durante García, antes del nombramiento de Hugo Neira. Es importante mencionar que todos tuvieron actuaciones destacadas. Sobre este tema ver "Liderazgos en transición. Trayectorias de liderazgo político en el Perú", de Carlos Vargas:

http://www.pucp.edu.pe/departamento/ciencias_sociales/images/documentos/Liderazgo_en_Peru.pdf

La pregunta, habiendo llegado a este punto es, ¿no suena ingenuo el haber pensado que Toledo haría el tipo de cambios que ahora plantea Ollanta Humala? ¿No suena exagerado criticarlo por no haber hecho "la gran transformación" del Perú? En realidad, más razonable es pensar que ni Paniagua ni Toledo tenían metas "fundacionales", al menos no en el sentido en que las plantea Humala, y más bien los "Ciudadanos por el cambio" critican ahora la transición (cuando antes la apoyaron) porque se han radicalizado en los últimos años, y esa radicalización los ha acercado a Humala.

Paniagua planteó, correctamente metas modestas: llevar a cabo una transición exitosa, y sentar algunas bases para diversas reformas institucionales. Fácil de decir, difícil de hacer, considerando que no tenía fuerza propia. Y Toledo nunca se planteó ni cambiar radicalmente el modelo económico, ni refundar el orden político. En todo caso, el manejo económico empezó a mostrar más flexibilidad y apertura, como apunta Jiménez, y en lo político se planteó una reforma integral a la Constitución de 1993 (sin alterar nada de manera dramática), en medio de un gran consenso inicial, pero que quedó trunco por el debilitamiento de su gobierno. Hizo también importantes reformas políticas, la más destacada la constitución de gobiernos regionales con presidentes electos. En ese marco, muchos de los "Ciudadanos por el cambio" hicieron contribuciones valiosas, que ahora desmerecen un tanto al resaltar el carácter trunco, la frustración o la traición del "programa de la transición".

No me parece que se pueda acusar a Toledo de "traicionar" un programa radical, que nunca fue suyo (el gobierno de Toledo tuvo muchas limitaciones y podría ser calificado de decepcionante, pero por otras razones; básicamente, porque pudiendo hacer más hizo menos). Esto solo es posible mediante la construcción, un tanto artificiosa, de un "programa de la transición", respaldada por una "mayoría política" que me parece solo existió como proyecto en la cabeza de algunos, pero no en la realidad ni en las intenciones de Paniagua o Toledo. Como decía, más bien me parece que los "Ciudadanos por el cambio" se han radicalizado durante el actual gobierno de García, de modo que lo que antes les parecía bien, o aceptable, ahora parece malo, y se identifican ahora con posturas que proponen romper con la continuidad económica y política. Resulta curioso registrar que Lynch, Adrianzén y López fueron del grupo más centrista dentro de la izquierda durante el primer gobierno de García (el grupo "Zorro", que siguió a Barrantes -junto a Dammert, Murrugarra, Tapia-, que buscó alguna forma de entendimiento con el APRA y un Acuerdo nacional), mientras que ahora en su segundo gobierno se han radicalizado. A diferencia de Raúl Wiener ("Libio", o "antizorro" en el pasado), quien estuvo en posiciones radicales tanto en el pasado como ahora.

El problema es que las dudas y cuestionamientos que dejan estos cambios difíciles de entender generan una impresión que es muy extendida actualmente en los círculos políticos: en la gente de izquierda no se puede confiar. Según esta visión, los izquierdistas militan en pequeños grupos informales, a falta de partidos capaces de concitar un mínimo respaldo; según las coyunturas, ingresan y tratan de controlar e imponer sus agendas a liderazgos y grupos con respaldo electoral y con influencia política; pero los abandonan cuando se debilitan, y buscan nuevos grupos. Tendríamos así diversos grupos que armaron partidos sin éxito, y que por ello se colgaron del liderazgo de Barrantes en la década de los años ochenta, luego estuvieron en UPP con Pérez de Cuéllar, luego con Paniagua o Toledo, y ahora con Ollanta Humala, por mencionar solo algunos liderazgos medianamente exitosos (porque también se sumaron a experimentos fracasados). Por eso me imagino que Humala debe ver con algo de recelo a quienes por ahora lo apoyan, porque intuye que cuando su estrella empiece a menguar, podrían dejarlo de lado. Por ahora, ambos se necesitan mutuamente.

¿No sería mejor para la izquierda apostar por un proyecto propio, aunque fuera de largo plazo, en vez de sumarse una y otra vez a proyectos ajenos, y luego lamentarse por sus limitaciones (y asumir el costo político de esos errores)?

