Artículo publicado en Perú21, martes 19 de diciembre de 2006
Pasadas unas semanas de las elecciones del 19 de noviembre, contamos con más datos que nos permiten hacer mejores análisis. Recomiendo especialmente el artículo de Carlos Meléndez y Sofía Vera en el boletín Argumentos del Instituto de Estudios Peruanos, disponible en:
http://www.cholonautas.edu.pe/argumentos08.pdf.
Meléndez y Vera muestran evidencia de la existencia de procesos de construcción de liderazgos regionales; nueve de los presidentes regionales electos quedaron segundos en las elecciones de 2002 (Apurímac, Ayacucho, Cusco, Ica, Loreto, Moquegua, San Martín, Tacna y Ucayali); otros más tienen una importante experiencia previa como alcaldes provinciales (Arequipa, Callao, La Libertad, Huancavelica, además de Loreto, ya mencionado). A esto tenemos que sumar un presidente regional reelecto (Lambayeque) y otro con una importante trayectoria política previa (Junín). Además, en cinco departamentos (Ayacucho, Cajamarca, Cusco, Ica, San Martín) el movimiento regional ganador ganó también la mitad o más de las alcaldías provinciales de la región. Finalmente, los autores muestran que el promedio con el cual los presidentes regionales fueron electos subió ligeramente entre 2002 y 2006, de 28 a 32%, y que las diferencias entre el ganador y el que quedó segundo aumentaron ligeramente en 2006.
¿Estamos ante una reconstrucción política regional? La evidencia no alcanza para tener una respuesta clara: el hecho de que haya cierta continuidad política y un ligero aumento en el promedio de votación de los ganadores es apenas un indicio, no una prueba; y si bien en cinco regiones los ganadores se articulan con un buen número de alcaldes provinciales, también tenemos que, cuando menos en la mitad de ellas, lo que vemos es una desconexión entre el ámbito regional y el provincial.
Al margen de qué es lo que pase en el futuro, esta discusión debería servirnos para pensar en qué tenemos que hacer para mejorar la representación política en las regiones y municipios. Algunas pistas: es importante consolidar el liderazgo de actores regionales con experiencia política y de gestión, y limitar el espacio para los improvisados; propiciar la continuidad de los movimientos regionales y las organizaciones locales (en la actualidad, la ley comete el error de cancelar el registro de estas últimas concluida la elección); propiciar la articulación entre espacios regionales, provinciales y distritales; utilizar los consejos regionales y municipales como espacios de concertación política entre ganadores y perdedores, para lo cual deberíamos desaparecer o moderar el "premio de mayoría" que en la actualidad se le da al ganador. Este camino es mucho mejor que introducir una segunda vuelta, que podría agravar, no solucionar, los problemas de representación. Hoy se puede ganar una elección con 18% (Puno); con segunda vuelta, se podría ganar sacando todavía menos en la primera vuelta. Sacar después más de 50% es totalmente artificial.
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