El 17 de enero pasado, salió publicado en el diario La República el manifiesto ¡Por la gran transformación del Perú! El 20 de enero se realizó una conferencia de prensa, con la presencia de Ollanta Humala. Ver:
http://albertoadrianzen.lamula.pe/2010/01/18/intelectuales-peruanos-apoyan-candidatura-presidencial-de-ollanta-humala/
El apoyo de los profesionales que firman el manifiesto ha generado ya cierto debate. Ver por ejemplo:
http://elcomercio.pe/impresa/notas/lealtad-politica-no-existe/20100119/400325
http://e.elcomercio.pe/66/impresa/pdf/2010/01/19/ECES190110a3.pdf
http://www.otramirada.pe/el-decano-de-las-calumnias
Este manifiesto suscita muchos temas de discusión. Uno de ellos es el de la relación entre intelectuales y política, que interesa mucho a este blog. Sobre esto, algunas reflexiones.
Creo que debemos partir por reconocer que el mundo de la academia y el de la política son esencialmente diferentes, aunque se trate de académicos interesados en temas políticos, o de políticos dados a la reflexión académica. En la academia debemos ser humildes, lo más "objetivos" que podamos, reconocer que nuestro conocimiento es siempre provisional, sometible a críticas, hay que estar siempre abierto a reformulaciones, correcciones, actualizaciones, según se presente más evidencia, aparezcan nuevas metodologías, enfoques teóricos, etc. Por el contrario, los políticos deben moverse transmitiendo certeza, pasión, deben convencernos de que ellos tienen la razón y son los demás los que están equivocados. Un académico no suele ser buen político porque suele ser demasiado alambicado y atento a los matices, no suele transmitir bien convicciones partidistas; el político no suele ser buen académico porque suele acomodar la evidencia según su conveniencia, de modo de justificar sus posiciones. Al mismo tiempo, un académico o intelectual es más principista, mientras que los políticos son más pragmáticos. Los primeros no se mueven bien en el mundo de las inevitables transacciones políticas, los segundos a veces se olvidan de lo que verdaderamente importa en su búsqueda del poder. La excepción a esto se da en aquellos contextos en los que están en juego valores esenciales, en los que los académicos e intelectuales sí pueden actuar de manera apasionada en torno a un programa claro, y la acción de los políticos se justifica en nombre de los valores supremos que defienden; por ejemplo, cuando se combate a gobiernos autoritarios.
Ahora bien, el que sea difícil para un académico o intelectual hacer política no significa que no pueda o deba hacerla, en tanto es un ciudadano como cualquier otro. Es más, en un país como el Perú, con un nocivo discurso antipolítico tan fuerte, es bueno que los ciudadanos asuman compromisos políticos. El asunto es saber que se trata de un paso muy problemático, tanto para ser eficaz en lo político como riguroso en lo académico; y si es que esa incursión en la política se hace debilitando la construcción de un sistema político, o fortaleciéndola. Es claro que conductas oportunistas debilitan organizaciones; mientras que conductas principistas y la lealtad política las fortalecen. Apoyar esfuerzos serios de construcción de propuestas es bueno; apoyar liderazgos personalistas sería malo.
A la luz de estas consideraciones, ¿qué decir de los "Ciudadanos por el cambio"? Algunos ven en el apoyo a Humala una suerte de inconsecuencia con valores de izquierda y democráticos: Ver por ejemplo:
Por una izquierda civilizada
Alberto Vergara Paniagua, 16 de noviembre de 2009
http://www.poder360.com/article_detail.php?id_article=3027
Las dos caras del deseo / PAREDES OPORTO, Martín
http://www.desco.org.pe/apc-aa-files/6172746963756c6f735f5f5f5f5f5f5f/04_Paredes_176.pdf
“Las élites subordinan su compromiso democrático a sus intereses de corto plazo”
Entrevista/Eduardo Dargent
http://www.larepublica.pe/archive/all/domingo/20091122/12/node/233954/todos/1558
Si bien simpatizo con este punto de vista, reconozco que se trata de un tema opinable. Depende de cómo se entiende lo central en una propuesta de izquierda, y de cuánta confianza despierta el liderazgo de Humala. Para unos, juzgando por sus antecedentes, Humala no sería ni de izquierda ni democrático, para otros sería la izquierda "realmente existente" y habría que creer en diversas declaraciones en las que se muestra contrario a la reelección y respetuoso del pluralismo político. Recientemente, además, la Corte Suprema desistió de acusar a Humala por violaciones a los DD.HH.
