domingo, 13 de mayo de 2007
Después de ver "María Antonieta" de Sofía Coppola
Fui a ver Marie Antoinette (2006) de Sofía Coppola; no voy a decir nada "cinematográfico" de la película, que me gustó, eso se lo dejo a los que saben; voy a hacer una reflexión que refleja mi sesgo profesional.
Se trata de una película que ve con cierta "simpatía", o "empatía", por así decirlo, a la monarquía. En esto se parece a El arca rusa (2002) de Alexander Sokurov; también a L'Anglaise et le duc (2001) de Eric Rohmer, aunque esta última no la ví, sólo pude leer comentarios. Estas películas nos llevan a preguntarnos, entre otras cosas, si se hubiera podido seguir caminos alternativos a los revolucionarios, a qué habría pasado si se seguía un camino monárquico constitucional tanto en Rusia como en Francia, siguiendo el camino inglés.
¿Tienen sentido hoy las discusiones sobre las bondades de la monarquía sobre la república como forma de gobierno? Veamos algunos argumentos que surgieron para justificar un proyecto monárquico en el Perú. Manuel Lorenzo Vidaurre dijo que el republicanismo sería igual a la anarquía, y que el sistema monárquico constitucional "era el punte que evita el abismo entre la colonia y la libertad". Bernardo Monteagudo dijo que "hoy se teme conceder demasiado poder a los gobernantes, pero en mi concepto es mucho más de temer la poca obediencia de los gobernados". José Antonio Moreno dijo que "el pueblo peruano se ha habituado a las preocupaciones del rango, a las distinciones del honor, a la desigualdad de fortuna, cosas todas incompatibles con la rigorosa democracia". Basadre dijo que "las consideraciones de los monarquistas eran de índole sociológica, al basarse en las costumbres, hábitos, datos demográficos y territoriales, las de los republicanos, fueron en cambio filosóficas, al sustentarse en las ideas de libertad e igualdad intrínsecas al espíritu humano" (todos los entrecomillados son sacados de Historia del Perú contemporáneo, de Contreras y Cueto (Lima, IEP, 1a. ed., 1999, p. 45-51).
La idea de Vidaurre nos lleva a mirar al Brasil, que tuvo una monarquía relativamente estable a lo largo del siglo XIX, la república recién se instauró en 1889, mientras que la mayoría de nacientes repúblicas en la primera mitad del s. XIX enfrentó graves problemas de inestabilidad; la de Monteagudo puede refrasearse hoy como una preocupación por la gobernabilidad; la de Moreno, como una constatación de la fortaleza de las relaciones clientelares, del peso y seducción que tiene el poder y sus oropeles; el comentario de Basadre, como una constatación de la fuerza de un diagnóstico "realista" frente al "idealista" de los republicanos.
En el fondo, el debate sobre estos temas sigue abierto, de allí que estas películas nos dicen algo también sobre el debate político actual. Acaso nos dicen también que la sensibilidad de la época hace que no se tema como antes caer en posiciones "políticamente incorrectas", lo que permite que diversos artistas e intelectuales se atrevan a explorar ideas e intuiciones en nuevos sentidos... como mirar las cosas desde el punto de vista de la monarquía, por ejemplo.
Con esto no quiero, por supuesto, abogar a favor de la monarquía. Comparto la idea de Sánchez Carrión, de que no se trata de consolidar elementos negativos presentes en la cultura política, sino por el contrario, de cambiarlos por otros mejores. Pero me parece justo reconocer que los argumentos monarquistas reseñados apuntan a desafíos concretos pertinentes hoy, que desde una perspectiva democrática y republicana se deben responder, no sólo con argumentos principistas, también con propuestas eficaces.
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7 comentarios:
Interesante nota.
Pero al margen de esto habra que ver si en un ambiente tan convulsionado como el que llevo a nuestras guerras civiles se hubiera aceptado a un principe europeo para el Peru, como ejemplo esta el caso de Mexico en el cual trajeron a un emperador de Austria y ya ves lo que le paso.
La aceptacion de una monarquia tendria que haber pasado por algun consenso previo y como se vio en los años posteriores ese consenso no hubiera sido posible, el caso de Brasil es diferente pues cuando se independizo como reino habia cierta legitimidad en la continuidad de la dinastia originaria de Portugal, en cambio en Peru estabamos por la labor de librarnos de esa influencia.
Que paso con la mision enviada a Europa por el primer congreso (o fue durante el protectorado?) para buscar algun principe? hubo algun valiente que quiso apuntarse?
En el caso de Francia una amiga me decia que no es como que se plantee monarquia o republica (salvo una minoria) sino que simplemente los franceses no ven otra manera de que este organizada la sociedad. España por otra parte es diferente, con el legado del franquismo a cuestas se considera al rey como simbolo de unidad, a pesar de que cada vez es mas protocolar, hace poco dijo algo sobre la situacion irlandesa y la situacion que se armo fue bastante peculiar, pues como nunca dice nada... cuando habla ... la que se arma!! De hecho se supone que no es de buena educacion comentar sobre las declaraciones del rey, que cosas no?
