lunes, 6 de agosto de 2012

La nueva etapa del gobierno

Artículo publicado en La República, domingo 6 de agosto de 2012

Durante la gestión de Oscar Valdés como Presidente del Consejo de Ministros, diversos analistas señalaban que la derechización del gobierno de Ollanta Humala habría llegado al extremo de haber tomado la decisión de imponer la gran inversión “a toda costa”, para lo cual el endurecimiento y la represión a sangre y fuego de las protestas sociales marcaría un punto de no retorno. Por ello, el presidente habría colocado a personajes muy cercanos a él y a Valdés en los ministerios de defensa e interior.

A la luz de la conformación del nuevo consejo de ministros presidido por Juan Jiménez, esas lecturas han revelado que carecían de fundamento, y se confirma lo que otros habían señalado: que este es un gobierno pragmático, reactivo, corto placista, sin proyecto definido, que responde a las mareas de la opinión pública, sin cuadros políticos propios capaces de enfrentar los desafíos que se presentan. Si el consejo presidido por Lerner cayó por aparecer como desordenado y concesivo, el de Valés cayó por aparecer rígido e impermeable. El primero habría caído por creer ingenuamente que con el diálogo se solucionaban los problemas, el segundo por creer que la protesta se desactiva con la mano dura. De este modo, Humala ha actuado como el político que es, al igual que antes actuaron García y Toledo: promoverán la inversión, pero no cuando los costos políticos de hacerlo sean excesivos. Esto hasta Yanacocha parece haberlo entendido, y ya se cuenta con el proyecto Quellaveco para mostrar que sí habría casos de “minería responsable”. Y hoy en la PCM y en interior se habla nuevamente de diálogo, y en defensa hay un ministro que no es parte del entorno palaciego.

Ahora bien, también habría que reconocerle al gobierno que este pragmatismo podría haber llevado por otros rumbos, como cuando se especuló con la posibilidad de un acercamiento con Solidaridad Nacional. Tal vez este camino no se consumó porque, en realidad, el gobierno no enfrenta propiamente oposición en el parlamento. Ella está en la calle.

¿Cómo enfrentar el malhumor de la calle? Nuevamente, podría haberse intentado tener ministros más “políticos” que pongan énfasis en comunicación, gestos, golpes efectistas. Por el contrario, el gobierno, en la práctica, ha decidido reforzar una suerte de estilo tecnocrático-social para atenderlas, mediante una combinación de diálogo con los núcleos movilizados y de aplicación de políticas sociales eficientes focalizadas en los más necesitados, que permita justificar el discurso de la “gran transformación gradual y persistente”.

Queda por supuesto en el aire la pregunta de si esta apuesta permitirá oxigenar al gobierno más allá del corto plazo; la apuesta “tecnocrática-social” tiene sus límites, precisamente en la falta de manejo político. En lo inmediato, en los cuestionamientos a la ministra Patricia Salas, se juega la viabilidad de esta apuesta, y lo que ella necesita es responder más políticamente a los cuestionamientos que se le hacen.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Durante la gestión de Óscar Valdés como presidente del Consejo de Ministros, diversos analistas señalaban que la derechización del gobierno de Ollanta Humala habría llegado al extremo de haber tomado la decisión de imponer la gran inversión “a toda costa”, para lo cual el endurecimiento y la represión a sangre y fuego de las protestas sociales marcarían un punto de no retorno. Por ello, el presidente habría colocado a personajes muy cercanos a él y a Valdés en los ministerios de Defensa e Interior. A la luz de la conformación del nuevo Consejo de Ministros presidido por Juan Jiménez, esas lecturas han revelado que carecían de fundamento


No sé, pero me parece que en La República existe un extraño empeño en hacernos creer que el proyecto minero Conga está paralizado. En la edición de ayer domingo he encontrado tres casos al respecto (Lauer, Uceda y usted) La verdad es que, en la práctica, Conga esta yendo. La construcción de los reservorios es parte del proyecto minero. Es más, según el propio director de Medio Ambiente y Responsabilidad Social de la corporación minera, las maquinarias y el personal necesario para construir el reservorio Chaihuagón (el primero de los 4 prometidos) empezaron a “moverse” ni bien habló el presidente Humala a finales de Junio (El Comercio, 30-6-2012). Estos reservorios serán construidos -por demanda del presidente- para “generar confianza” y luego pasar a la mina en sí (Luis Campos, Buenas Noches, Youtube).Y la construcción ha empezado sin que los peruanos sepamos bien en qué consiste las “nuevas condiciones” de la “nueva minería” que ofreció el comandante Humala con tanto dramatismo. O sea que Newmont-Yanacocha ha iniciado sus operaciones en base al EIA original, documento que ha sido causa de toda esta crisis socio ambiental y que ha provocado la caída de dos gabinetes y la muerte de cinco campesinos. Peor aún, el gobierno está imponiendo este proyecto bajo ocupación militar. Si esto no es imponer la inversión “a toda costa”, como usted señala, entonces no sé lo que “a toda costa” significa.

A propósito, no estoy de acuerdo con quienes afirman que el premier Valdez fracasó en el desempeño de sus funciones. Es cierto que no alcanzó su objetivo máximo, es decir, imponer el proyecto Conga con la aceptación pasiva y subordinada de la sociedad civil cajamarquina; pero su objetivo clave, el realmente importante para la clase a la que sirvió, sí lo alcanzó: Conga inició sus trabajos durante SU gestión. Que ese inicio se haya dado con estado de emergencia, con muertos, a pesar de las marchas de los movimientos sociales, sin leyes que garanticen la materialización de las “nuevas condiciones” de la “nueva minería”, o sea “a toda costa”, son meros detalles que, le apuesto, no le están quitando un solo minuto de sueño al ex Premier.

Anónimo dijo...

Estimado Martín Tanaka:

Soy una persona interesada en la Ciencia Política y su teoría. Quisiera saber cómo podría usted explicar el conflicto social de Conga desde la teoría de los grupos de presión, opinión pública y negociación política. Muchas gracias, disculpe las molestias.
Rosa María Chiclayo del Carpio