Hay otro ángulo, que es el resaltado en el video de Frecuencia Latina y la nota de El Comercio de arriba: es el cuestionamiento a que personajes que tuvieron diversas responsabilidades en los gobiernos de Toledo y Paniagua apoyen ahora a Humala, no a AP ni a PP, lo que sería una forma de "transfuguismo". Mi opinión es que no necesariamente. Como han señalado los "Ciudadanos por el cambio", ellos siempre se definieron como izquierdistas independientes, y no asumieron militancia, como Henry Pease, por ejemplo, quien sí se integró a Perú Posible (y allí sigue). Digamos que ni a Victor Andrés García Belaunde ni a Alejandro Toledo debe haberles sorprendido la lectura del comunicado.
¿No hay problema, entonces? Sí creo que hay un problema, poco discutido, y que tiene que ver, nuevamente, con la relación entre intelectuales y política. Lo que a mí me resulta difícil de entender es cómo quienes participaron en los gobiernos de Paniagua y Toledo (y lo hicieron muy bien, es importante destacarlo), ahora digan que apoyan a Huamala porque cuestionan la continuidad del modelo neoliberal y de un orden político excluyente. Esto nos lleva a una discusión sobre el carácter de los gobiernos de Paniagua y Toledo, sus limitaciones, y el tipo de cambios que sería necesario impulsar en el Perú desde el 2010-2011. Seguiré sobre el tema.
Teresa Ruiz Rosas: “Me interesó cómo aquel personaje podía ser tan
importante para los músicos”
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La escritora arequipeña nos habla de su novela El copista (DeBolsillo,
2024), recientemente reeditada
Hace 1 día.
9 comentarios:
Interesante tema puesto a debatir. Quisiera señalar dos puntos.
1. Creo que sus definiciones de académicos y políticos son exageradas. Ni los primeros son desapasionados (ni creo que debieran serlo), ni los segundos debieran "convencernos de que ellos tienen la razón y son los demás los que están equivocados", que eso sea lo que ocurre efectivamente en la historia nacional, no significa que esa conducta sea la ideal de un político. Por el contrario, a ambos les conviene el enunciado de Nietszche al sostener que "el peor enemigo de la verdad no es la mentira sino la seguridad". Cuando uno -académico, político o ciudadano común- está seguro de algo, no tiene por qué escuchar o dialogar, y sin diálogo, señor Tanaka, no hay política. Esas definiciones sólo añaden más leña al fuego del "un nocivo discurso antipolítico" existente en el Perú, al considerar al político como un pragmático inescrupuloso cuyo único fin es el poder.
2. El que la razón que esgriman para apoyar a Humala sea que "cuestionan la continuidad del modelo neoliberal y de un orden político excluyente" nos conduce (para no acusarlos de mentirosos a la primera)a preguntarnos qué postura tuvieron los gobiernos de Paniagua y Toledo frente al modelo neoliberal y las políticas de inclusión, y cuáles proponen los candidatos actuales, entre ellos, Humala.
En el plano de las políticas de exclusión, encontraremos que, efectivamente, fueron los gobiernos de Paniagua y Toledo los únicos que, en los últimos años, se preocuparon por dar señales de un giro en la historia peruana de la exclusión: desde la formación de la CVR hasta las reivindicaciones de derechos indígenas y la regionalización. Estas políticas, sin embargo, fueron tibias (aunque más arriesgadas que el populismo fujimorista o la pedantería aprista) y -se supone- serían radicalizadas por Humala.
