Artículo publicado en Perú21, martes 23 de setiembre de 2008
http://e.peru21.pe/102/impresa/pdf/2008/09/23/216873.pdf
Todos los meses, después de conocer los últimos indicadores de desempeño económico, las encuestas de opinión sobre la evaluación de la gestión del presidente y del gobierno, así como los reportes de conflictos de la Defensoría del Pueblo, volvemos a la discusión de por qué, pese a que la economía crece, los ciudadanos se sienten tan descontentos.
El desconcierto me parece válido; se trata de una situación que afecta al presidente García, pero también afectó al presidente Toledo, lo que sugiere la existencia de un tema de fondo. Recordemos aquello de “si Wall Street y Washington están aplaudiendo, ¿por qué no me aplaude la gente en la calle?” (mayo 2004). Sin embargo, antes las cosas no eran así: si analizamos el fujimorismo, veremos una relación muy directa entre crecimiento económico y popularidad presidencial: por ejemplo, desde setiembre de 1998 hasta setiembre de 1999 la economía cayó, y con ella la aprobación a la gestión y la intención de voto por este; pero al recuperarse la economía entre octubre de 1999 y marzo de 2000, ambas se recuperaron. Si miramos más atrás, es claro que la popularidad del fujimorismo en su primer gobierno se explica en gran medida por el control de la inflación y la recuperación de la economía; también la popularidad de García entre 1985 y 1987. Uno hace una misma constatación si mira países vecinos: los presidentes son premiados por un buen desempeño económico, en términos generales.
Considero que una buena pista que se debe explorar es de qué manera el crecimiento, inevitablemente lento, insuficiente y desigual, permite financiar agresivas políticas sociales que hagan creíble la invocación a los postergados a tener paciencia. Ellas serían la cadena que permite vincular el crecimiento con la legitimidad política. ¿Por qué García II y Toledo no pudieron hacer políticas sociales que sí pudieron hacer, en medio de todo, Fujimori y García I?
La respuesta hay que buscarla, me parece, en la precariedad política de los últimos años. Si bien Fujimori no tenía partido ni cuadros propios, no se hizo problema en convocarlos y respaldarlos, mientras no estorbaran con su conducción política general. Y así armó una impresionante maquinaria clientelística. Toledo desmontó esa maquinaria, pero no la sustituyó por ninguna otra; abrió espacio para la acción de gobiernos regionales y municipios, pero no tuvieron la misma eficacia; convocó a algunos técnicos capaces, pero desconfiaba de ellos, y no los dejó actuar. García comparte con Toledo la desconfianza hacia la tecnocracia tanto de derecha como de izquierda, y tiene, además, que satisfacer fuertes demandas partidarias, presión que para Toledo no era tan fuerte.
En otras palabras, no solo hay bloqueos estructurales: también, y sobre todo, políticos.
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4 comentarios:
Martín, ¿a que te refieres cuando señalas que "García comparte con Toledo la desconfianza hacia la tecnocracia tanto de derecha como de izquierda"? Más allá del despido de Mazzeti y la baja de sueldos para tecnocratas a comienzos de su segundo gobierno, no recuerdo un distanciamiento entre García y la tecnocracia.
Jorge
Jorge,
se trata de una hipótesis. La idea es que García y el APRA detestan a la tecnocraia de izquierda, son perros del hortelano, caviares, etc. De otro lado, sienten que le han dado a la tecnocracia de derecha el manejo macroeconómico, lo que es bastante, así que no se le debe dar más. Así, la política social queda en manos partidarias, muy débiles, muy poco eficientes, sin posibilidad de tener alto perfil político.
Martin,
en tu hipótesis no mencionas el control de loc medios de comunicación que ejerció la dupla Fujimori - Montesinos. Algo de eso se quiere repetir en el gobierno de Alan II (Garrido Lecca y La Razón, por ejemplo) pero los tiempos son otros.
Javier
Es cierto, algo que diferencia a el gobierno de Toledo y el segundo de Garcia, con respecto al gobierno fujimorista es que, Fujimori valoraba la tecnocracia en la administración, por lo que cuando se analiza el ciclo de Fujimori siempre da la sensación de que fue mas eficiente, en pocas palabras a Fujimori lo que le importaba era funcionarios que pensaran y que pudieran darle forma a sus interese como gobierno y personales, mientras tanto con Toledo y Garcia para ser funcionario hace falta presentar el carné del partido.
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