lunes, 25 de marzo de 2013

Balance inicial de la revocatoria

Artículo publicado en La República, domingo 24 de marzo de 2013

- Villarán nunca debió llegar a la situación en la que terminó. Ya ha sido comentado bastante: sobreestimación de respaldo y capacidades, subestimación de adversarios, falta de acción política. Decepcionante que una gestión de izquierda termine en tan poco tiempo alejada de su base de apoyo original, asentada en sectores populares.

- En enero, un 65% de limeños desaprobaba la gestión de Villarán, y la aprobaba un 28%; un 59% estaba a favor de la revocatoria, y un 32% en contra (IPSOS). Es impresionante que el “Sí” haya perdido, iniciando el partido con 27 puntos de diferencia. Ya se ha dicho: no tuvieron una campaña propiamente dicha, y la del No fue muy eficiente. El No consiguió recursos, construyó una coalición muy amplia (desde la CONFIEP hasta la CGTP, desde el PPC hasta Patria Roja, desde Mónica Sánchez hasta Melcochita, de líderes de opinión a ciudadanos de barrios populares), tuvo una conducción disciplinada, objetivos claros, argumentos convincentes. Las campañas fueron decisivas.

- A pesar de esto, hasta una semana antes de la elección, el Sí tenía el 49% y el No el 40%, y la tendencia de crecimiento de este se veía estancada desde finales de febrero; al mismo tiempo, un 61% desaprobaba la gestión de la alcaldesa, y solo un 34% la aprobaba. El crecimiento del No en el sector C parecía tocar techo, y los sectores D y E parecían difíciles de convencer. En la última semana, IPSOS registra un cambio impresionante a favor del No: en Lima Norte y Este el No aumenta cinco puntos, y en Lima Sur catorce. Este cambio se explica fundamentalmente por los groseros errores de campaña del Sí el día del debate y en los cruciales días posteriores, en los que los indecisos terminan de definirse; no sería la intervención de Lourdes Flores o Luis Bedoya los que inclinaron la balanza en las zonas populares, sino los papelones del Sí. En todo caso, habría que rescatar la acción de los alcaldes de Ate, Comas, Villa María del Triunfo, Villa el Salvador, a favor del No.

- Todo esto muestra que una gran parte de los ciudadanos votó por el No a la revocatoria de Villarán a pesar de no estar conformes con su gestión, lo que se confirma al ver la votación por regidores. Villarán se salvó, pero sería un gran error interpretar esto como un respaldo político.

- La votación de regidores sugiere que Fuerza Social, que ya no existe como tal, es el gran derrotado de todo el proceso. En esa derrota algunos cuadros destacaron y acumularon un importante capital político personal, pero el proyecto original ha sido enterrado. De otro lado, la mayoría de regidores de oposición se salvaron no porque tuvieran más votos que los de FS, sino por el aumento de los votos en blanco.

- Para que Villarán termine bien su gestión, es imprescindible mantener el espíritu de la campaña por el No, y no repetir los errores que originaron todo esto: sobreestimación de respaldo y capacidades, subestimación de adversarios, falta de acción política…

miércoles, 20 de marzo de 2013

Resultados de la revocatoria

Datos considerando actas procesadas al 100%, contabilizadas al 54.35%. Comentaré estos resultados en mi columna del domingo...

Votos en blanco: notar una tendencia al alza constante, con aumentos dramáticos al pasar de Villáran a los regidores, y de la primera a la segunda columna de la cédula


Votos por el Sí y por el No: por lo visto, un número importante de electores decidió salvar a Villarán y se desentendió del resto; luego, entre el número 2 y el 20, son más los sí que los no; del 21 en adelante, a muchos dentro del sí y del no les da flojera seguir marcando, pero en particular a los del sí, que tienen una caída muy pronunciada. Esa es la razón por la que se salvan esos regidores, no por la existencia de un "voto cruzado": si así fuera eso debería verse en un aumento de votos por el no a partir del 21, pero no se ve, lo que aumentan son los votos en blanco:


A continuación, datos de los diez distritos con más electores (con ellos tenemos un 60% del total):

San Juan de Lurigancho (gana el sí)


San Martín de Porres (gana el no, salvo en el caso de Castañeda)


Comas (gana el sí)


Ate (gana el no, salvo en el caso de Castañeda)