Termino con un último punto, que ameritaría otro post: frente a la imagen de izquierdistas que son parte de redes informales que saltan de un grupo a otro en busca de influencia, ¿cómo se percibe a sus pares en la derecha? Parecería que tenemos una red de tecnócratas liberales vinculados al Estado que continúan en posiciones importantes a pesar de los cambios de gobierno; no es que cambien de grupo político, más bien se mantienen en el Estado y son los grupos políticos los que cambian en el gobierno. Pero estos asuntos debería ser tema de otro comentario.

10 comentarios:

Jose Alejandro Godoy dijo...

Martin:

Buen análisis en este artículo. Coincido con lo planteado, pero te dejaría dos preguntas adicionales:

1. ¿Qué pasa con los grupos de izquierda que siempre fueron radicales? Sin duda, ellos votarán por Humala por las mismas razones que estos intelecuales, pero, ¿su comportamiento sigue siendo consistente?

2. ¿Qué ocurre con el sector de izquierda que no está con Humala? Y escogería aquí a otros ex funcionarios de Toledo que han decidido irse con Marco Arana (Pedro Francke), o que están en Fuerza Social con Susana Villarán o que están más cercanos al sector liberal más consecuente (es decir, aquellos que no solo contemplan la variable económica, sino también la política, caso Alvarez Rodrich o Rosa María Palacios). ¿Son otra forma de izquierda? ¿Siguen siendo de izquierda? ¿Deberían seguir intentando con un proyecto como el que tienen o ir hacia algo más amplio con sectores de centro?

Saludos,

Jason dijo...

Profesor Tanaka:

A su pregunta de:

“¿Cómo entender que quienes tuvieron una importante y positiva participación en los gobiernos de Paniagua y Toledo ahora digan que están en contra de la continuidad neoliberal en lo económico y de un modelo excluyente en lo político, y que es por eso que apoyan hoy a Humala?”

Creo que la respuesta se puede encontrar en la coyuntura sobre la que estos actores tomaron la decisión de apoyar el gobierno de Toledo y de Paniagua. En ese entonces la denominada “transición” era un proceso mucho mas político que económico, por ese motivo muchos actores políticos (partidos políticos, frentes de defensa, grupos representativos de intelectuales, grupos de presión, etc.) priorizaron las metas políticas a las económicas, en ese contexto, la lucha por la recuperación de la democracia, la necesidad de salir de la orbita del autoritarismo y la urgencia de institucionalidad para combatir los altos niveles de corrupción fueron objetivos políticos y puntos de una agenda concertada sobre la que se pudo constituir un denominado “Acuerdo Nacional”.

El porque esta misma dinámica no se hizo propia de un proceso económico de transformación nacional es debido a que las elites económicas que sobrevivieron a la caída del fujimorato persistieron en la aplicación de un modelo económico desligado de todo principio de equidad, cosa que se radicalizo con las políticas neoliberales del segundo gobierno de García, lo que nos mantiene en una situación que se hace cada vez mas insostenible para los que no formamos parte de las clases adineradas, y cada vez mas favorable para la inversión extranjera.

Ahora, sobre la posible radicalización de los intelectuales que suscriben el manifiesto, creo que no seria un fenómeno aislado. Al parecer la conflictividad social en el Perú es un indicador que apoya esta lectura, pues existiría un serio desacuerdo en cuanto a la forma de aplicar la política económica y la forma en la cual se vienen dictando leyes a favor de la realización de un plan de crecimiento económico (que no desencadena mas que el desarrollo de las macro cifras, dejando de lado el bienestar de los excluidos y poco satisfechos con este modelo económico), y lo que debe ser una real transformación que priorice un cambio en la política económica enfatizada en solucionar la crisis económica que presentan los sectores mas pobres, apoyando la creación de empleo mediante la edificación de una industria nacional sólida.

Los actores políticos que se afilian a la segunda posición por desgracia todavía no generan la oportunidad histórica de afrontar el problema nacional con un carácter de FRENTE. Es por tal motivo que se mantienen como grupos de influencia insertándose en los procesos políticos de cambio de mando para no desaparecer. Apostando siempre por la opción menos conservadora y mejor compatible con las ideas progresistas de cambio y transformación del carácter de la sociedad peruana.

Saludos,

Jason

Miguel Ángel Barrientos Benites dijo...

Interesante el análisis, leí el pronunciamiento, es una pena que tanta masa gris junta, no puedan hilar un discurso o una propuesta, no solo de critica sino al menos, mas o menos coherente.

De buena fuente se que los vínculos Ollanta - Chavez, son mas fuertes que nunca; pero mas, mucho mas discretos.

No es el momento de que salgan a la luz estas cosas, por ahora.

Saludos, y buen día.

Anónimo dijo...

