domingo, 30 de septiembre de 2012

A propósito de una "chiquita" de Correo...


El pasado 27 de septiembre, el diario Correo, se refiere indirectamente a un post de este blog publicado en marzo de 2007. Quisiera decir algo muy breve al respecto.

Veo con sorpresa que algo que escribí en marzo de 2007 concite ahora tanta atención; atención que solo se explica por la actual ofensiva tanto de la ultra izquierda como de la ultra derecha en contra de la defensa de los derechos humanos, en contra de la Comisión de la Verdad y Reconciliación, que tienen como blanco común a los llamados sectores "caviares". Denostar a quienes se identifican con esas banderas es parte central de esa estrategia.

Respecto al post de marzo de 2007, solo tengo que reiterar lo que ya dije:

"No voy a mencionar los nombres de los protagonistas de esta historia, porque no se trata de juzgar a las personas. Tal vez este pata no sea el tipo de persona que esta historia sugiere, tal vez estuvo en un penoso cuarto de hora. No sé (...) He conocido gente magnífica, de primera, trabajando en ONGs o en la militancia de izquierda, con las que he tenido contacto. Ejemplos de compromiso, consecuencia, con las causas por las que trabaja, de gran calidad humana. También he conocido gente como la que les cuento, que prefiero no calificar. Vistas las cosas retrospectivamente, ese día descubrí que la izquierda no tiene el monopolio de la moralidad, de las buenas intenciones, de la conducta ética. Desde entonces, he conocido gente deplorable en todas las tiendas y posiciones políticas; también gente de primera en todas las tiendas y posiciones políticas. Para mí, ahora, eso es lo que verdaderamente importa".

Lamento especialmente que a algunos no les importe en absoluto pisotear honras, utilizar personas, manipular la información, con tal de hacer avanzar sus objetivos políticos antidemocráticos.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Es lamentable que el Sr Silvio Rendón, desde su facebook deslice el nombre de una persona, como el protagonista de la anécdota que ud contó. Y lo hace, estúpidamente, en tono de denuncia, cuando es claro que se trata de una acusación que no puede probar. Esto puede terminar en un juego consistente en demoler honras de uno y otro lado, basados únicamente en el "testimonio" de personas que se tienen mutua ojeriza. Habría que recomendarle al Sr. Rendón que lea las cosas que dicen de él sus alumnos en los foros web de la universidad en la que enseña: si diéramos por cierto todo lo que allí se afirma, él ya tendría que estar preso.

Roberto dijo...

todo mi apoyo martín, un abrazo.

Anónimo dijo...

Hay algo que no se entiende. Si tú publicaste ese post, describiendo a una persona de conducta despreciable, que no solo vivía de la desgracia ajena sino que se alegraba cuándo una nueva desgracia ocurría, ¿por qué está mal revelar la identidad de esa persona? ¿No es mejor desenmascarar a esos falsos abanderados de los DDHH? ¿Por qué revelar el nombre de la persona a la que te referías generaría un efecto peor para la causa de los DDHH que tu propio post? ¿O es que ya tu post era una zancadilla a esa causa? Hablas también de demoler honras, cuando lo único que podría demoler honras es la descripción que tú mismo hiciste y que no pocos lograron identificar. Parece una zafada de cuerpo demasiado fácil la que haces, cuando ni siquiera has podido refutar la revelación hecha por Silvio Rendón.

Anónimo dijo...

Quien trajo a colación el post de Tanaka, después de años, es un tal Jorobado de Notredame, que firma sus artículos como Carlos Melendez. Llama la atención que este analista, que en otros tiempos cuestionaba a sus colegas por inferir procesos sociales de casos singulares, se valga de este incidente (que pa concha no le consta) para denostar los argumentos de un comentarista con el que se puede discrepar, pero que a diferencia de su crítico, no lleva las ciencias sociales a la condición de chisme de salón.

Saludos,
Manuela Gomez

Martín Tanaka dijo...

Respondo brevemente uno de los comentarios anónimos: el propósito del post de marzo de 2007 era señalar que la izquierda no tiene el monopolio de la rectitud y de las buenas intenciones; y que hay gente correcta en todas partes, así como gente cuestionable en todas partes. Yo llegué a esa conclusión no solo por la anécdota específica, sino con el paso de los años.

Pero de allí a decir que "los caviares son así" hay un gigantesco e interesado trecho, ese salto es parte de una absurda y manipuladora campaña "anticaviar" frente a la cual estoy totalmente en contra.

Finalmente, no me parece que se ajuste a ningún criterio de justicia ventilar hoy el nombre de una persona que hizo un comentario a un grupo de jóvenes hace 27 años. Como ya dije, "no se trata de juzgar a las personas. Tal vez este pata no sea el tipo de persona que esta historia sugiere, tal vez estuvo en un penoso cuarto de hora. No sé".

Repito, la moraleja es que la izquierda no tiene el monopolio de la rectitud y de las buenas intenciones; y que hay gente correcta en todas partes, así como gente cuestionable en todas partes. Eso es independiente de las personas específicas de la historia que conté, y revelar el nombre sería ceder a la chismosería o sumarme a una campaña interesada cuyos objetivos rechazo.