domingo, 29 de mayo de 2011

El Perú de Carlos Iván Degregori

Artículo publicado en La República, domingo 29 de mayo de 2011

Me sumo a los muchos merecidos homenajes hechos a Carlos Iván Degregori preguntándome por la imagen de país que nos deja su obra. Imposible responder con propiedad esa pregunta, menos dentro de los límites de este artículo. Pero creo que el punto de partida podríamos ubicarlo en el descubrimiento, junto con otros autores de su generación de científicos sociales de izquierda, de la “dimensión nacional” (dejando de lado el pensar el país desde “modelos” revolucionarios extranjeros), y del pensamiento de Antonio Gramsci, que llevó a pensar el cambio social como un proceso de construcción de hegemonía, que no puede ser impuesto por una vanguardia esclarecida. Al mismo tiempo, su formación de antropólogo, su experiencia familiar y laboral en Ayacucho, lo llevaron a considerar centralmente la importancia de la etnicidad y de lo andino para entender el país.

En la década de los años ochenta tuvimos democracia, una izquierda en ascenso y Sendero Luminoso. Degregori destaca por una mirada lúcida, que valora la democracia como régimen, que propone a la izquierda la tarea de persuadir al pueblo entroncándose con sus tradiciones nacionales, y de deslindar con senderismo. Sus investigaciones fundamentan estas orientaciones, mostrando un país en el cual la modernización y las ansias de progreso son claves, en el cual la población andina opta masivamente por exigir una incorporación plena a la comunidad nacional, donde es central la demanda por reconocimiento tanto de su identidad cultural como de sus derechos económicos, sociales y políticos. Sendero Luminoso aparece como la negación de ese proceso: como un proyecto fundamentalista, totalitario, anticampesino.

El camino de un Perú en proceso de democratización queda trunco con el giro autoritario de Alberto Fujimori a pocos meses de llegar al gobierno en 1990, aunque a partir de la captura de Abimael Guzmán Sendero Luminoso se derrumbara rápidamente. Degregori entonces escribió para demostrar la verdadera razón de la derrota de Sendero, gestada desde las rondas campesinas, lo que lo llevó a preocuparse por el tema de la memoria, su construcción, sus usos. Denunció al fujimorismo en sus intentos de presentarse, tergiversando la historia, como salvador de la patria, lo que lo llevó a investigar y denunciar sus arbitrariedades, mentiras, manipulaciones.

Todo esto lo preparó para ser protagonista en la redacción del Informe Final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación, y luego de ser perito en el juicio contra los crímenes perpetrados durante el gobierno de Fujimori, organizados desde la cúpula del poder. En cuanto al periodo reciente, creo que para Degregori quedó por resolverse la posibilidad de que el país pudiera seguir avanzando en un camino de mayor integración nacional, inclusión social y democratización política, o que se caiga en una camino de exclusión, desigualdad, autoritarismo. El dilema sigue abierto.

VER TAMBIÉN:

Elogio de la lucidez
Enfrentó la muerte con una entereza y serenidad admirables. Finalmente esta lo alcanzaría en un estado de febril producción intelectual. Carlos Iván Degregori, antropólogo, académico comprometido, analista brillante de la violencia de Sendero Luminoso y de la década de la antipolítica de los 90, partió hace unos días dejando no solo una sólida obra de análisis y reflexión social, sino un ejemplo de dignidad. Este es nuestro homenaje.
Por Raúl Mendoza
http://www.larepublica.pe/impresa-domingo/elogio-de-la-lucidez-2011-05-29

Ese país EXISTE
La partida del antropólogo Carlos Iván Degregori (1945-2011), el pasado 18 de mayo, ha dejado un profundo vacío en las ciencias sociales peruanas. Su legado permanece en sus libros y en su enorme apuesta por entender el Perú.
Por: Jorge Paredes
http://elcomercio.pe/impresa/notas/ese-pais-existe/20110529/764729

domingo, 22 de mayo de 2011

Polarización: ¿a quién beneficia?

