Artículo publicado en La República, domingo 4 de setiembre de 2011
En el mundo entero se debate sobre el papel de la religión en la vida social. De un lado, la modernización lleva a la secularización; pero del otro, la crisis de las ideologías políticas en las últimas décadas ha llevado a algunos a redescubrir la religión como fuente de identidad. Algunos empiezan a entender su fe como militancia, como parte de una misión de salvación del mundo frente a las amenazas del paganismo. En extremo, esto da pie al desarrollo del dogmatismo y del fundamentalismo, a una suerte de negación de la razón, a discursos intolerantes, al acoso a quienes piensan diferente. Se llega incluso a matar en nombre de dios y de la única religión verdadera.
En el caso de la iglesia católica, vemos cómo ella se ve envuelta en los últimos años en escándalos de corrupción, denuncias de pedofilia que alcanzan a altos miembros de la jerarquía eclesiástica, y cómo también prosperan movimientos que pretenden una regeneración reivindicando sus valores más tradicionales, buscando ocupar o recuperar espacios e influencia. En este marco, autores como el biólogo Richard Dawkins y el escritor Christopher Hitchens han escrito libros muy influyentes criticando a las religiones y a la idea misma de dios, abogando por la construcción de una ética y una moralidad con bases enteramente laicas. Otros autores, como la historiadora de las religiones Karen Armstrong, piensan por el contrario que la religión puede ser fuente de tolerancia, respeto, compasión.
Considero útil ubicar en este contexto global el reciente debate referido a la pretensión del Arzobispo de Lima de hacerse del control de la Pontificia Universidad Católica del Perú, de la que soy profesor. Puedo entender por qué, desde la particular visión del mundo del cardenal Cirpriani, sea tan importante ejercer mucha más influencia sobre nuestra universidad: es un centro en el que se ejerce la libertad de conciencia, y por su carácter universitario es naturalmente un lugar de debate, cuestionamiento, pensamiento crítico. Incluso puede el cardenal tener una particular interpretación de las implicancias de los testamentos de José de la Riva Agüero y de la adecuación de los estatutos de la PUCP a la Constitución Apostólica sobre universidades católicas, que se deben debatir y dirimir en las instancias judiciales y eclesiásticas correspondientes. Lo que no es correcto es que pretenda imponer su particular manera de interpretar las cosas a nuestra comunidad universitaria.
Como ha sido aclarado ya en los últimos días, la PUCP es una institución autónoma, regida por sus propios miembros, no una entidad eclesiástica o propiedad de alguna congregación religiosa; en la cual su carácter pontificio es honorífico y el católico expresión de una voluntad propia por regirse por esos principios y valores. En una institución universitaria autónoma, el contenido de esa catolicidad no puede ser impuesto, solo puede surgir como resultado de la reflexión y el debate.
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3 comentarios:
perdon..
quien a aclarado que?????
y lo de pontificia no es algo honorifico.
creo que el padre Gaspar, tiene mejores argumentos que ud.
josé vallejos
Doctor, Tanaka, muy buenos días... Perdone que irrumpa de manera poco cortés en este enlace y artículo que, no tiene absoluta relación con lo que me gustaría solicitarle: No sé si Ud. podría escribir una nota sobre las variantes ideológicas existentes y las que se aplican en el Perú (Si Ud. aprecia los comentarios en foros, noticias, etc... se percatará de que existen esas diferencias).
Pd. Me fascinaron mucho los artículos sobre la izquierda caviar 1 y 2, creo que soy un "caviar" dada las diferentes concepciones no tan precisas y acertadas sobre el término y como la emplean en el contexto histórico de espacio/tiempo.
Me retiro de antemano para felicitarlo por sus más que interesantes, nutritivas publicaciones.
Saludos cordiales y que tenga Ud. un excelente domingo.
Atte.
Christian Rojas.
En los ultimos meses, el papa ha resguardado al mundo catolico con mensajes encontra de la apatia religiosa. Creo que la insistencia en este mensaje da a conocer la fisura de la sociedad contemporania con el catolicismo, y las religiones dogmaticas. El ataque contra la independencia de una institucion como es la UPC es una muestra no solo de que tan lejos de la realidad el cardenal Cipriani esta, sino de la misma iglesia catolica en el Peru. Respiro en paz sabiendo que este tema se ha de resolver, y agradesco su comentario como profesor de la universidad.
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