Durante el proceso electoral que gano Toledo, quedo muy claro que representaba el continuismo en lo economico del modelo iniciado por fujiomori en los 90, las unicas reformas que se podian esperar de Toledo eran las que se podian hecer desde el liberalismo, por lo que resulta claro que el apoyo a Toledo de estas personalidades, no fue por coincidencias ideologicas, ni por "apoyar la transicion democratica", pues esto ultimo se podia hacer sin necesidad de ser parte de la planilla estatal.
La posibilidad de la "radicalizacion" posterior, y que ahora los acerca a Humala, se desmorona si vemos que tanto Lynch como Adrianzen, provienen de los partidos de la llamada "ultraizquierda de los 70.
Coincido contigo en la necesidad que la izquierda apueste por un proyecto propio, aunque fuere de largo plazo

Martín Tanaka dijo...

Gracias por los comentarios.

JAG:
1. Los exmoderados y los exradicales que apoyan a Humala comparten el mismo problema: están embarcados en un navío ajeno, cuya dirección no controlan.
2. Otros grupos de izquierda: la más "movimientista" que está con Arana apuesta a largo plazo, para ellos el problema es la eficacia. Fuerza Social y los "liberales de izquierda" podrían intentar construir una propuesta de izquierda socialdemócrata, inexistente en el país. Sobre alianzas más al centro, es un tema de táctica, no de estrategia...

Jason: uno podría decir que cada momento tiene sus propias agendas, pero no es lo que dicen Adrianzén y Lynch en sus libros, ellos hablan de un "programa" traicionado por Toledo. Sobre la radicalización es todo un tema: sin embargo, ojo que no todos los que vienen de la izquierda se radicalizan.

Al último anónimo: creo que tanto en los setenta como en los ochenta encontramos a Lynch y a Adriazén dentro de grupos lo más al centro de la izquierda. Me parece que es recién en los últimos años que se "radicalizan".

Pedro Francke dijo...

Va una versión resumida de un izquierdista "no humalista" que participó en el gobierno de Toledo (de junio 2001, campaña de 2da vuelta, hasta mayo 2002).

Personalmente, participé en ese gobierno por 2 razones. La primera, LA PRINCIPAL, fue la idea de apoyar la transición democrática: si bien Paniagua había avanzado mucho la transición democrática, esta se veía incompleta. Apoyar la transición era un objetivo. Y el otro candidato que pasó el 2001 a la segunda vuelta - cuando empezó mi apoyo a Toledo- era Alan García, que no daba confianza al respecto. Con todos sus defectos, creo que Toledo avanzó mucho más la transición democrática que lo que hubiera hecho García, como sus actuales relaciones con el fujimorismo, Crousillat y las FFAA parecen indicarlo. (Personalmente salí del gobierno cuando Toledo y Bruce decidieron usar el aparato del estado, y en particular Foncodes, como base para la campaña electoral de Peru Posible hacia las elecciones regionales del 2002, lo que me pareció traicionaba uno de los principios por los que luchamos durante la transición democrática: la neutralidad de los programas sociales).

La segunda razón fue que, junto con otros izquierdistas, pensábamos que Toledo podía aplicar un programa económico y social que no fuera de derecha, pero si al menos de "centro". Ese tono tuvo el Plan de Gobierno que se publicó semanas antes de la 2da vuelta, y que juntaba en la parte económica a PPK con Oscar Dancourt y en la parte social mis aportes con los de Fernando Villarán. Esto no se cumplió, pero todavía hasta el 1er trimestre del 2002 podían hacerse algunas ilusiones al respecto, pero el "arequipazo" en rechazo a la privatización de EGASA acabó con ellas.

Sería bueno escuchar otros comentarios sobre el tema.

Haciendo Camino dijo...

PUEDE PARECER SIMPLISTA Y DE POCO APORTE CIENTÍFICO. PERO HACIA MUCHO TIEMPO, NO ESTABA TAN COMPLETAMENTE DE ACUERDO CON LO QUE HAS ESCRITO SOBRE ESTE TEMA MARTÍN.
ESTOS BUENOS AMIGOS DEBEN ESTAR EN LA COLUMNA DE OPINION "NO SABE, NO OPINA"
HASTA PRONTO Y QUE SIGAN LOS ´ÉXITOS

Luis Miguel Anamaria Chavarria dijo...

Estimado amigo Tanaka, por la brevedad y no abusar de su espacio remito nuestra posicion en el tema propuesta en el siguiente link

Un saludo cordial
Blog Socialismo Peruano Amauta

http://socialismoperuanoamauta.blogspot.com/2010/01/si-peru-la-esta-rompiendo.html

Anónimo dijo...