Analizando las posturas frente al modelo económico, en cambio, veremos que, de Fujimori hasta hoy, éste no ha variado gran cosa, y que el único candidato que ofrece un cambio sustancial es Humala. Así, más que transfuguismo, la postura de estos académicos parecería coherente, al menos a primera vista.
En realidad, en un país como el Perú, cuya clase política ha ido ubicándose de modo cada vez más descarado en la derecha, el gobierno de Toledo comienza a parecer en el recuerdo un gobierno de centro. Corrupto y tibio, pero de centro, donde probablemente (pese a su discurso propogandístico) también termine ubicándose Humala, cosa que tendrá que hacer -de ser presidente-, pues el gobierno de Chávez está en picada y, aunque se fortalezcan los lazos con Evo y Correa, esas alianzas no le serán suficientes para gobernar.
Saludos,
Martín:
Creo que por el lado académico, lo que más dudas me suscita este comunicado son dos cosas:
Lo primero, es que muchas de estas personas hablaron de democracia, participación y empoderamiento de clases sociales y están subiendo a un proyecto político en el que la palabra del líder no es cuestionada, ni tiene comités en todo el país y que busca una transformación desde arriba, lo que implica las mismas limitaciones que tuvo, por ejemplo, el velascato o el primer gobierno de Alan García.
Lo segundo es que, cuando se les pregunta sobre la alternativa al "modelo neoliberal", se es impreciso, vago o se vuelve a viejos esquemas económicos que, en la práctica, no han dado resultado en el Perú.
Ciertamente el actual modelo económico y el sistema político tienen mucho por reformular, pero insistir con que una nueva Constitución va a mejorar las cosas termina dejando muchas definiciones en el limbo.
Finalmente, ¿cómo observas la aparición de Jaime Bayly en este panorama? ¿Termina banalizando la política a extremos impensados o es una forma de colocar temas que, en otras circunstancias, no se podía colocar?
Profesor Tanaka:
Quisiera apuntar algunas ideas sobre la polémica planteada. Antes que nada, como usted mismo ha enfatizado:
“…el que sea difícil para un académico o intelectual hacer política no significa que no pueda o deba hacerla, en tanto es un ciudadano como cualquier otro”.
Esta proposición creo que confiere, desde su posición, algún tipo de licencia a los profesionales que suscribieron el manifiesto para apoyar públicamente al candidato del nacionalismo. Le interpreto de la siguiente forma: si quieren apoyar a Humala están en libertad de hacerlo.
Ahora, que si los intelectuales deben o no hacer política. Tengo la impresión de que hay más de una excepción que la que usted presenta. Dice así:
“La excepción a esto se da en aquellos contextos en los que están en juego valores esenciales, en los que los académicos e intelectuales sí pueden actuar de manera apasionada en torno a un programa claro, y la acción de los políticos se justifica en nombre de los valores supremos que defienden; por ejemplo, cuando se combate a gobiernos autoritarios”.
¿No cree que para estas elecciones existan candidaturas que contengan un claro matiz autoritario (Keiko Fujimori) y otras que amenazan con concretar un plan de desarrollo excluyente y privatizador (Castañeda)? En ese caso, ¿no seria legítimo que ciudadanos conscientes del momento crucial que vive el país tomen una decisión de apoyar al único candidato presidenciable que representa los intereses del pueblo y no los de un puñado de inversionistas?
¿Porque habría de parecerle incomprensible que estos intelectuales que apoyaron a Toledo, ahora apoyen a Humala? Hay que mirar otra vez la coyuntura en la cual se toman estas decisiones. En la elección del 2001 Toledo se presentaba como el paladín de la democracia y no había otra opción. Ahora Humala es el garante de que se aplique realmente una política social con miras a la igualdad. Si esta izquierda intelectual quiere en algo salir de las clases magistrales para presentarle sus propuestas al representante, nos guste o no, de la izquierda peruana, pues bien recibido sea su apoyo. Pues solo con un carácter de frente se podrá vencer a esta derecha imperialista.
