miércoles, 28 de enero de 2015

Alasitas

Artículo publicado en La República, domingo 25 de enero de 2015

Quienes siguen esta columna saben que trabajo en el Instituto de Estudios Peruanos, por lo que intento comentar lo menos posible las muchas publicaciones que editamos. De vez en cuando no puedo evitarlo, como en este caso. A finales del año pasado fue publicado un libro que no debe pasar desapercibido: Alasitas. Discursos, prácticas y símbolos de un “liberalismo aymara altiplánico” entre la población de origen migrante en Lima, de Jürgen Golte y Doris León Gabriel. Cabe destacar que se trata de un esfuerzo editorial del Instituto de Estudios Peruanos, del Centro Bartolomé de las Casas del Cusco y la Universidad Nacional de Juliaca.

Los autores describen con lujo de detalles la expansión de las ferias de alasitas, del comercio de diferentes miniaturas, objetos simbólicos, parte de prácticas, ideas, y ritos de origen altiplánico – aymara, “destinados a la acumulación de riqueza y bienestar familiar”. Ellas van desde los populares ekekos hasta autos, casas, y títulos universitarios, y el libro sigue su expansión desde Puno, pasando por Cusco y terminando en Lima. El libro tiene un gran interés antropológico, por supuesto, pero su mayor interés está a mi juicio en la audaz tesis que proponen los autores: que estas prácticas de origen altiplánico – aymara se habrían expandido en los últimos años en el contexto del neoliberalismo, llegando a otros sectores de origen migrante y a las ciudades; que los rituales y símbolos aymaras expresados en la dinámica de las alasitas son comparables a lo que Max Weber veía al estudiar La ética protestante y el espíritu del capitalismo, es decir, “la relación entre trabajo, divinidad y realización de los deseos de bienestar”. Desde esta base, los autores se terminan preguntando si podríamos estar ante el surgimiento de una particular “burguesía nacional” de orígenes provincianos.

En este argumento, los autores toman distancia de cierta tradición intelectual que tiende a asumir que los ciudadanos de origen migrante en las ciudades tendrían que tener orientaciones políticas de izquierda; más bien parecen afines al liberalismo. Pero de otro lado, esta búsqueda de progreso material a través de mecanismos de mercado se hace cuestionando implícitamente un estableshment criollo percibido como oligárquico, excluyente. Se trata de un emprendedurismo, por así decirlo, que se ha desarrollado al margen y hasta en contraposición tanto con el Estado como con sus elites sociales, económicas, políticas, culturales. Esto tanto por su origen popular y provinciano, como porque en sus prácticas suelen entremezclarse actividades formales e informales, legales e ilegales, por lo que se trata de un desarrollo capitalista bastante disruptivo y en cierto modo, paradójicamente, antisistema.

Los temas que plantea el libro tienen una gran actualidad, hoy que el Estado peruano intenta al mismo tiempo legitimar un programa neoliberal más allá de las elites, pero también imponiendo un mínimo de orden y de respeto a la legalidad. ¿Será posible?

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