Por otro lado un amigo me decia que lo bueno de tener un rey es que a la hora de las relaciones exteriores impresiona mas de cara a con quienes se dialoga mandar a alguien con semejante arbol genealogico... plop!
Hola.
Buen post.
Vi “María Antonieta” y, personalmente, no encontré nada “pro monárquico” en ella. Nada, es más, el lujo de Versalles, la ridiculez e intromisión del clero real, los excesos de la delfina – reina, el imberbe Luis XVI… como que no dejaban bien parada a la monarquía, en absoluto.
La película no muestra escenas de la revolución porque no es necesario. Esta centrada en la vida de la reina (basada en el libro “Marie Antoinette”, de Stefan Zweig).
Lo que sí noté y recibí con alegría fue una clara tendencia “pro María Antonieta”. Ella está bastante humanizada, no es la imagen de los pasquines que nos ha llegado hasta ahora, en las clases de historia. Ella no era tonta, sino una niña cuando se vio envuelta en la estupidez protocolar de la monarquía francesa. Digamos que sus gastos, su alcoholismo y hasta su afair con Fersen, se ven de algún modo justificados.
Es María Antonieta quien cae bien en la película, no el sistema de gobierno.
Por supuesto, debo observar que la escenografía me resultó demasiado “rosa” en general. Es desesperante ver el entorno “Barbie” de la reina mientras, se sabe, en las calles de París la gente muere de hambre y empieza a gestarse la revolución… Llegas a pensar: “pero bueno, niña, ¿no ves que si sigues así de calabaza, se te va ir el pueblo encima? ¡Has algo!”
Y claro, históricamente sabemos lo que ocurrió luego, y uno sigue preguntándose por qué aquellos que tienen recursos y poder para mejorar al mundo, no lo hacen…
Respecto la monarquía… no me parece justo que una familia ostente los lujos y las oportunidades que merecerían todos los demás ciudadanos de tal o cual país. Sin embargo, en algunos lugares, como Inglaterra, los reyes realmente participan en el gobierno de su país, de modo que tienen un trabajo y una gran responsabilidad encima.
No me imagino a aquella isla sin reina, como tampoco puedo figurarme al niño mimado Felipe de Borbón tomando decisiones para el futuro de España. Mucho menos me suena un emperador –o algo así- en Perú.
Creo que el factor determinante debería ser cuánto se les necesita, sobre la cantidad de recursos que se gastan en sus estilos de vida.
Y bueno, ya bastante tenemos con nuestros “dirigentes no nobles” por acá...
En mi opinión, Sofía Coppola sólo quiso proporcionar con la película un punto de vista : el de la misma Maria Antonieta y nada más.
Coppola no pretendía remover temas monárquicos, y sus correspondientes debates, ya que es eso es algo que nunca ha dejado de existir en Europa, por lo menos desde que se instauraron las monarquías parlamentarias y el republicanismo.
Ahí parece ser que es un tema sin concluir aún, ¿Cuál es el mejor? para saberlo, habría que prestar atención a cada país y sus peculiaridades.
El caso de América Latina, creo es diferente, su modelo político se ha construido bajo un republicanismo, " a la americana", que poco tiene que ver con las repúblicas europeas. Sin embargo, es verdad que la crisis de nuestro sistema, o sea de la "Gobernabilidad de nuestra Democracia" debe hacer que busquemos respuestas más eficaces y propias de nuestro contexto.
Martìn, me gustó tu post. A mí también me ha dado curiosidad alguna vez saber qué hubiera pasado si se tomaba un camino distinto al republicano. Te confieso que me es difícil justificar o entender otra forma de gobierno distinta, y creo que a la mayor parte de latinoamericanos nos pasa. Dime, ¿las tan frecuentes dictaduras no dan la razón (o al menos dan una excusa) a quienes proponían o proponen que no estabamos listos para una república?
holas, pero creo que nadie estaba "listo" para una república, no? la reública es una concecuencia política (también social, económica, cultural...) en vez de un artefacto para cuyo uso uno tiene que adiestrarse.
Hola:
Solo para hacer notar que el libro sobre el que se basó la adaptación principal de la película de Sofía Coppola es el de Antonia Fraser. Ello no obsta señalar que el de Stefan Sweig es muy interesante y altamente recomendable.
Por lo demás, me gustó bastante la película (por razones cinematográficas y personales, también)
estaba leyendo tu comentario, y la coppola directamente no tiene intenciones ni politicas, ni economicas, ni historicistas, es mucho mas que eso, todas las criticas que lei fueron por que sinceramente no la entendieron.
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