San Juan de Miraflores (gana el no con Villarán, pero el sí en todos los regidores; caso raro. Nótese el aumento de votos en blanco al pasar de Villarán a los regidores, especialmente dentro de los que votaron por el no a Villarán):


Villa el Salvador (gana el sí; una vez más, Villa el Salvador tiene muy poco que ver con lo que fue en las décadas de los años setenta, ochenta y parte de la de los noventa)


Villa María del Triunfo (gana el sí)


Cercado (gana el no, salvo en el caso de Castañeda)


Santiago de Surco (gana el no)


Los Olivos (gana el no, salvo en el caso de Castañeda)


En estos diez distritos, el no a la revocatoria a Villarán llega a 832,798 votos, y el sí a 717,018.

Si  No 
San Juan de Lurigancho  150,677 142,470 293,147
San Martín de Porres  89,068 96,908 185,976
Comas  86,976 78,225 165,201
Los Olivos  57,356 68,656 126,012
San Juan de Miraflores 61,896 62,241 124,137
Ate  58,511 64,529 123,040
Villa el Salvador  59,519 56,748 116,267
Cercado  53,098 60,387 113,485
Villa María del Triunfo  58,062 54,026 112,088
Santiago de Surco 41,855 63,051 104,906


De yapa:

Miraflores (gana el no)


San Isidro (gana el no)


En estos dos distritos, de pocos electores y de clase alta, se ve una lógica por la cual los votos por el sí aumentan al pasar de Villarán a los regidores, aunque igual gana el no, y luego los votos por el no aumentan al pasar del regidor 20 al 21, es decir un sector de los que votó sí de 2 al 20 pasó al no del 21 al 40. Pero son muy pocos electores, y no afectan los resultados, ni siquiera en estos dos distritos pequeños. Algo de esto se ve también en Santiago de Surco, pero, nuevamente, sin afectar el resultado del distrito.

lunes, 18 de marzo de 2013

Huaycán y la encrucijada limeña

Artículo publicado en La República, domingo 17 de marzo de 2013

Hacia 1987 era estudiante de sociología y practicante en la Oficina de Participación Vecinal de la Municipalidad de Lima, durante la gestión de Alfonso Barrantes. Me tocó apoyar diversos trabajos en el proyecto especial Huaycán, en el distrito de Ate; en aquel tiempo, cuando no existían los celulares, internet o el correo electrónico, cualquier comunicación entre la Municipalidad y los dirigentes de la comunidad implicaba que alguien debía llevar una carta desde un lugar al otro, o llevar un afiche o aviso para pegarlo en alguna pared, y ese era básicamente mi trabajo. Claro que entre ir y venir uno se quedaba y conversaba tanto con dirigentes, vecinos, como con funcionarios de la municipalidad, y recuerdo esos años con mucho cariño y gratitud, como una extraordinaria experiencia de aprendizaje.

El proyecto Huaycán de alguna manera quería replicar en la década de los años ochenta lo que Villa el Salvador significó en la de los setenta: una comunidad “autogestionaria”, basada en una ocupación ordenada y planificada, en la que la participación y el “protagonismo popular”, la promoción de la vida vecinal, el encuentro en espacios públicos, eran algunos de los valores que la regían. Todo se expresaba en una particular manera de planear la construcción de las viviendas, de las manzanas, de las zonas, alrededor de “Unidades Comunales de Vivienda”; y era parte por supuesto de un discurso de izquierda que se planteaba como alternativo a los valores del individualismo promovido por lógicas de mercado. Sin embargo, lo que rápidamente se pudo comprobar era que ni los dirigentes ni vecinos estaban convencidos de las bondades de esta lógica, que muchos preferían un diseño y una lógica de construcción más convencional, con más autonomía familiar e individual, para quienes la acción colectiva era percibida como una herramienta útil para resolver algunos problemas comunes, pero no como una apuesta de largo plazo. De hecho, como en todos los barrios de Lima, la vida asociativa fue muy intensa en las primeras etapas de la habilitación urbana, pero una vez cumplidas, la lógica tiende a ser más familiar e individual.

