Artículo publicado en Perú21, martes 1 de mayo de 2007
Estuve el fin de la semana pasada en Buenos Aires, en una conferencia sobre las relaciones entre izquierda, populismo y democracia, organizada por la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires. Hubo, por supuesto, muchos temas de interés; acá quiero presentar solamente uno. Después de las muchas elecciones ocurridas a lo largo de 2006, muchos hablaron de un "giro a la izquierda"; hoy, pasado el impresionismo inicial, encontramos que lo que sin duda hay es un gran descontento con los resultados de las políticas del "consenso de Washington", que se expresaron en el crecimiento electoral e, incluso, en la llegada al poder de diversas fuerzas críticas con el orden existente. Pero hablar de 'izquierda' es más problemático.
De un lado, tenemos fuerzas que provienen indudablemente de tradiciones de izquierda que han logrado reconciliar las tradiciones liberal y socialista en un proyecto socialdemócrata, pero cuyo gran desafío es establecer diferencias evidentes para la ciudadanía respecto de otros gobiernos en el plano distributivo. Nada fácil, porque es claro que prima la continuidad antes que la ruptura, que la distribución no debe atentar contra el crecimiento, y que se presentan problemas de gestión. Serían los casos de Bachelet en Chile, Lula en Brasil y Vázquez en Uruguay.
En otros casos, tenemos variantes diversas de expresiones populistas: líderes proclives al caudillismo, al autoritarismo, que buscan movilizar al pueblo sobre la base de discursos refundacionales, demagógicos y confrontacionales. Acá hay expresiones de muy diverso tipo, que van desde Kirchner en Argentina, Chávez en Venezuela, Correa en Ecuador, Morales en Bolivia, cada uno con sus particularidades. En todos estos casos, las izquierdas tradicionales, si bien se sienten cercanas emotivamente a estos proyectos, en el fondo no se pueden identificar plenamente con ellos. El personalismo de Chávez o de Correa, el indianismo de Morales y el carácter cerrado del peronismo conspiran contra el desarrollo de plataformas más netamente de izquierda. En el fondo, lo que ocurre es que la izquierda propiamente dicha está huérfana de respaldo popular y busca "reencontrarse con las masas" a través de estos otros proyectos que tienen tanto de populismo como de izquierda. Sin embargo, esta tiene que optar entre la 'soledad testimonial' o subirse al carro del populismo, pero quedando subordinada a un proyecto político ajeno. Liliana De Riz estableció claramente este dilema para el caso argentino.
¿Y en el Perú? Algo parecido: el Apra oscila entre una socialdemocracia conservadora y un populismo demagógico; el humalismo, entre un populismo tradicional y una incierta conversión hacia una opción de izquierda democrática; y la izquierda duda entre la soledad testimonial y la subordinación dentro de un proyecto populista ajeno. Nadie la tiene fácil. Sobre las opciones que tienen los grupos de derecha hablaremos en otra ocasión.
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