Artículo publicado en La República, domingo 22 de mayo de 2011

En las últimas semanas han ganado preeminencia algunos “núcleos duros” que apoyan a los candidatos en competencia, a pesar de los intentos por parte de estos de moverse al centro político. Esos núcleos duros asumen que la posición propia es la única válida, y ella se presenta a sí misma como racional y éticamente superior, con lo cual la posición contraria resulta insostenible. Ella solo puede ser explicada, para los sectores populares, por la ignorancia, la manipulación, la primacía de emociones primarias. Pero cuando se trata de periodistas, por ejemplo, estos argumentos no funcionan. Entonces, si un periodista es percibido como contrario a Humala, esto solo puede explicarse para su núcleo duro porque se defienden intereses particularistas, o peor aun, por la pura corrupción. Por otro lado, si un periodista es percibido como contrario a K. Fujimori, la única explicación es la perniciosa persistencia de ideológicas trasnochadas y dañinas para el país. Esta manera de ver las cosas es la que ha llevado a varias censurables agresiones y amenazas a diversos periodistas, donde escandaliza aquella de la que fue víctima don César Lévano, director del diario La Primera.

Se impone un llamado a la moderación de ambos lados. La polarización de la campaña exacerba la incertidumbre, los temores y tiende a favorecer a quien parece ser la opción más segura y conservadora, lo que no favorece a Ollanta Humala. Otro aspecto perjudicial para él es que en las últimas semanas la campaña ha tendido a asumir connotaciones morales: el voto fujimorista sería una indignidad, de allí que se convoque a figuras de gran prestigio (intelectuales, profesionales y artistas) independientes y de otros grupos políticos, ante los cuales se asumen compromisos de honor. El problema está en que, sin querer, se proyecte una imagen elitista, mientras que en la otra orilla, K. Fujimori evita aparecer como la candidata del establishment, y se rodea de deportistas y figuras del espectáculo.

El movimiento hacia el centro de Humala ha sido necesario para disipar parte de los temores que suscita entre los poderes de facto y los sectores medios y altos. Hasta el momento el discurso de Humala se ha dirigido tanto a los sectores más excluidos, como a las élites del país. Sin embargo, hasta ahora no muestra iniciativas eficaces para los sectores que definirán la segunda vuelta, los sectores C y D en Lima y el norte del país, para los que los discursos de un Estado redistributivo, de los compromisos con la estabilidad institucional o el de la dimensión moral de la elección no resultan particularmente seductores. En estos sectores los intereses parecen ir más por las propuestas de desarrollo regional y local, de creación de empleos, de manejo de la seguridad ciudadana. Quien responda mejor a esas demandas ganará la elección.

PS. La próxima semana me despediré del gran maestro Carlos Iván Degregori.


VER TAMBIÉN:

Se desprende del análisis precedente: "Ligero avance de Keiko Fujimori", según IPSOS-APOYO. Ver:

http://www.ipsos-apoyo.com.pe/sites/default/files/opinion_data/Ligero-avance-de-Keiko-Fujimori.pdf

domingo, 15 de mayo de 2011

La tercera vuelta García – Toledo

Artículo publicado en La República, domingo 15 de mayo de 2011

La segunda vuelta Humala-Fujimori obviamente concita toda nuestra atención, pero hay otra competencia que se está dando paralelamente y que no deberíamos desatender: la tecera vuelta entre Alejandro Toledo y Alan García.

Como se recordará, Toledo tuvo muy bajos niveles de aprobación a su gestión durante gran parte de su gobierno, con un promedio de poco más de 10% entre finales de 2003 y finales de 2005, según las encuestas de Apoyo de ámbito nacional. Sin embargo, en 2006, el último año de gobierno, su aprobación subió sistemáticamente, y entre enero y marzo, llegó hasta el 18%. Después de la primera vuelta, los temores que despertaban tanto Ollanta Humala como Alan García probablemente ayudaron a tener una visión más indulgente de su gobierno, y su aprobación subió hasta 28% en abril, y terminó con un 33% en julio. En agosto de 2006, ya con García en el poder, la aprobación a su gobierno llegó al 42%. En el caso de García, la aprobación a su gestión promedió 25% entre 2009 y 2010, más que el doble que su predecesor; pero a diferencia de este, no subió entre enero y marzo de su último año. Sin embargo, sí ha pegado un salto a 32% en abril después de la segunda vuelta, en la que nos vemos obligados a elegir entre Humala y K. Fujimori, y muestra una tendencia ascendente, dato confirmado por otras encuestadoras.

