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Artículo publicado en La República, martes 31 de marzo de 2009
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En los últimos días ha habido cierta discusión sobre la racionalidad (o irracionalidad) de Alan García, a propósito de desafortunadas declaraciones recientes. Me parecen ejercicios inútiles e injustos, como bien ha señalado Juan Carlos Tafur en su columna en Perú21. Inútiles tanto si se les ve desde un ángulo sicológico, como si se le intenta encontrar sentido a un simple desliz.
En realidad, si a cualquier persona se le hiciera hablar todos los días ante auditorios distintos durante semanas y meses, tarde o temprano cometerá un desliz. El problema está en la sobreexposición del Presidente, así como en el hecho de que éste no siga planes o desarrolle iniciativas concordadas previamente en el Consejo de Ministros o en la comisión política del APRA. Un ejemplo extremo opuesto lo vemos en los Estados Unidos, en donde el presidente Obama es criticado por recurrir siempre al teleprompter en sus intervenciones públicas. En Obama, cada frase es resultado de una cuidadosa revisión en la que participa un equipo de asesores y expertos. Se le critica porque nadie sabría qué es lo que verdaderamente piensa el presidente; García en cambio resulta impúdicamente transparente en sus intenciones y motivos
Lo que me parece interesante es explorar las opciones abiertas para García y el APRA en los próximos años. ¿Será simplemente la repetición de la experiencia de 1990? Recordemos que, a pesar del desastre de su gestión, el manejo político de la crisis por parte de García fue muy efectivo: en medio de la inflación mantuvo controladas las tarifas públicas, lo que generó la impresión de que el gobierno protegía a los ciudadanos, cuando lo que hacía era crear déficits gigantescos que eran precisamente los que causaban la inflación. García evitó un ajuste económico para poder enfrentar las elecciones de 1990, y hacer que fuera el nuevo presidente el que tuviera que implementarlo, para después culparlo de sus costos sociales. Para las elecciones, le bastaba que el candidato del APRA no ponga en riesgo su liderazgo partidario, y que no ganara un candidato hostil a su persona como podría haberlo sido Mario Vargas Llosa. Funcionó: Alva Castro obtuvo un 22.6% de los votos, y en febrero de 1992 García ya había recuperado el control del partido con su elección como Secretario General, había aparentemente conjurado las acusaciones penales en su contra, y aparecía como serio contendor para las elecciones de 1995.
Para el 2011, García buscaría un candidato oficialista que logre una actuación decorosa, pero al mismo tiempo no tan buena que pueda disputarle luego el control del partido, y propiciaría el triunfo de algún candidato afín o por lo menos trataría de evitar el triunfo de alguno adverso a él. No parece haber fuerzas dentro del APRA, por el momento, capaz de impedir la repetición de esta historia. García debería estar cuando menos sometido a una conducción colectiva, lo que ciertamente reduciría deslices como los de días pasados. Y permitiría pensar en un partido menos personalista como el de ahora.
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3 comentarios:
Efectivamente, cuando manifiestas con suma exactitud que "...un partido menos personalista como el de ahora", creo que has dado en el clavo, modestamente sostuve en un artículo del año pasado que el partido aprista había sido licuado y lo que queda de él está bajo secuestro por la mafia alanista, porque ya no estamos frente a un partido y tú muy bien lo haz señalado como suma elegancia: "PARTIDO PERSONALISTA" lo que en buen romance significa que ESO no es un partido, puede ser un club de fan, o un club de amigos o una cofradía, pero no un partido en la acepción académica que se nos enseña en las escuelas de ciencia política. Jaime Del Castillo
Compadre, discrepo. Es cierto que la sobre exposicion afecta la articulación y hasta el orden lógico d elas ideas, eso puede pasar. pero no los contendios. No creo que tu, por mas sobre expuesto que estes, dijeras cosas eticamente cuestionables. Máximo se te trabará la lengua.... Los contenidos de lo que dixe Alan estan allí, en el. Quizá el cansancio le afloje los controles y suelte cosas asi nomás, que con mayor control no soltaria. pero que la spiensa, las piensa. Ningura sobre exposiicón va a efectar el juicio moral d ela gente.
si rompemos la dicotomia racional/irracional, la discusion y el analisis se vuelven mas interesantes. no lo creo injusto, menos inutil. toda especulacion bien informada --osea toda buena columna de opinion-- tiene cosas que aportar. las ciencias sociales se dividieron en racional/irracional, estructura/cultura, macro/micro, etc, etc. la psicologia politica me parece un campo super importante, como la psicologia economica.
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