En estos días, la experiencia de Huaycán ha vuelto a mi memoria. Lima enfrenta este domingo (hoy), en el fondo, una encrucijada parecida: optar entre seguir una lógica convencional, tradicional, que si bien ha hecho de Lima una ciudad caótica e insegura, también ha generado los espacios y oportunidades para el progreso de las familias, aunque a un alto costo social; o apostar por una nueva lógica de ordenamiento urbano, que en teoría puede funcionar mejor, pero cuyos resultados son difíciles de percibir e imaginar para muchos ciudadanos, sus supuestos beneficiarios; y que trasuntan también los límites de razones tecnocráticas y de sus dificultades para entenderse con el sentido común y la “razón práctica” de las personas. Eso es lo que está en juego para Lima y los limeños.


VER TAMBIÉN:

Huaycán: una experiencia de habilitación urbana
Xavier Ricou
Boletín del Instituto Francés de Estudios Andinos, XVII, n° 1, 1988, p. 65-85.

Huaycán self-managing urban community: may hope be realized
Pedro Arèvalo
Environment and Urbanization 1997 9: 59

LA VIOLENCIA EN HUAYCÁN
Comisión de la Verdad y Reconciliación

LOS ASESINATOS DE MARIA ELENA MOYANO (1992)Y PASCUALA ROSADO (1996)
Comisión de la Verdad y Reconciliación

martes, 12 de marzo de 2013

Argumentos, año 7, n° 1, marzo 2013


En este número...

COYUNTURA

Balance político de la revolución ciudadana. ¿La gran transformación?,
Ivette Sosa y Armando Chaguaceda, p. 3

La nueva propuesta del Estado para el abordaje de conflictos sociales: la Oficina Nacional de Diálogo y Sostenibilidad,
César Bedoya, p. 10

HACIA UN DIAGNÓSTICO DE LIMA METROPOLITANA

El modelo urbano que sigue Lima en la actualidad: el responsable olvidado de la inseguridad,
Pablo Vega Centeno, p. 14

La desnutrición crónica en Lima Metropolitana,
Úrsula Aldana,  p. 21

Patrones de transporte en Lima Metropolitana: a dónde, cuánto y por qué viajan los limeños,
Roberto Piselli, p. 25

REVOCATORIA Y DEMOCRACIA

Las revocatorias en el Perú: entre la participación masiva y la debilidad institucional,
María Isabel Remy, p. 29

¿Por qué muchos pobres no quieren a Susana Villarán?,
Wilfredo Ardito, p.38

Racionalidad y emotividad en las elecciones peruanas: una propuesta de investigación,
Arturo Maldonado, p. 44

Revocatoria 2013: la prensa, las encuestas y el peso de las palabras,
Carolina Arrunátegui, p. 50

CRÍTICA Y RESEÑAS

Entre brechas y soledades. Política y sociedad en el Perú: a propósito de La soledad de la política, de Carlos Meléndez
Guillermo Rochabrún, p. 57

Reseña al libro Memorias de un Soldado Desconocido de Lurgio Gavilán (IEP -2012)*,
Ramón Pajuelo, María Eugenia Ulfe, Jacqueline Fowks, Fernando Calderón
 p. 65

lunes, 11 de marzo de 2013

El chavismo en el tiempo

Artículo publicado en La República, domingo 10 de marzo de 2013

Creo aportar algo a lo mucho escrito a propósito del fallecimiento del presidente Hugo Chávez (1954-2013) proponiendo una mirada del chavismo a lo largo del tiempo.

El Chávez del Movimiento Boliviariano 200, que intenta derrocar a Carlos Andrés Pérez en 1992, es un nacionalista radical. Ese mismo Chávez es el que forma el Movimiento Quinta República y gana la elección de 1998, como una suerte de frente político antisistema, en el que cabían tanto sectores de izquerda como aquellos hartos del orden “partidocrático” imperante. Todos coincidieron en la necesidad de fundar un nuevo orden institucional, expresado en la Asamblea Constituyente y la nueva Constitución de 1999, y en la primera reelección de Chávez en 2000. Podría decirse que el nuevo orden no tenía en sí mismo ningún componente no democrático, el problema fue que la refundación institucional era acompañada de una lógica de copamiento impuesta por una fuerza mayoritaria, aunque todavía no hegemónica. Hasta los primeros años de la década de 2000 el chavismo era fuertemente cuestionado, y el intento de golpe de Estado de 2002 fue resultado del descontento existente. Su base de respaldo era ya era claramente popular, y se consolidó de un lado de un clivaje socio-económico, pero también étnico y cultural, que también conocemos en el Perú. De allí la polarización extrema que generó.

