Artículo publicado en Perú21, martes 12 de diciembre de 2006
En los últimos días hemos visto altos niveles de violencia en Abancay, donde pobladores de esa ciudad cuestionaban al gobierno regional de Apurímac, por destinar fondos a la ciudad de Andahuaylas. Santiago Pedraglio correctamente ha llamado la atención sobre los riesgos del localismo. De otro lado, salió publicado el último informe (noviembre) de la Defensoría del Pueblo sobre conflictos sociales, que también nos llama la atención sobre lo mismo. Creo que esto merece mucho más atención.
Cuando pensamos en los conflictos sociales, solemos pensar en un antagonismo entre, de un lado, un Estado ajeno, lejano, injusto, discriminador; o un ente privado poderoso (empresa minera, por ejemplo), explotador y abusivo; y del otro, un pueblo unido en su protesta, luchando por sus derechos. Creo que este es el imaginario de gran parte de las ciencias sociales y de las personas que piensan en estos asuntos en general. No sin razón: en el último reporte de la Defensoría se señala que las dos razones principales de conflictos son “cuestionamiento a autoridades locales” (42%) y “enfrentamientos entre poblaciones y empresas que explotan recursos naturales” (20%).
Sin embargo, hay otra dimensión de los conflictos que es fundamental, y que a mi juicio no recibe la atención que merece: el conflicto inter e intra comunal, donde el Estado no necesariamente es el opresor, sino que es incapaz de mediar eficazmente entre partes en disputa. Este problema es particularmente agudo en el Perú rural y entre los pobres, y según la Defensoría el 71% de los conflictos registrados está en zonas rurales, y el 86% involucra población pobre.
Según la Defensoría, un 17% de los conflictos involucra “conflictos entre comunidades por delimitación, propiedad, acceso a recursos”, y un 7% “conflictos entre departamentos por demarcación territorial o acceso a recursos”, lo que suma un 24%. Sin embargo, esta cifra puede estar subestimada; porque cuando vemos los motivos del conflicto, en un 36% se cuestiona decisiones judiciales o administrativas por “sentencias [sobre] linderos, adjudicación de tierras, adquisiciones, obras”; y luego un 8% más protesta por “disputa por linderos”, lo que hace que los conflictos inter e intracomunales podrían llegar hasta un 44% del total.
Creo que estos temas merecen mucha investigación y reflexión, y creo que no la han tenido porque es más tranquilizador pensar en un pueblo luchando contra sus opresores, y no en disputas al interior de un pueblo fragmentado. Ojo que esta tema fue puesto en debate por la CVR, pero de esto casi no se ha hablado, ni por quienes critican, ni por quienes respaldan el informe. La CVR señala que no es tan correcta la imagen de una población atrapada “entre dos fuegos”, entre el ejército y Sendero; también ocurrió que, en medio del caos, se desataron violentamente conflictos inter e intra comunales, que se superpusieron a la dinámica de la guerra.
Las ciencias sociales peruanas tienen por delante un desafío enorme de investigación.
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