De otro lado, pese a que la popularidad de Toledo tuvo una recuperación al final de su gestión, esta no alcanzó para tener un desempeño decoroso en las elecciones de 2006: Perú Posible no logró presentar candidato presidencial (recuerden a los candidatos fallidos Jeanette Emmanuel y Rafael Belaunde), solo presentó lista parlamentaria, y apenas lograron superar la valla electoral de 4% y elegir dos congresistas. En el caso del APRA, a pesar de que la segunda gestión de García no ha sido catastrófica como la primera, tampoco logró hacer viable una candidatura presidencial, con la renuncia de Mercedes Aráoz, y la lista parlamentaria apenas superó la valla del 5% y lograron elegir cuatro congresistas.

En suma, en la competencia con Toledo, García gana en la aprobación a su gestión durante el gobierno, pero en el tramo final la cosa está muy peleada. Quedan sin embargo más de dos meses de gobierno; a diferencia de 2006, el contexto actual es de crecimiento económico, y García ha planificado grandes inauguraciones en las próximas semanas. A esto hay que añadirle anuncios recientes de aumentos a militares y policías, el congelamiento en el precio de los combustibles, y otras medidas efectistas. ¿Será que García, pese a todo, al igual que Toledo, dejará el gobierno con una aprobación sustancialmente mayor a la que ha tenido a lo largo de este, y superior al 42% de su predecesor? Si Toledo logró ser protagonista de las últimas elecciones, García sueña con serlo en 2016, elección en la que se enfrentaría, nuevamente, a Alejandro Toledo.

domingo, 8 de mayo de 2011

Ollanta Humala

Artículo publicado en La República, domingo 8 de mayo de 2011

En las últimas semanas se discute sobre cuál sería el “verdadero” Humala, y se toman como referencias a Hugo Chávez y a Lula. Resolver este misterio ha llevado a los medios a buscar psicólogos que intenten penetrar en lo más hondo de su inconciente.

Creo que lo más razonable es empezar por preguntarnos si Humala tiene un proyecto bien definido, dispuesto a imponerlo apenas se presente la oportunidad, o si no lo tiene, y en realidad se trata de un político pragmático que ajusta su conducta a las necesidades de la coyuntura. En realidad, lo que marca toda la biografía de Ollanta Humala es la constante mudanza, no la firmeza alrededor de algún programa. Empezó con una mezcla de militarismo velasquista aprendido en los cuarteles y de etnocacerismo fascista aprendido de su padre; a la que sumó un componente conservador y represivo, proveniente de la Escuela de las Américas y de su experiencia práctica como jefe de la base contrasubversiva en Madre Mía. En 2000, Ollanta y Antauro Humala encabezaron una sublevación con fines propagandísticos, para dar viabilidad al proyecto político familiar expresado en la revista Ollanta. Convertirse en una figura pública hizo ver a O. Humala la necesidad de revisar su formación: estudió la Maestría en Ciencia Política en la Universidad Católica, y empezó un distanciamiento físico (como agregado militar en el extranjero) y político de su hermano. Cuando este encabezó la insurrección en Andahuaylas, en 2005, Ollanta la respaldó; al darse cuenta del alto costo político de hacerlo, retrocedió y la condenó.

En 2006 postuló a la presidencia, pero al no tener partido propio, terminó bajo las siglas de UPP rodeado de personajes a los que recién conoció. Después de la derrota vió deshacerse la alianza, pero no armó ninguna otra. Poco antes del cierre de la fecha para inscribir candidaturas para las últimas elecciones, terminó liderando una alianza que juntó lo que quedó del núcleo armado en 2006 con líderes y grupos de izquierda que renunciaron a su proyecto original, construir una organización propia. Después de la primera vuelta continuó la mutación, y ahora busca ocupar el espacio cubierto por Alejandro Toledo. En suma, el viraje al centro de Humala empezó en 2000, y muestra que no tiene ni lealtades ni referencias sólidas.

¿Cómo sería un eventual gobierno de Humala? Si bien las bases de su formación lo acercan a Hugo Chávez, desde 2000 ha mostrado un alto pragmatismo, que termina en su reciente conversión democrática y aceptación de la economía de mercado. ¿Alcanzará para acercarlo a Lula? Difícil decirlo, ojalá ocurriera. Una posibilidad intermedia es que la “toledización” de Humala sea literal: es decir, que encabece un gobierno errático, caótico, ineficiente, que paga el precio de su inexperiencia, de su confusión ideológica, de lo improvisada de su coalición.