Saludos
No sera que se quieren asegurar un puesto en la lista parlamentaria del Humalismo? Humala de saque tiene un 35% de los votos. Una vez dentro seguro se claman independientes y se alejan del Caudillo. Ya ocurrio antes.
Creo que el transfugismo se produjo cuando los "intelecttuales de izquierda" apoyaron al gobierno "Neoliberal" de Toledo, el argumento que lo hicieron por apoyar la transferencia democratica no es creible, pues no se requeria ser parte del gobierno para hecerlo
No recuerdo ninguna declaracion de estas personalidades, donde pidieran el cambio de modelo economico iniciado por fujimori y luego continuado por Toledo, durante el gobierno de este ultimo.
Señor Tanaka:
1. Contrariamente a mi costumbre de no escribir post seguidos, quisiera hacer una acotación: no se está contemplando el lado empresarial en todo esto.
2. Como sabemos, el modelo tal como está desarrollado es minero-exportador, con preferencias claras hacia la inversión extranjera (cuyo principal beneficiario es dicho grupo que comanda en la CONFIEP). Esto ha ocasionado una profunda crisis en las empresas de capital nacional, concretamente las allegadas a ADEX, la SNI y los que se agrupan como agrarios.
3. El tema está entonces en preguntarnos ¿cuánto más pueden aguantar estos grupos marginados quienes realmente soportan el peso de la crisis y son los que dan trabajo a casi todo el país y lo mantienen? En mi opinión, la situación es insostenible.
4. El año 2009 se cerró con poco margen de ganancia para los mineros y un 11% o más de pérdida para los demás, lo cual revela la disparidad en la distribución de dicho modelo. Ante ello en realidad no queda otra cosa que optar por un cambio de gobierno: de uno pro extranjero a uno pro nacional.
5. Si Humala es inteligente tiene necesariamente que unirse al grupo no CONFIEP y ellos, a su vez, tienen que ver en él la solución a sus problemas (es decir, llegar a un acuerdo o un consenso beneficioso para ambas partes). Solo así las ganancias y las licitaciones del Estado caerán en manos de los empresarios de capital nacional quienes darán trabajo a la población, calmándose los ánimos levantiscos y permitiendo que los peruanos puedan competir con los extranjeros en su propio territorio (es decir, LAN tendría como competidor a una empresa nacional).
6. Está claro que ningún modelo funciona sin un Estado que lo apoye e incline la balanza en los momentos precisos (como Alan entregándole a dedo a Pepito Graña las grandes obras). De modo que, si se quiere salvar al modelo, si se quiere encontrar un punto de equilibrio con el pueblo, necesariamente tiene que subir un nuevo gobierno que favorezca al capital nacional, y ese sería el de Humala. No hay otro. Todos los demás (Keiko, Castañeda, Toledo, PPK, Bayly y etc.) solo van a hacer más de lo mismo, con la consabida pérdida para las industrias peruanas y los brotes cada vez más fuertes de los movimientos sociales.
7. La CONFIEP tiene que dejar paso libre a ADEX-SNI-AGRO para que el Perú pueda seguir siendo gobernable. Ojalá prime la sensatez.
Muchas gracias.
