Artículo publicado en La República, domingo 14 de noviembre de 2009
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En los últimos días se ha discutido mucho sobre esto, a propósito de los viajes a París pagados por la Universidad Alas Peruanas a vocales de la Corte Suprema.
¿Qué es un conflicto de interés? Simplificando, es una situación en la que una autoridad o funcionario, que debe actuar resguardando el interés general, con objetividad e independencia, ve comprometidas sus decisiones por su cercanía con algún grupo, sector, o interés particular. Esa cercanía puede llevar a decisiones contrarias al interés general, o a quitarle legitimidad a decisiones correctas, que pueden ser acusadas interesadamente de parcializadas por algún sector. Por ello el conflicto de interés debe evitarse; ya sea manteniendo distancia de grupos directa o potencialmente implicados en las decisiones, o absteniéndose de participar en estas cuando hay cercanías inevitables.
Este asunto puede asumir formas escandalosas, pero aquí quiero llamar la atención sobre lo borrosas que son las fronteras entre los intereses generales y particulares en un país como el nuestro, y lo necesario que es debatir mucho más sobre estos temas. En nuestro país, muy centralista, con mucha concentración de la riqueza y las oportunidades, con un número reducido de profesionales, técnicos, expertos y centros de formación y enseñanza de alto nivel, es muy común que personas que ocupan altas posiciones en el sector público y privado tengan relaciones personales, forjadas en el barrio, la escuela, la universidad y diversas redes sociales. De esto a la formación de “argollas” (o a la percepción de su existencia) que monopolizan espacios y excluyen a otros hay un paso. Según el sociólogo Guillermo Nugent, ellas serían uno de nuestros más característicos y odiosos males nacionales. El problema de fondo es que en la base de estas argollas o redes está la concentración del conocimiento y de las competencias, por lo que tienden naturalmente a justificarse y reproducirse. Este es un tema que concierne a políticos, empresarios, profesionales en general, y también a periodistas y académicos.
Así, no es extraño encontrar que profesionales que desarrollan sus carreras en el sector privado adquieran un conocimiento especializado por el cual son requeridos por el sector público, pero bajo la sospecha de que favorecerán a las empresas o instituciones en las que han trabajado o en las que podrían trabajar después. El problema no es fácil de resolver, porque es muy difícil encontrar profesionales de buen nivel sin algún tipo de vinculación con el sector privado dispuestos a entrar al sector público.
A largo plazo, la clave está en la construcción de una carrera pública, con una burocracia independiente de muy alto nivel profesional, muy bien remunerada. En el corto plazo, la transparencia en cuanto a las trayectorias profesionales de los funcionarios y autoridades, y de su relación con intereses privados en el ejercicio de su función, es fundamental.
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Hace 8 horas.
1 comentario:
La definición, me parece, es acerca de lo que es un conflicto de intereses (no de interés). En efecto, debe evitarse. Va a tomar formas escandalosas según la calidad de las partes. El ascenso individual, aparte de las envidias que produce, también produce acercamientos elitistas. Es natural saberse importante, porque se puede percibir la distancia cualitativa que parece ser valorada por quienes se juntan en un permanente feed back.
El tema es que parece que en nuestra sociedad nos quedamos en el milímetro y de ahí, solo se quiere permanecer en el reinado de tuertos.
Las argollas o redes, en nuestro medio existen, pero creo que la mayor de las veces saben distinguir en qué momento se puede generar un conflicto de intereses y, de producirse lo inevitable, saben inhibirse en lo que sea concerniente.
Alas Peruanas es una fábrica de mañas y está dirigido a mañosos, quienes, en una sociedad caracterizada por el abandono del Estado como ente promotor de ciudadanos comprometidos con su país antes que con intereses individuales, se encuentran en sitios claves que les permita lucrar escandalosamente con solo regalar trozos de vidrios que brillan con reflejitos de colores. Hay mucha distancia en el marco que usted describe con los personajes que se conjugan en nuestro mediocre escenario.
Salvo mejor parecer.
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