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Artículo publicado en Perú21, martes 13 de noviembre de 2007
Acaba de publicarse el libro de Alberto Vergara Ni amnésicos ni irracionales. Las elecciones peruanas de 2006 en perspectiva histórica (Lima, Solar, 2007). En él sostiene, entre muchas otras cosas que ameritan su lectura, que los electores peruanos no son amnésicos ni irracionales. Sobre la base de los resultados de las elecciones del año 2006, muestra cómo existe una lógica en el voto, en donde pueden observarse distintos tipos de electores, según sus aspiraciones y demandas, y según las tradiciones políticas dentro de las cuales se inscriben.
Así, en cada elección, los votantes buscan qué candidatos expresan mejor sus preferencias políticas; el triunfo de García aparece como un resultado lógico: fue el candidato que se ubicó en el centro, donde estuvo la mayor cantidad de votantes. Expresó tanto demandas de integración, protección estatal y respeto a la ley, así como una particular mezcla de lo que el autor llama nuestras tradiciones populistas conservadoras, nacionalistas e institucionales.
Vergara acierta al combatir la idea de que nuestro electorado "no tiene memoria". En realidad, lo que ocurre es, de un lado, que en nuestro país la agenda política está siempre demasiado cargada, y es altamente cambiante, aunque ciertamente los temas intrascendentes y escandalosos terminan desplazando a los importantes. Pero esto es responsabilidad de los medios, que tienen la capacidad de fijar la agenda de debate público. De otro lado, el problema de los electores es la pobre oferta política; se trata de un problema de oferta, no de demanda. Eliges dentro de lo que hay.
Lo que nos lleva al tema de la racionalidad del votante. Dada la escasa calidad de la oferta política (donde proliferan candidaturas improvisadas), los votantes están condenados a votar estratégicamente, es decir, no votar por su primera, sino por su segunda o tercera opción, con tal de evitar el triunfo de una opción profundamente rechazada. Y se trata de un actor terco que sabe lo que quiere, como lo ha demostrado, por ejemplo, al resistir fuertes ofensivas mediáticas como las ocurridas en las campañas electorales de 1990, en contra de Alberto Fujimori, o en 2006 en contra de Ollanta Humala.
Lo que nos lleva a un tercer tema, que no es propiamente explorado en el análisis del autor de las elecciones de 2006: las campañas. Si bien el voto responde a preferencias y tradiciones preestablecidas, también se desplaza en función de las apelaciones, discursos, propuestas, mensajes de los candidatos; a sus estrategias, aciertos, errores y omisiones. La elección de 2006 pudo perfectamente ser ganada sucesivamente por Valentín Paniagua, Lourdes Flores y Ollanta Humala. Sus propios errores, y la habilidad política de García, explican por qué está en la presidencia.
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2 comentarios:
Martín,
¿podría especificar un poco más sobre nuestras "tradiciones populistas conservadoras, nacionalistas e institucionales" que menciona A. Vergara en su libro?
Lo mejor es leer el libro.
Según Vergara, tenemos en nuestra historia esas tres tradiciones populistas, y se hicieron presentes en la elección del 2006, representadas por Martha Chávez, Humala y García, respectivamente.
Saludos.
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