Artículo publicado en La República, domingo 6 de junio de 2010
Se ha escrito bastante sobre las recientes elecciones en Colombia, sin embargo creo que hay asuntos importantes que no han sido atendidos.
El punto de partida para entender las elecciones deben ser los resultados de la elección presidencial de 2006. Lo que llama la atención es la continuidad del voto uribista y el que busca alguna alternativa. Uribe obtuvo el 62.35% en 2006, y en 2010 la suma de los votos de Santos (46.57), Vargas (10.14) y Sanín (6.14) llega al 62.85%. Del lado opositor, si sumamos los votos en 2006 de Carlos Gaviria, del Polo Democrático (PD, 22.02%), Horacio Serpa, del Partido Liberal (PL, 11.83%), y de Antanas Mockus, quien obtuvo en esa ocasión el 1.23%, obtenemos un 35.08%. En 2010, si sumamos el 21.48% de Mockus, el 9.16% de Gustavo Petro, del PD, y el 4.38% de Rafael Pardo, del PL, tenemos un voto opositor de 35.02%. Exactamente lo mismo.
La pregunta entonces es cómo se distribuyeron las preferencias uribistas sin Uribe de candidato, y las de la oposición. En cuanto a lo primero, Santos era claramente el candidato respaldado por Uribe; paradójicamente, el crecimiento de Mockus en las encuestas debe haber sido muy útil para que Santos concentre el voto uribista en el en el último tramo de la campaña. En cuanto a la oposición, el PD cayó a la mitad, el PL continuó empequeciéndose, y Mockus dio un salto espectacular. La novedad está en que el voto opositor migró de los aparatos partidarios a una candidatura “alternativa”. Esto, no debemos olvidar, solo en la elección presidencial; en el Congreso electo en marzo, el Partido Liberal es el tercer partido con más representación, detrás del Partido de la U y del Partido Conservador; no hay que precipitarse en extender certificados de defunción de los partidos tradicionales. En cuanto al voto uribista, se impusieron claramente las maquinarias partidarias: el combustible de las mismas está en el acceso a los recursos manejados desde el poder, por lo que ellas se han autonomizado de los liderazgos oficiales de los partidos. No olvidemos que tanto Uribe como Santos vienen del partido liberal.
Finalmente, esta elección ha sido muy interesante no solo porque mostró los límites de las encuestas de opinión, también porque mostró el triunfo de las estrategias y del marketing electoral, por encima de consideraciones identitarias. Al sugerir las encuestas una elección reñida entre Santos y Mockus, la respuesta de Santos se basó en movilizar las maquinarias tradicionales, buscar identificarse con los temas más demandados por la mayoría de electores, y resaltar los errores de Mockus, mientras que este mantuvo un discurso alternativo. Los resultados están a la vista: mientras Mockus concentró el voto que aspira al cambio, Santos concentró el voto uribista. En un país en el que un 70% de los colombianos apoya la gestión del presidente Uribe, los resultados dejan de ser sorprendentes.
VER TAMBIÉN:
Carlos Meléndez
http://jorobadonotredame.blogspot.com/2010/06/lecciones-desde-colombia.html
http://jorobadonotredame.blogspot.com/2010/06/analisis-de-la-primera-vuelta.html
http://jorobadonotredame.blogspot.com/2010/05/analisis-de-la-primera-vuelta.html
especialmente este artículo:
http://jorobadonotredame.blogspot.com/2010/06/factores-que-determinan-el-voto-en.html
El voto, el miedo y la esperanza
Por: César Rodríguez Garavito
http://www.elespectador.com/columna-206216-el-voto-el-miedo-y-esperanza
Balance
Por: Francisco Gutiérrez Sanín
http://www.elespectador.com/columna-206840-balance
Mockus’ Unexpected Weakness
By Steven L. Taylor
http://www.poliblogger.com/?p=19047
Quien busca encuentra
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Tomemos en serio la coyuntura que se presenta y vinculémonos, acogiendo
cualquier forma de hacerlo y demos la bienvenida a lo que el resto quiera
brindarnos
Hace 5 horas.
1 comentario:
Señor Tanaka:
1. Pero... ¿era Mockus el opositorum de Uribe? ¿Qué sentido tenía entonces inclinarse hacia él si era en el fondo la continuidad, solo que con otra cara?
2. Si observa usted con cuidado, Mockus era el sparring perfecto para que Uribe golpeara más duro, al demostrar que no había un rival a su altura ni menos quien le enmendara la plana (nunca se dio una crítica en serio a su gestión, solo eran poses y actitudes mediáticas).
3. Creo que eso también pesa en el electorado, a diferencia de cuando se presenta un contrincante que propone medidas distintas.
4. Yo no creo que represente un buen manejo de marketing porque también el marketing se equivoca tanto como las encuestas. Se trata, yo diría, de la realidad de cada país, que en sí misma representa una casuística distinta y no trasladable a otras realidades (esto no hubiese pasado en Bolivia, por ejemplo).
5. ¿Qué lecciones nos da al Perú? Que si el contrincante al sistema es también defensor del sistema el que tendrá que ganar es el que lo representa mejor, es decir, entre un Toledo y un Castañeda tendrá que ganar Toledo porque su línea es "la más dura" y comprobada, versus la indefinida e ignota de Castañeda. Solo frente a un Humala se podría medir el real panorama político de nuestro país.
Muchas gracias.
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