Artículo publicado en La República, domingo 25 de setiembre de 2011
Las urgencias de la coyuntura me impidieron comentar algunas publicaciones recientes. Ahora que la coyuntura está relativamente “quieta” porque contamos con un gobierno que hasta el momento se muestra muchísimo más razonable de lo que podría haberse previsto durante la campaña electoral, dediquemos un tiempo a los libros.
La historiadora Carmen Mc Evoy continúa con una línea fascinante de exploración, la de aportar a la comprensión de asuntos fundamentales de nuestra historia que involucran visiones conflictivas con países vecinos, analizando cómo son vistas desde ellos. Así, en Guerreros civilizadores. Política, sociedad y cultura en Chile durante la Guerra del Pacífico (Lima, Centro de Estudios Bicentenario, 2011, 431 p.) sigue una línea iniciada con su libro Armas de persuasión masiva. Retórica y ritual en la Guerra del Pacífico (Santiago, CIP, 2010). Mc Evoy estudia cómo se construyó un discurso nacionalista en Chile que tenía que justificar la invasión de territorios ajenos, presentándola como una empresa civilizadora, contra enemigos pérfidos y atrasados, bendecida por la voluntad divina. Mc Evoy sugiere cómo estos discursos buscan encubrir tensiones, problemas no resueltos, y desmonta su carácter ideológico, sus contradicciones y límites.
No es común encontrar este tipo de aproximaciones en las ciencias sociales peruanas. Afortunadamente, poco a poco aparecen trabajos en esta línea. Un aporte en esta dirección es el valioso documento del historiador Daniel Parodi, Lo que dicen de nosotros. La Guerra del Pacífico en la historiografía y textos escolares chilenos (Lima, UPC, 2010, 105 p.) que, en términos generales, sostiene una tesis similar a la de Mc Evoy, mostrando además cómo estas retóricas nacionalistas siguen vivas entre nosotros.
En algún momento deberíamos ser capaces de construir una historia común sobre la Guerra del Pacífico entre bolivianos, chilenos y peruanos (y de América Latina en general), más allá de nuestras retóricas nacionalistas, tal como la integración europea ha promovido la revisión de los relatos particulares de la historia de cada uno de sus países. A propósito hay un libro que merece leerse, del historiador estadounidense William Sater, Andean Tragedy. Fighting the War of the Pacific, 1879-1884 (Tragedia andina. Peleando la Guerra del Pacífico, 1879-1994. University of Nebraska Press, 2007). Allí prima una visión en la cual la guerra es precipitada por intereses comerciales y políticos de los tres países, en los que los terminan involucrados sin habérselo propuesto seriamente. En esa guerra se enfrentaron tres países con retos, desafíos y problemas similares, en donde quien termina ganando lo hace por contrar con fuerzas armadas un poco mejor pertrechadas, organizadas y profesionalizadas que los otros. Camino a la conmemoración del bicentenario de nuestra vida republicana, la reflexión sobre estos aportes es más que necesaria.
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