La oposición intentó sacar a Chávez del poder apelando a una revocatoria, en agosto de 2004, que este terminó ganando. Para entonces ya se beneficiaba del crecimiento económico que ha favorecido a toda la región desde esos años, basado en el aumento de los precios de las materias primas. Esto, y el ausentismo de la oposición le permitió consolidar un poder prácticamente total: en diciembre de 2005 las elecciones legislativas le dieron a Chávez el control del 100% del Congreso, hegemonía confirmada con la segunda reelección de Chávez en 2006.

En este periodo se consolidaron las políticas sociales que han generado la identificación de gran parte de los sectores populares con Chávez; al mismo tiempo, se dejó la lógica de frente político para pasar a una más ideológica de construcción del “socialismo del siglo XXI”, y del “partido único” de la revolución. Dos caras de la misma moneda, que dieron lugar a mejoras sociales, pero también a autoritarismo, ineficiencia, corrupción, culto desmesurado a la personalidad, y acentuación de un modelo económico petrolero y rentista, nada “alternativo”. Esto le dio nueva oportunidad a la oposición, que recuperó presencia en el Congreso desde 2011 y en la elección presidencial de 2012, en la que Chávez fue reelecto por tercera vez.

¿Qué lección extraer de este recorrido? A mi juicio, que la concentración excesiva de poder es intrínsecamente negativa, y que conspira contra las mejores intenciones revolucionarias. También que si la democracia no es eficaz en el terreno distributivo, siempre estará amenazada por liderazgos mesiánicos.

lunes, 4 de marzo de 2013

Revocatoria y democracia directa

Artículo publicado en La República, domingo 3 de marzo de 2013

El pedido de revocatoria de la alcaldesa de Lima ha puesto en discusión la conveniencia o no de este mecanismo de democracia directa y de todos en general, en tanto podrían dar lugar a prácticas que “desnaturalizarían” su esencia y debilitarían a la democracia representativa.

Existen múltiples críticas a la democracia representativa, y al hecho de que en ella el juego político parece restringirse a los partidos y a las élites políticas; los ciudadanos no se sentirían representados o partícipes de las decisiones que se toman en su nombre, por lo que el remedio para algunos consiste en ampliar la arena política a la acción directa de los ciudadanos ya sea en ocasiones específicas (referéndums, plebiscitos) o de manera regular mediante mecanismos de consulta y participación. No se trataría de construir una forma alternativa de régimen político, sino de fortalecer la democracia representativa complementándola con mecanismos de democracia directa, participativa, o deliberativa.

El saldo que deja la adopción de estos mecanismos en general es muy ambiguo: en ocasiones cumplen efectivamente funciones de legitimación de sistemas políticos democráticos, en otras los debilitan; pueden legitimar gobiernos con tendencias autoritarias, como pueden debilitarlos; son alternativamente propuestos y repudiados por sectores tanto de izquierda como de derecha. Perú es una ilustración muy elocuente de estas ambigüedades.

En la Constitución de 1979, tomada por muchos como el estándar democrático por excelencia, los mecanismos de democracia directa y participativa no existían; ellos fueron introducidos en la Constitución de 1993, después del golpe de Estado de 1992. En esto coincidieron sectores liberales como el Instituto Libertad y Democracia de Hernando de Soto, para quienes estos mecanismos acotaban el poder del Estado; sectores de izquierda, para quienes se abría espacio para la movilización y acción directa del pueblo organizado; así como el propio fujimorismo, para el cual se denunciaba la ineficiencia de una democracia partidocrática y elitista. Más adelante, fue la oposición al fujimorismo la que se benefició de la existencia de un mecanismo como el referéndum para cuestionar el intento de segunda reelección del presidente. En los últimos años, desde la izquierda se promovió con entusiasmo la implementación de mecanismos participativos en el contexto del proceso de descentralización, que incluyó el mecanismo de revocatoria de autoridades, y algunos propusieron ampliarlo para afectar también a congresistas, por ejemplo. Pero ahora que el mecanismo afecta a una alcaldesa como Susana Villarán, se llama con razón a la cautela.

¿Qué hacer? En términos generales, pienso que deberíamos seguir con la lógica que trató de establecer la ley de partidos: dada la fragmentación y volatilidad de la arena política, de lo que se trata es de elevar las barreras de acceso a la competencia política y al ejercicio de mecanismos de participación.