Artículo publicado en Perú21, martes 2 de enero de 2006
Ahora que estamos empezando el año, hemos visto en la televisión a muchas “brujas” haciendo pronósticos para el 2007. Siempre he pensado que, primero, deberíamos revisar qué pronosticaron esas brujas para el 2006, evaluar cuán acertadas fueron, y sólo después de eso pedirles que sigan haciendo pronósticos para el 2007, o más bien que dejen de hacerlos. Algo parecido debería aplicarse para el análisis social y político.
Solemos tener acalorados debates sobre el rumbo futuro de los acontecimientos en el país, pero lamentablemente pasa el tiempo, y las polémicas de ayer parecen olvidarse en medio de las polémicas de hoy. Rara vez se regresa al debate pasado para hacer una evaluación, y sentenciar quién tuvo razón, quién se equivocó, y sobre todo, por qué. ¿Qué supuestos manejamos? ¿A qué factor o variable le dimos más importancia de la que merecía? ¿Qué elementos subestimamos? ¿De qué manera intervino el azar o aparecieron cuestiones imprevisibles? ¿Qué sesgos tuvieron nuestros pronósticos?
Menciono todo esto ahora que empezamos el 2007, y porque este es uno de los varios temas que me sugiere la lectura de Del pensar mestizo. Ensayos (ed. Herética, octubre 2006, 446 p.) de Hugo Neira, libro que recomiendo ampliamente. En él Neira recopila diversos trabajos poco conocidos o dispersos, y los pone al alcance del lector. En la tercera y cuarta sección del libro (“Anticipaciones” y “Sociedad peruana”), Neira recoge trabajos de distintas épocas (desde 1969 a 2004), que llaman la atención por su actualidad y por lo acertadas de sus previsiones. Uno de los temas que quiero resaltar es la utilidad del concepto de anomia para dar cuenta de aspectos centrales de la realidad social peruana, introducido por Neira en 1987 al debate nacional.
¿En dónde residen las capacidades “anticipatorias” de las ciencias sociales? Creo que el asunto principal está en asumir una perspectiva realista de análisis, evitar escribir guiados por algún “deber ser”, por algún voluntarismo político. Los problemas vienen cuando confundimos la prédica por alguna causa con el desenvolvimiento de la realidad. Esto suele pasar cuando los analistas o científicos sociales hablan desde “camisetas” determinadas, sus discursos terminan siendo justificatorios de sus posiciones. Lo que postulo no implica no tener principios políticos, sí que no debemos confundir la realidad con nuestros deseos, nuestro trabajo intelectual con la defensa de causas coyunturales.
Neira se ha caracterizado por una identificación con causas de izquierda, pero desde posturas independientes y desde una ubicación académica, carrera hecha mayormente fuera del país, lo que lo convierte en un personaje muy singular. Estuvo cerca del velasquismo sin ser velasquista, cerca de las causas de la izquierda peruana pero sin pertenecer a sus partidos, cerca del APRA sin ser aprista. Creo que en esta insularidad está parte del secreto de lo acertado de sus “anticipaciones”.
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1 comentario:
En algún momento consideré como una verdad irrefutable la capacidad de predecir de las ciencias sociales, fundamentalmente a partir de los análisis estructuralistas (extremadamente sencillos, extremadamente sectoriales). Luego, y a partir de la implosión soviética, el rango de ciencia infalible pareció diluirse, y muchas disciplinas (por lo menos acá en Argentina) quedaron a la deriva, casi reducidas a nivel de literatura. Los análisis desde la sociología y la historia afincados en el marxismo parecieron perder su tradicional fuerza – desde mi perspectiva afincada en el positivismo-de mirar siempre hacia delante, siempre adivinando un porvenir fructífero.
Actualmente, quizá ya más maduro, considero que las diferentes disciplinas que conforman las ciencias sociales poseen una limitada capacidad de predecir a largo plazo, y cuando ostentan esa capacidad se trata más bien de aproximaciones, estimaciones varias sujetas al método (particular para cada disciplina), y a un esfuerzo de distanciamiento que usted bien marca.
Muy interesante la reflexión.
Saludos.
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