Artículo publicado en La República, domingo 27 de setiembre de 2015
El último informe del Latinobarómetro, que cumple veinte años, viene con datos recogidos en los meses de enero y febrero de este año en 18 países de América Latina. Volvemos a constatar los muy bajos niveles de legitimidad de nuestras instituciones políticas, lo que pone nuevamente sobre la mesa la necesidad de una reforma política en serio; de otro lado, llama la atención la caída de opciones socialdemócratas como las ensayadas en Brasil y Chile, y la expectativa que despiertan todavía los gobiernos de izquierda en medio de la desaceleración económica regional.
Aparecemos como suele ser habitual como uno de los países con menor satisfacción con el funcionamiento de la democracia, junto a Paraguay, Brasil y México; Ollanta Humala resulta el presidente peor evaluado de toda la región, por debajo de Nicolás Maduro y de Dilma Rousseff, confirmando un patrón también registrado en los anteriores gobiernos, pese a haber tenido uno de los mejores desempeños económicos en los últimos años. Consideramos a nuestro gobierno muy poco transparente, junto a los brasileños, colombianos y guatemaltecos. Tenemos un Congreso en el sótano de la región, con apenas un 8% de ciudadanos que se sienten representados por este, cuando el promedio latinoamericano es de 23%. Consideramos a la delincuencia como el problema más grave del país, junto a los salvadoreños, que tienen una de las tasas de homicidio más altas del mundo, y dentro de los que consideran a la corrupción como el problema más grave, estamos segundos después de los brasileños. Al final, somos los ciudadanos más insatisfechos con nuestras vidas, con 59% de ciudadanos satisfechos, cuando el promedio es 77%.
De otro lado, llama la atención que los países con mayores niveles de satisfacción con la democracia tengan gobiernos de izquierda, como Uruguay, Ecuador y Argentina. Los presidentes con más aprobación son Danilo Medina de República Dominicana, José Mujica de Uruguay y Evo Morales en Bolivia, nuevamente de centro o izquierda. El apoyo a la democracia como régimen es más alto en Venezuela, Uruguay, Ecuador y Argentina. Se considera que se gobierna para el bien de todo el pueblo en mayor propoción en Ecuador, Uruguay, Bolivia, Nicaragua y Venezuela, mientras que países como Brasil, Costa Rica y Chile aparecen con los porcentajes más bajos; Brasil y Chile tienen además los niveles más bajos de cercanía hacia los partidos políticos. En el mismo sentido, se tiene una percepción más justa de la distribución de la riqueza en Ecuador, Bolivia y Nicaragua, y la más injusta en Chile y Brasil.
Hasta hace pocos años, Chile y Brasil parecían haber encontrado la fórmula mágica: democracia liberal representativa, economía de mercado y crecimiento, políticas sociales eficaces… de ese grupo, solo Uruguay se mantiene firme. De otro lado, gobiernos de izquierda mantienen legitimidad, a pesar de su irrespeto a principios liberales – representativos. En medio de la desaceleración, la redistribución se valora especialmente.
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