PS. Expreso mi solidaridad a Jaime de Althaus por la agresión de la que fue víctima el viernes pasado.

martes, 3 de mayo de 2011

"Challenges to Democratic Governance"

Acaba de aparecer, en versión electrónica, disponible para todos los interesados, la versión en inglés del libro Desafíos de la gobernabilidad democrática. Reformas político-institucionales y movimientos sociales en la región andina (Lima, Instituto de Estudios Peruanos, 2010), del cual soy coautor y coeditor junto a Francine Jácome, bajo el título Challenges to Democratic Governance. Political and Institutional Reforms and Social Movements in the Andean Region.

El libro se puede descargar completo aquí:
http://www.gobernabilidadandina.org/descarga/1304338657.pdf

Y también aquí:
http://idl-bnc.idrc.ca/dspace/handle/10625/46499

"The articles presented in this book are the result of research carried out as part of the Democratic Governance in the Andean Region project, designed for the purpose of analyzing political and institutional reforms and the roles played by social movements in Bolivia, Colombia, Ecuador, Peru and Venezuela between the 1980s and 2008. Our work was based on the conviction that there are important dynamics and patterns, as well as problems and challenges, that are common to the Andean countries, although, naturally, there are variations insofar as intensity and specific national characteristics are concerned. The need for a comparative approach to an intense process of political reforms and social mobilization led to the research project whose results are being presented in this book".

Sobre la versión en español, ver:
http://martintanaka.blogspot.com/2010/10/desafios-de-la-gobernabilidad.html

Sobre el proyecto "Gobernabilidad democrática en la región andina" ver:
http://www.gobernabilidadandina.org/index.php

domingo, 1 de mayo de 2011

El fujimorismo en la segunda vuelta

Artículo publicado en La República, domingo 1 de mayo de 2011

Creo que los fujimoristas, con sacar el doble de los votos que obtuvieron en 2006, habrían estado más que satisfechos; esta suposición es coherente con la estrategia de campaña de primera vuelta, dirigida casi exclusivamente a reagrupar al voto fujimorista disperso. De allí que los acompañantes de K. Fujimori en las vicepresidencias y en la lista de candidatos al Parlamento sean figuras claramente identificadas con el gobierno de su padre. Esta estrategia tuvo éxito, al pasar del 7% de 2006 al 23,5% de 2011; y del 10,8% de congresistas en 2011 al 29% con el que contarán desde julio. Lograron además estar en la segunda vuelta –aprovechando los errores de sus adversarios–, en la que tienen serias posibilidades de ganar; han tenido la “suerte” de enfrentar a un adversario que genera tantas resistencias como ellos (sobre el que comentaré la próxima semana).

Para la segunda vuelta, el fujimorismo se ha visto obligado a cambiar de estrategia: se trata ahora de nuclear a quienes quieren evitar el triunfo de Humala a toda costa, y de convencer a los indecisos. Rápidamente, K. Fujimori se ha convertido en la candidata del establishment económico, político y social; este alineamiento sugiere que un gobierno suyo no tendría por qué recurrir a medidas como el cierre del Congreso o una manipulación grosera de los medios. Sí se puede tener dudas legítimas respecto a un uso clientelar de las políticas sociales, dada la presencia de sus antiguos operadores; y al respeto a la autonomía judicial y a la legislación nacional e internacional referida a la defensa de los derechos humanos, dada la evidente cercanía entre la candidata presidencial y su entorno, y la gran cantidad de sentenciados, procesados y prófugos vinculados al gobierno de su padre. El fundado temor a un indulto a este es apenas la punta de un iceberg.

Frente a esto, la candidata ha “jurado por Dios” que no indultará a su padre y que respetará la autonomía de las instituciones. A diferencia de Humala, cuya corrida al centro empezó en la primera vuelta, la de K. Fujimori aparece demasiado contrapuesta con su conducta previa. En otros países, dictadores llegaron al poder en democracia (Hugo Bánzer), así como candidatos que reivindican reformas implementadas durante la dictadura (como Piñera y la Alianza por Chile); sin embargo, esto ocurrió después de un largo procesamiento de cómo relacionarse con el legado dictatorial. Aquí la “conversión democrática” del fujimorismo suena muy improvisada y cosmética, aunque sería deseable que esa línea fuera la que marque su actuación en los próximos años, en los que serán un actor fundamental. Solo así podría superar la objeción moral que implica votar por un movimiento que considera como “el mejor gobierno de la historia” a uno carcomido por el cinismo y la corrupción, por la violación a los derechos humanos y por el irrespeto a las instituciones.