Hola Martín

Aunque no me guste Humala, me parece saludable que gente inteligente entre a hacer política y traiga al debate temas de fondo como la economía. De acuerdo en que una crítica a la política económica no puede señalarse como antidemocrática. Muy probablemente nunca vote por las propuestas económicas de la "gran transformación" pero es cierto que este discurso de derecha termina satanizando propuestas alternativas al modelo actual.

Me parece bien, además, que este apoyo se dé meses antes de la elección. Creo que en esta ocasión no cabe hablar de oportunismo, pues la entrada en política es muy anterior a la elección. Hubiese preferido que apoyen un proyecto de izquierda màs horizontal y cosmopolita, pero esa fue su decisión. Entonces, bienvenidas estas personas a darle mejor contenido a la política.

Sin embargo, sí hay aspectos de fondo con los que discrepo. Me preocupa que se presente a la democracia necesariamente atada a un programa de izquierda, declarando que Paniagua o Toledo no completaron la transición "verdadera".

Un rasgo esencial de la democracia es que las personas no votan siempre como uno quiere que voten. El voto del elector peruano parece más cercano a un reformismo moderado que a la gran transformación planteada por estas personas. ¿Votar por el centro hace a nuestra democracia menos "democrática" en este aspecto representativo? Sin duda hay mil temas que criticar, y creo que García no gobierna en el espacio político en que fue elegido, pero esa idea de que la democracia pasa por una constituyente y un programa económico determinado no me parece que tenga asidero. No me gusta que pinten la realidad actual como una situaciòn poco alejada de la voluntad popular.

Un aspecto interesante será observar la conducta de estas personas militando con Humala. Hoy Alberto Adrianzen señala que no hay nada en el programa del nacionalismo que permita hacernos sospechar que Humala es autoritario. En efecto, no ha gobernado así es que no sabemos qué tan autoritario sea (o quisiera ser). Pero sí lo hemos visto en campaña y lo tuvimos en la pucp hace unos meses hablando se sus ideas de gobierno. Personalista, vertical en sus relaciones con sus militantes, proponiendo cosas que no tenìa idea como implementar (revocatoria de congresistas) y que refuerzan su imagen antipolítica; criticando aspectos que considera "extranjerizantes" en la educación (leer manuales en inglés) que muestran un nacionalismo muy bàsico. Su visión del servicio militar obligatorio es otro aspecto que preocupa. En fin, para mí estos rasgos muestran un claro peligro plebiscitario, un líder que no cree que los cambios pasen por construir instituciones sino por su acción directa y que en el Estado probablemente se traduciría en más patrimonialismo.

Seguro durante la campaña se verán más declaracioens de este tipo. ¿Cómo actuarán? Estoy de acuerdo que no es cuestión de ser puristas y esperar estar de acuerdo en todo. Pero sí hay temas que parecen no negociables. Tanto Nicolás Lynch como Beto Adrianzen y Sinesio López dejan claro en sus libros y columnas que la democracia actual tiene avances institucionales y políticos, ellos quieren construir SOBRE ella.

Mi predicción en mi libro "Demócratas Precarios" es que las elites de izquierda todavía no valoran la democracia liberaly justificarán intelectualmente pasar por encima algunos de sus límites políticos e institucionales si tienen la oportunidad de llegar al poder o (incrementar el mismo). Hasta este momento creo que la predicción en Perú y otros países es correcta. Pero es posible que me equivoque y que esas élites si pueden constituirse en contrapesos democráticos del líder, ojalá mandos intermedios de una organización política con cierta continuidad. Ojala defiendan límites en aspectos políticos e institucionales que permitan reconocerlos como demócratas cabales.

Saludos,

Eduardo Dargent

Miguelón Rodríguez dijo...

Saludos:

Muy interesante e ilustrativo el intercambio de apreciaciones sobre el tema. Pero me parece que el debate podría considerar también los siguientes aspectos:
1. ¿Hubo realmente una transición democrática o solamente una percepción de transición en pequeños grupos de la clase media urbana de procedencia izquierdista, que finalmente se allanan a la frustración de esa visión?
2. ¿Estuvieron comprometidos en la "transición" los actores sociales "de base" o solamente varios de sus dirigentes? ¿Cómo se explica entonces la subsistencia de una cultura política autoritaria y populista verdaderamente "de masas" y la pervivencia del fujimorismo?
3. ¿Estamos tratando de "izquierdistas" (categoría vaga y elusiva) o de personas formadas en un bolchevismo que básicamente conocía sólo la vertiente ideológica del leninismo, ignoraba otros cursos del pensamiento comunista y finalmente ha trastocado su voluntad de "tomar el poder" por la de treparse a proyectos políticos que pueden permitirles espacios de acción aunque no tengan perspectiva de transformación social, o a proyectos de intermediación sustitutoria (ONGs)?