Artículo publicado en La República, domingo 1 de noviembre de 2009
Editorial Norma acaba de publicar una nueva edición de El otro sendero. Una respuesta económica a la violencia (Soto, Ghibellini y Ghersi, 1986). La importancia del libro, el debate que suscita, su trascendencia internacional, ameritan la reedición y su relectura.
Es un libro con un pie en lo académico y otro en el manifiesto político. En cuanto a lo primero, tuvo el gran mérito de introducir un planteamiento institucionalista en nuestro medio, una línea teórica muy fructífera. Desde ésta, las instituciones no son un derivado de la economía, las clases sociales o la cultura; tienen consistencia propia, son capaces de incidir sobre éstas, al punto de ser determinantes en la explicación de nuestro subdesarrollo. Las críticas más certeras, a mi juicio, han llamado la atención sobre sus sesgos metodológicos y lo unilateral de su diagnóstico: explicar nuestros males por los costos del acceso a la legalidad. Precisamente, el institucionalismo es una corriente con fuertes influencias sociológicas, históricas, que no aparecen en el libro.
Sin embargo, el demérito se convierte en virtud en el terreno político: el libro presenta un diagnóstico claro, sencillo, del cual se derivan directamente cursos de acción, políticamente muy eficaces. Es interesante comparar El otro sendero con otros publicados alrededor: Desborde popular (Matos, 1984), Conquistadores de un nuevo mundo (Degregori, Lynch y Blondet, 1986), o Imágenes de la sociedad peruana: la otra modernidad (Franco, 1991). Todos cuentan la historia de sectores populares emergentes de una enorme vitalidad, que cambian la estructura de nuestras sociedades, pero que se ven enfrentadas a una institucionalidad estatal que los limita, por lo que debería ser transformada. La diferencia está en que los otros piensan que el problema del Estado esta en su asociación con el capitalismo, y apuestan por actores populares colectivos en una dirección socialista. Por el contrario, en El otro sendero la salida es promover una iniciativa individual “auténticamente capitalista”, contraria a las prácticas de un capitalismo indebidamente asociado con el Estado.
Pasados los años, parece claro que la apuesta colectivista perdió frente a la individualista, al menos en las grandes ciudades. Las historias del libro en cuanto a la construcción de viviendas y el comercio informal suenan vigentes, pero el diagnóstico del tránsito ha envejecido: hoy pensamos que lo que se requiere es un buen sistema de transporte público, no desregular. Finalmente, el mensaje de Hernando de Soto (simplificar, desregular, descentralizar) suena prometedor para quienes están más articulados al mercado y cuentan con ciertas capacidades; no así para los más pobres, para el mundo rural (en donde, dicho sea de paso, se produjo la derrota del senderismo, el otro sendero). El desafío: que la receta del libro no reproduzca la suerte de dualismo que se registra ahora en el país.
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Hace 6 horas.
3 comentarios:
saludos, no creo que sea costoso el camino de la legalidad , los tiempos han cambiado, las cosas se dan más facil y sin tanta demora, tan solo depende de nostros mismos seguir este camino, para poder llegar a un mejor futuro , donde el desarrollo sea para todos...
Señor Tanaka:
1. Creo que, haciendo un balance después de más de 20 años, lo que está en cuestión es la visión de desarrollo que en el Perú se ha ido forjando, vinculada siempre a una occidentalización y a un Capitalismo como único modo posible.
2. Hoy tenemos un gobierno que ha desempolvado estos viejos discursos (modernización, agua, luz, teléfonos, carreteras, etc.) pues a asumido el Neoliberalismo con verdadera convicción y pasión, dejando de lado todo lo investigado y propuesto por pensadores de la talla de Víctor Andrés Belaúnde, Mariátegui y Haya de la Torre (propugnadores de un modelo nacional).
3. El pensamiento contemporáneo oficial del Perú actual es la globalización y el comercio como meta, marginando lo más posible el factor social (con un planteamiento, más que industrialista, colonial en la mente, basado en la explotación del recurso humano barato).
4. Entonces estamos en una era de posición derechista a ultranza, donde solo el dinero es la única solución a todos los problemas, aplastando otras visiones sociales, sicológicas, artísticas y humanas como simples comparsas de segundo orden.
5. De ahí que la idea de contemplar al ser humano como un ser cultural ha sido suplantada por la idea de un ser humano económico, despojado de toda influencia, pasado e intereses que no sean el acopio de lo que ofrece el mercado. Un humano neutro que solo desea consumir; ese es el ser humano que hoy nos proponen los nuevos pensadores contemporáneos.
6. Sin embargo insisto que, detrás de ese ser llamado "emergente", existe un hombre con una poderosa cultura viva, la cual es la que lo determina y orienta aún dentro de la vorágine de una sociedad que intenta ser capitalista. Esa confluencia ha formado una nueva visión y estructura que no es occidental pero que igual se desarrolla y crece, aunque no a la manera como el sistema quisiera. Por ahora esto no se reconoce (por la tesis del hombre neutral, sin cultura previa) pero a la larga los movimientos emergentes harán sentir su peso político e intentarán llegar al poder para que éste refleje una forma de ser y de pensar que hasta ahora no se ha querido aceptar: el modo andino de vivir.
Muchas gracias.
claro apoyo tu comentario ramiro, lo legal depende de cada uno y no hay pretextos para evadirla, si queremos desarrollo para nuestro pais , necesitamos denunciar todo tipo de actividad ilegal , como lo es la mineria ilegal... esta destruye nuestra economia, y explota a nuestros niños, les paso esta info para que tomen cartas en el asunto y se sepan mas sobre esta destructiva actividad...
http://mineriailegal.blogspot.com/
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