Artículo publicado en La República, martes 28 de julio de 2009
http://www.larepublica.pe/pagina_impreso.php?pub=larepublica&anho=2009&mes=07&dia=28&pid=1&sec=1634&pag=18
El Fondo Editorial del Congreso acaba de publicar La agonía del Estado-Nación. Poder, raza y etnia en el Perú contemporáneo, de Fernando Fuenzalida. Se trata de una compilación de algunos de sus trabajos más importantes, más algunos textos inéditos, que van desde 1969 hasta textos fechados en 2005.
Releyendo sus textos más antiguos, sorprende la vigencia y lucidez de trabajos como “Poder, raza y etnia en el Perú contemporáneo”, de 1970: “Los índices aislados, como el fenotipo, la ocupación, el establecimiento, los modos organizacionales, el lenguaje, el nivel de educación, el vestido, el nivel técnico, se vinculan solo en términos de una relativa probabilidad con la categoría que se atribuye a un individuo. Según las circunstancias de tiempo, de lugar, y aun de historia personal, un mestizo, por ejemplo, puede ser un tipo más claro o más oscuro” (p. 184); (...) “concebir la sociedad peruana, en los aspectos preindustriales de su estructura, como una sucesión de mediadores que, escalonándose y jerarquizándose, controlan ámbitos cada vez más restringidos de poder y se constituyen en filtros obligados del sistema informativo. Una imagen apropiada es la de un sistema arborescente en el que las unidades de cada nivel subordinado se conectan entre sí únicamente por mediación de una instancia superior” (p. 188). El texto termina señalando que “la realidad en el Perú contemporáneo” sería “una estructura de orden transicional” (p. 203)... “la nueva sociedad peruana comienza lentamente a recrear su autoimagen en términos de clases económicas y ocupacionales” (p. 204).
¿Qué pasó en los últimos 40 años? La imagen que esbozan los trabajos posteriores de Fuenzalida sugiere que la temática se ha complejizado, pero no ha sido resuelta. Estaríamos ante la coexistencia de varias “capas geológicas”, que irían desde aquellas propias de una “estructura preindustrial” hasta las marcadas por la influencia de la globalización y el paralelo resurgimiento de identidades particularistas, propias del mundo contemporáneo.
Esta coexistencia de capas puede ser vista como un desafío y una potencialidad, no necesariamente como un problema. “Un hombre de negocios puede hablar el castellano, el francés o el inglés en la calle y en su casa un dialecto local o el quechua, si quiere, como lo demuestran no solo Japón, sino todo el planeta y buena parte de nuestro empresariado informal. Pero la condición para esto es la estabilidad familiar, el arraigo a la tierra, la prosperidad y la paz”. Esta síntesis entre tradición y modernidad se logra mediante una nueva imagen de la nación peruana, definida por una historia y un proyecto común, antes que sobre identidades excluyentes: “Necesitamos no un mosaico de aldeas y regiones anárquicas, sino una nación unitaria, un idioma común, una historia que nos una a nosotros y al mundo y no nos aísle y separe, valores cívicos compartidos por todos, habilidades modernas más que virtuosidad artesanal, acceso de todos a la universalizada cultura en un mundo de todos” (p. 307).
Ver también:
Entrevista a Fernando Fuenzalida
Miguel E. Santillana, Instituto del Perú-USMP
Fernando Fuenzalida, destacado antropólogo peruano, a raíz de la publicación de su libro “La agonía del Estado Nación. Poder, raza y etnia en el Perú contemporáneo”, opina sobre la crisis, la política, las elites y su vida.
Primera parte, en Caretas:
http://www.caretas.com.pe/Modules/GetStorageFileAudit.ASP?Mode=D&Query=Magazine_Article_File_D&ID=41835
Segunda parte, en la revista del SER:
http://www.ser.org.pe/index.php?option=com_content&task=view&id=1089&Itemid=112
Foto: Caretas.
Ariel Florencia Richards: “Los finales y los inicios nunca son tan
definitivos”
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La escritora chilena reflexiona partir de su nueva novela Inacabada
(Alfaguara, 2024)
Hace 17 horas.
1 comentario:
Señor Tanaka:
1. Además usted podrá observar el giro que el señor Fuenzalida ha dado hacia posiciones más "moderadas" en las cuales el proyecto de la Modernidad europea aún pervive, a pesar que él, como antropólogo, sabe que la historia no se congela con la hegemonía de una cultura.
Me da la impresión que por su edad y por las últimas presiones recibidas ha tenido que morigerar sus puntos de vista. No es casualidad que sea la editorial del Congreso, que representa al "sistema" que él siempre combatió, la que ha editado su libro.
Aún no lo he leído, pero siento que dista mucho de sus ideas anteriores. En ese sentido usted también ha percibido o intuido algo parecido.
2. En lo particular, pienso que él se resiste a leer el mundo con otros ojos que no sean los occidentales que adquirió durante su formación universitaria, típico problema de nuestra intelectualidad local. Creo que solo elevando aún más la mirada es cómo saldremos de estos esquemas y veremos a la humanidad como un conjunto multicultural y no unidireccional.
Muchas gracias.
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