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Artículo publicado en La República, domingo 18 de octubre de 2009
No debería pasar inadvertida la polémica que sostienen Jaime de Althaus y Sinesio López desde sus columnas en El Comercio y La República, respectivamente. Un buen debate presenta evidencias y razones que permiten sustentar mejor y descartar los malos argumentos de las posiciones en pugna, con lo cual todos ganamos. En un mal debate la discusión se personaliza, se cae en la satanización del contrincante (en vez de sacar provecho de sus mejores argumentos), se recurre a razonamientos falaces y efectistas, todo lo cual termina reforzando nuestros prejuicios y empobreciéndonos. Por ello me parece importante saludar la disposición de ambos a debatir como lo están haciendo.
Según López, viviríamos un capitalismo “salvaje”, un neoliberalismo carente de legitimidad, “impresentable”; a lo más podrían reconocerse algunos logros, pero muy parciales y poco significativos. Por esta razón, necesitaría imponerse por la fuerza: recurrir a la represión y a mecanismos de presión constante sobre sectores críticos. García encarnaría la defensa de un modelo “herido de muerte”. Por su lado Althaus resalta los buenos resultados de las reformas orientadas al mercado: la economía se habría diversificado y articulado, descentralizando e integrando al país, creando una nueva clase media emergente, reduciendo nuestras distancias sociales. Y si es que no se ha logrado más sería por culpa de la herencia del modelo anterior y de la inacción del Estado.
El debate tiene muchos ángulos, resalto tres que me parecen importantes. Primero: sobre el carácter represivo del actual gobierno, que sería elemento necesario para el funcionamiento de la economía. Es un argumento difícil de sostener. La sensación que proyecta el gobierno más bien es de desorden, y en medio de eso parece más bien concesivo ante las presiones sociales. Y la continuidad del modelo económico, antes que depender de la capacidad de represión, parece depender mucho más de la recuperación de la economía mundial.
Segundo: ¿es “salvaje” nuestro modelo económico? Suena exagerado; como también el entusiasmo frente a sus logros, todavía modestos. La situación es ambigua porque somos muy vulnerables a crisis externas, como toda la región, y algunas tendencias positivas que podrían prosperar quedan truncas. En todo caso, me parece más productivo preguntarse qué cambió en el país en los últimos 15 años, antes que fijarnos solamente en las continuidades. Diría incluso que la persistencia de nuestros problemas tiene una dinámica y sentidos diferentes a décadas anteriores.
Tercero: aparentemente, Althaus y López coinciden en la necesidad de un “capitalismo democrático”; el primero para consolidar una “revolución capitalista”, el segundo como transición a un “socialismo democrático”. Sugiero que la discusión siga preguntándonos qué reformas y cambios son necesarios en el país. A ver si así les damos una mano a los candidatos de las próximas elecciones.
VER:
Para seguir lo que va del intercambio entre Jaime de Althaus y Sinesio López ver los primeros cuatro artículos aquí:
http://martintanaka.blogspot.com/2009/10/polemica-althaus-lopez.html
Y los artículos que siguieron:
El paraíso de Jaime
Vie, 09/10/2009
Sinesio López Jiménez
http://www.larepublica.pe/el-zorro-de-abajo/09/10/2009/el-paraiso-de-jaime
Añoranzas del antiguo régimen
Jaime de Althaus Guarderas
Vie, 16/10/2009
http://elcomercio.pe/impresa/notas/anoranzas-antiguo-regimen/20091016/355537
Los dos Perú de siempre
Vie, 16/10/2009
Sinesio López
http://www.larepublica.pe/el-zorro-de-abajo/16/10/2009/los-dos-peru-de-siempre
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1 comentario:
Hola Martín,
evidencias sobre el recurso a la represión ante la falta de una reacción oportuna y como solución inmediata a la mano, las hay. En el Arequipazo, Moqueguazo y Baguazo la negociación vino después de la fatalidad.
Hay mucha desesperación por lucir atractivos ante los inversionistas extranjeros y en ese afán se quiere exhibir que todo está en orden cuando en realidad no es así. Y como debatir, informar adecuadamente, consultar, aceptar críticas y demás es interpretado por este gobierno como una demora, prefieren aplacar los conflictos a como de lugar.
Señalar esto no es estar a favor del caos, como podría pensar Althaus, sino precisar que cuando un modelo económico encuentra resistencia social acompañado por ausencia de debate, la recurrencia a la fuerza garantiza que nada va a alterar los planes previstos.Esto es lo que Sinesio llama salvaje: justificar el atropello en aras del crecimiento económico.
La inoperancia para controlar el desorden provoca reacciones torpes que agravan el problema. Quien quiera imponer disciplina debe disciplinarse primero y ello falta en este gobierno.
Considero que el capitalismo tal como lo entiende Althaus no puede ser democrático, puesto que no lo es un sistema en el que la participación de la sociedad organizada es muy escasa o nula respecto a la toma de decisiones que desde el capital la afectarán directamente; un capitalismo democrático debe contemplar la participación de la sociedad en ciertos aspectos básicos como el bienestar social y no solo el crec. económico.
Saludos,
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