¿Los académicos e intelectuales son diferentes al actuar de los malos políticos?, amigo Tanaka, tendrías que hacer un análisis de su comportamiento cuando postulan al rectorado o a los decanatos, tienen los mismos malos modales que los actuales malos políticos, y no quiero darte ejemplos para no alargar la nota, pero también esos académicos y políticos una vez en el poder llaman a otros para que contraten a sus parientes y a sus amigas o amigos. Bueno pero lo real es que hay una cultura de hacer mala política (la cual es dominante y de los que dominan) que cruza todas las instituciones y esferas de la sociedad, pero también hay una cultura de hacer bien las cosas y a esos hay que convocarlos, por que para bien ahí esta la mayoría (puede sonar contradictorio, pero ojo he dicho mayoría no dominante ni poder) ahí hay muchos técnicos, profesionales, intelectuales, políticos y académicos de bien sólo es cuestión de identificarlos y convocarlos y elegirlos. Por ahí una pista en cuanto a los buenos políticos: no tratan a su partido como una chacra, no se creen los iluminados, respetan la democracia internan, no figuran en los estatutos como los presidentes fundadores vitalicios….
Hola, gracias por los comentarios.
- De acuerdo con no echar leña al fuego antipolítico. Nunca quise decir presentar "al político como un pragmático inescrupuloso cuyo único fin es el poder". Sí creo que tampoco debemos idealizar la política: la búsqueda del poder es esencial, y para ello la pasión y el pragmatismo son necesarios. En medio de esto, no solo el diálogo, también la confrontación, son necesarios.
- Los académicos también tienen pasiones, por supuesto. Por ello deben ser muy escrupulosos en seguir una metodología rigurosa, para controlar sus pasiones.
- Bayly: estamos tan mal, que el juego de Bayly aparece como relevante. Como la política se ha banalizado, se puede hacer política banalmente con un impacto importante. No debería ser así, pero así estamos.
- Apoyo a Toledo antes, a Humala ahora. Podría justificarse diciendo que las tareas del momento han cambiado. Pero no es lo que dicen Lynch y Adrianzén, quienes acusan a Toledo de "traición". No critico el apoyo a Humala, sí las críticas a Toledo cuando has participado en su gobierno. Ver post siguiente.
Sobre el tema de la democracia y el posible giro de un grupo de intelectuales apoyar la transición de Paniagua a apoyar a Humala, creo que hay dos grandes ejes de discusión.
El primero es, desde luego, el propio Humala. ¿Cuan fuerte es su compromiso con la democracia como proceso, como respeto a elecciones, no reelección, separación de poderes, etc, y con la democracia participativa? A su favor tiene el comportamiento que ha mostrado estos 4 años,mas leal con la democracia que lo que fue el Apra durante Toledo, que hizo campaña por la vacancia presidencial. En su contra, tiene lo poco democrático de su Partido y las acusaciones no esclarecidas de violación de derechos humanos a juicio de las ONGs que conocen el tema (por cierto, los mismos cargos pueden hacerse a Alan García).
Pero un punto básico para una concepción de izquierda, es considerar que la democracia real, la igualdad de los ciudadanos en la esfera política, tiene como determinante y condición fundamental la igualdad en la esfera económica y social. Por esto, puede pensarse que Velasco, con un gobierno miliar y dictatorial, en algunas cosas fue
muy democratizador en otros ámbitos, por ejemplo, con la reforma agraria. Desde ese punto de vista desde la izquierda puede verse a Humala, por su programa económico antineoliberal, como un democratizador.
Entonces, apoyar o no a Humala para un izquierdista tiene que ver con 2 preguntas clave: 1. Que tanto creemos que Humala realmente defiende la democracia y los derechos humanos? 2. Que importancia le damos a la democracia política frente a la democracia social? Y claro, hay una tercera, la razón de la eficacia: 3. Que posibilidades electorales tiene Humala y tienen otras opciones de izquierda como Marco Arana?
Ahora viene la parte de mi comentario mas político y menos académico, para seguir la distinción de Tanaka: me resisto a aceptar una opción que no siento que asegura el respeto a los derechos humanos y a las reglas de la democracia política, sólo porque "tiene mucha opción y es socialmente igualadora". Prefiero quedarme tercamente defiendo la democracia sin ambages en todos sus aspectos, político y socio-económico. Creo que esa es la opción de Tierra y Libertad.
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