- Si uno observa la evolución de la intención de voto del conjunto de la segunda vuelta, el punto de partida fueron veinte puntos de diferencia a favor de Castillo en la encuesta IEP del 25 de abril (41.5 contra 21.5%). La encuesta del 9 de mayo, después del debate de Chota, mostró que la diferencia se redujo dramáticamente, a solo seis puntos (36.2% contra 30.0). La sensación de improvisación y falta de propuestas concretas de Castillo lo hizo caer, y el empuje de K. Fujimori le permitió crecer, pero sobre la base de un discurso muy conservador que movilizó a esos sectores, pero la llevó a estancarse en su crecimiento, de modo que la medición del 16 de mayo no registró cambios respecto a la semana anterior; y la del 23 registró una reducción del porcentaje de indecisos, que le permitió a Castillo ampliar nuevamente su ventaja a diez puntos. Como vimos, después del debate técnico del 23 nuevamente PC cayó y KF subió, reduciendo la diferencia a solo dos puntos en la medición del 30 de mayo. En suma, Castillo, partió de una ventaja amplia que se estrechó sobre todo por sus errores, antes que por los aciertos de K. Fujimori, en un contexto de adhesiones frágiles y cambiantes.
- ¿Qué lecciones podríamos sacar mirando la cosas con más perspectiva? Llama mucho la atención la gran precariedad de la candidatura de Castillo, sus constantes contradicciones, el no haber logrado consolidar un equipo, su llamativo silencio de las últimas semanas, que casi le hacen perder una elección que parecía ganada de antemano. De otro lado, si bien K. Fujimori hizo en principio parte de lo que tenía que hacer (buscar votos en el centro, tratando de capitalizar el apoyo de Mario Vargas Llosa; poner énfasis en el “cambio hacia adelante” y en lanzar múltiples ofrecimientos de “salud, comida, trabajo”), el apoyo recibido por sectores de su entorno la habría perjudicado al final. Generó la sensación de “cargamontón” por parte de un establishment conservador temeroso de perder sus privilegios. En cierto modo, la derecha más recalcitrante habría sido culpable de su derrota.
- Con todo, es cierto que el resultado será muy ajustado, y que el perdedor tiene un respaldo cercano al 50%, y que gran parte de este es consecuencia del rechazo al ganador. Si bien Pedro Castillo ha logrado el respaldo de la mayoría de las provincias, especialmente en el centro, sur y oriente, y de los niveles socioeconómicos más bajos, también lo es que Keiko Fujimori ganó el respaldo mayoritario en Lima y el norte, entre los sectores medios y altos, y entre las mujeres y los jóvenes. El Perú somos todos.
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